Veintidos.

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Observando a su pareja dormir pacíficamente, sus memorias le llevaron de nuevo a aquella noche de diciembre. Las cosas realmente parecían mejorar en ese entonces...

Cuanto se había equivocado.

Si bien, habían pasado cuatro meses desde aquello, las cosas no habían cambiado mucho... No en un sentido al menos. Ranpo prácticamente seguía viviendo en el hospital. Sus piernas finalmente fallaron y ahora solo podía permanecer fuera de su cama en una silla de ruedas. Aunque no lo dijese en voz alta, Poe sabía lo mucho que el ojiverde detestaba aquello.

Las visitas de Oda y Dazai se volvieron más constantes, trayendo a su vez en más de una ocasión a Chuuya, quien terminó siendo un gran amigo de Ranpo contra todo pronóstico, y a Ryūnosuke y Atsushi que, si bien no eran del agrado total de Edogawa, siempre agradecía su presencia.

Su atención volvió nuevamente a Ranpo, dejando el cúmulo de pensamientos a un lado. Acarició el ahora ralo cabello del menor, despertándole en el acto. Poe le sonrió.

- Lo siento, no fue mi intención despertarte.

Sin embargo, ambos sabían que era una mentira.

Allan había tomado la mala costumbre de siempre revisar sus signos vitales en el monitor cuando charlaban trivialmente; y, en aquellas ocasiones en que Ranpo dormía en su presencia, solía despertarle cada tanto con pretextos tontos, como el que había soltado en esa ocasión. El ojiverde siempre sonreía sin molestarse, comprendiendo el porqué su novio hacia aquello.

Simplemente, se recordó, tenía miedo de que ya no despertara.

- Debía tomar unas pastillas, está bien que lo hayas hecho.

Y como siempre, Ranpo le restó importancia a sus acciones.

Levantándose a prisa, Poe le ayudo a sentarse en la cama antes de pasarle los medicamentos. A ese punto, Ranpo podría jurar que Poe sabía que medicamentos tomaba y el horario de los mismos mejor que Yosano o Mori. Aquello le causaba cierta gracia amarga.

- Dazai te trajo chocolates mientras dormías. Dijo que volvía más tarde, que no le dijeras a Mori-san y que había cumplido. - Poe le sonrió, tendiendole un vaso de agua. - ¿Qué has descubierto ahora? El pobre lucía aterrorizado con la idea de que Mori-san descubriese lo que sea que hubiera hecho.

Ranpo echo a reír dejando la pastilla a medio recorrido hasta su boca. Poe sonrió al verlo de esa forma.

- Él idiota estaba por hacer algo con Oda-san en su casa y su hermana lo vio. Elise-chan dijo que yo también debía sobornarlo diciéndole que lo averigüe e hiciese que me trajera dulces como a ella. ¹

Fue inevitable que Poe no riera. Ese par en conjunto siempre buscaban la forma de sobornar a las personas para que les diesen dulces.

- Dejarán a Dazai en la miseria.

- No es como si un par de chocolates le quiten la mesada.

Poe negó y esta vez, Ranpo tomó finalmente su medicamento.

Aquella se había vuelto su rutina habitual. A falta de más permisos para salir, se dedicaban a entretener a Ranpo entre aquellas cuatro paredes. No era fácil en lo absoluto, en especial, notando lo mal que Ranpo se veía últimamente. En más de una ocasión, Allan había rogado a Mori por salvarle de lo que parecía un final inminente, pedía que buscase tratamientos experimentales o algo que simplemente, le asegurará que tendría a su novio un par de años más, pero había sido el mismo Ranpo quien le detuvo de sus peticiones aparentemente egoístas.

Al final, él nunca había cambiado su mentalidad con respecto a la muerte. ²

Al terminar, dejo todo sobre la pequeña mesa a su lado y estiró los brazos hacia el escritor que no dudó en abrazarle. Ranpo había comenzado a hacer eso siempre que le veía pensando demasiado.

Rivals. 『RanPoe, Fanfic』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora