14. Algo muy raro pasa aquí.

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Desperté por el ruido del televisor, la luz incandescente del sol entrando por las ventanas, tenía las mejillas húmedas y un poco pegajosas, me levante un poco cansada de ese cómodo sofá, observé con nostalgia todo mi alrededor, subí a lavarme la cara y los dientes, bajé las escaleras y rodeé las cortinas para tapar un poco el sol, apague el ruidoso televisor, comí algo que había en la cocina y subí a cambiarme. Entré una vez más en la habitación de Karen, me puse su ropa nuevamente, estaba muy cansada, no sólo sentimentalmente, sino, físicamente, me estaba muriendo lentamente en depresión y desesperación con todo esto, vacié toda mi mente y me distraje toda la mañana solo limpiando esta polvorienta casa, que llevaba ya tiempo sola, lo más probable y seguro es que viviría aquí otra vez, mis esperanzas con Jym bajaron de 1 a 0 igual que mis ganas de querer estar en una vida sin Karen, o sin mi padre, que ni siquiera se ha preocupado un poco en saber si estoy bien... Cuanto deseaba en ese momento y ahora mismo la vida de antes, la que tenía antes de que mi padre se fuera, de que mi mejor amiga y hermana se fuera, antes de que la persona que llevaba amando desde la escuela se fuera.

Luego de terminar de limpiar abajo; la cocina, la sala, el jardín, los baños, subí a las habitaciones, comencé por la mía ordenando los zapatos en suelo tirados de manera desordenada, tome las converse blancas que use el día del funeral y las lleve a mi closet, pero me percate de algo que brillaba dentro del zapato izquierdo, mi instinto de curiosidad hizo mover mi mano sola para tomar lo que parecía ser un anillo, fruncí el ceño; no uso anillos, y mucho menos soy tan desordenada para dejarlos caer en mis zapatos.

-¿Que demonios..?- Me dije a mí misma, visualizando bien el pequeño circulo de metal frío en mi mano.

Observé que dentro de él había algo escrito, decía "Hasta que la muerte...", parecía ser un anillo de compromiso, lo que no parecía nada realmente es ¿qué hacía en mi habitación? Por supuesto que no era mío, luego se me vino a la mente mi padre, pero no tendría ningún sentido el que estuviese en mí habitación, enfrente de esa frase habían dos letras, cada una seguida por un punto, y en la última un corazón, así: "W.D♥". Esto era demasiado raro, guarde el anillo en el bolsillo de mi pantalón y comencé a barrer. Mientras barría pensé en muchas posibilidades, buscándole una razón, quizás a todo esto, y las interrogantes que saqué fueron:  

1) ¿Qué hacía en mi habitación?

2) ¿A quien le pertenece? 

Y 3) ¿Cuanto tiempo llevaba este anillo aquí y yo no lo sabía, pues, pasé mucho tiempo fuera de casa?

 Aún no tenía mente para pensar en teorías y preguntas sin respuestas, mi mente solo pensaba en Jym, Karen y mi padre, por sí sola no me sentía lo suficientemente inteligente y "astuta" como lo había sido antes. Después de varios minutos ya no me sentía yo en mi casa, sentía que desconocía ese hogar en el qué había vivido toda mi vida, para que alguien estuviese en mi habitación tendría que tener acceso a la puerta de entrada de la casa, ya que las ventanas no estaban rotas y además permanecieron cerradas siempre, pero el único que lo tendría era mi padre... La puerta sonó en ese instante y mis pensamientos se fueron del mismo modo, el único que sabe donde estoy es Jym, pero no pensaba abrirle la puerta, luego siguieron tocando cada vez más fuerte, por lo que bajé furiosa las escaleras y abrí.

-¿Que quier..? Oh, ¡Zack! ¿qué haces aquí? Y-yo creí que... ¿cómo estás? Pasa.- Dije algo nerviosa, no esperaba su visita. No habló, ni siquiera mostró felicidad o siquiera algo cuando me vio, en su rostro se le podía notar que estaba vacío, que le había pasado algo, o qué quizá había visto un fantasma.- Oye, que tienes amigo, cuéntame...- Le tome el hombro, no dijo nada, solo me entrego una pequeña caja que llevaba en su mano.

-Ábrela.- Fue lo único que soltó en un susurro casi audible.

Abrí cuidadosamente aquella caja de cartón que él me dio, que pesaba un poco, a mí por ejemplo, me pesaba más la curiosidad, así que la abrí de un golpe y entendí perfectamente la estupefacción de Zack, muy cuidadosamente encima de una manta blanca se encontraba un dedo sin un cuerpo que lo acompañe, con un papel a un lado que decía impreso en negrita:

"Tu madre no tuvo mucha suerte, amigo. Espero que tú y tu cuñada y amiga Sara sí. Ella quería que fueses el padrino, lastima..."



Anna DallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora