16. Recuerdos y... ¿Tía Yenifer?

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Zack Mckoby Rive, chico castaño de ojos claros quien hace un mes desde el funeral de Karen me parecía un chico terrible, en el que no cabía duda que no podía confiar, uno de los principales sospechosos de la muerte de mi hermana ya que no sabía ni quien era, se había convertido en mi acompañante a todas mis investigaciones, ya que decidió unirse conmigo para poder descubrir qué pasó realmente. Lo más gracioso, pero cierto, de todo, era que teníamos en común las mismas personas en nuestra vida; conocía a Jym desde que estaban chicos ya que fueron vecinos, estaba en una relación con mi hermana desde hace ya meses por internet, su madre y mi padre tienen o tenían una relación más allá del trabajo (amorosa). Creo que las mejores amistades comienzan así.

Mi amigo me explicó en el camino a mi casa, que me fue a buscar en casa de Jym pero este se estaba comportando algo muy raro con él, ya que me confesó también que le dijo de mala gana que no me encontraba allí y que además se tardo mucho en abrir la puerta. "Él es así" fue lo único que le pude decir como explicación a Zack cuando me lo contó, sin embargo, el que "sea así" no signifique que debe tratar mal a nadie. 

-¿Quieres algo de café? Un buen sorbo de café tiene el poder de solucionar los malos ratos.- Él me sonrío y aceptó. Entonces camine hasta la cocina y encendí la cafetera.

-¿Como era ella Sara?- Se levantó del mueble Zack y me siguió a la cocina. Yo le sonreí.

-Era muy hermosa, Mckoby, su cabello castaño, ondulado y largo. Recuerdo que un día llegó a la casa con un mechón morado en su cabello, se le veía hermoso, yo estaba ahí en el mueble con Jym jugando a las luchas con su Play, estábamos comiendo palomitas cuando alguien abrió la puerta y ella se dejó ver, Jym se quedó sin palabras y lo único que dije fue "papá te va a matar", los tres reímos a carcajadas y luego se sentó con nosotros en el mueble y comenzamos a jugar los tres, eran momentos muy hermosos. Odiaba el instituto porque decía que la gente siempre la miraba extraño, era verdad, pero es que ¿quien no la iba a contemplar? Lo único que hacía era estar en su habitación, ahora que lo pienso bien Zack, yo siempre le contaba mis cosas, pero ella siempre estaba callada, quizá sí tenía problemas y nunca lo supe...- Entonces me abordé en llanto, él solo me abrazó y les juro que eso era lo único que me hacía falta en ese momento, un simple abrazo de alguien. El momento fue arruinado cuando la puerta sonó, ¿quien podría ser? Me sequé la cara con mis manos, y luego fui a ver de quien se trataba.

-Hola mi niña, ¿cómo has estado?- No sabía ni que decir, mi tía Yenifer, que no veía desde el funeral de Karen estaba aquí, la insolente, hipócrita y despiadada tía Yenifer.- Oh, no te preocupes cariño, no estaré aquí por mucho tiempo, tú padre me dijo...

-¿Qué quieren, tú y William?- La interrumpí mientras ella se adentraba a mi casa como si fuese la suya. Soltó una risita.

-Aún sigues diciéndole así a tu padre, que malcriada. Mi querido hermano William me envió para cuidarte mientras seas mayor de edad, además me mandó a darte esto.

-Yo sé cuidarme sola, lo he hecho toda mi vida. ¿Y que es esto?- Tomé el sobre amarillo que me dio aquella señora de treinta años de cabello corto pintado de blanco. Lo abrí, era una escritura del testamento de mi padre.

-Pero William no ha muerto, ¿por qué me das esto? 

-No cariño, no ha muerto, pero tu madre sí, hace mucho tiempo. Tienes que leer el documento, dice que serás dueña de esta casa cuando seas mayor de edad, por lo que lo tienes que firmar, la casa les iba a pertenecer a las dos, pero ahora que Karen no está, será tuya.- Al leer el documento decía claramente que el testamento era de mi madre, Keira Annaly Dallas, quien decía que la casa era de ella y por lo tanto hasta que sus únicas hijas no fueran mayor de edad la casa le quedaría a su esposo, mi padre Androws William Dallas, mi cumpleaños era el doce de mayo, dos días antes de que mi tía Yenifer llegara a mi casa con el testamento de mi madre, y justo dos días después de que aquel hombre me secuestrara.

-¿Por qué no nos entregaron esto antes?

-Cariño porque tu padre no estaba seguro,- me dijo con un tono de sinceridad, ese tono que tenía mucho tiempo sin escuchar- tu madre antes de morir le dijo que cuando tuviesen diecisiete ambas, se sentase con ustedes a hablarlo, pero cuando por fin se sintió seguro y lo iba a hacer ocurrió lo de Karen, con ello todo se salió de control y prefirió esperar a que las aguas se calmaran...

-¿Pero por qué no vino él a hablar conmigo?

-Sara él vino, pero tu le trataste mal, te fuiste y entonces no le dio tiempo.-Me sentí algo mal en ese momento, la tía Yenifer tenía razón, yo fui muy grosera con él cuando vino a hablarme de algo importante, ahora en dos días esta casa sería mía y no lo sabía.- Yo no creo que el comportamiento que estás tomando con tu padre sea el que tu madre haya querido que tomaras, yo sé que él no fue el mejor con ustedes, pero es tu padre Sara, esa no fue la manera en que tu madre te crío.- Pero claro que mamá estaría decepcionada de mi, pero ella sabía que yo iba a crecer y que tomaría mis propias decisiones, de eso estaría orgullosa...  

-Mi decisión no es odiar a mi padre, sino tratarlo con la misma indiferencia con la que él me trató a mi, con la que nos trató a ambas. Firmaré lo que sea necesario firmar, pero a ese hombre no lo quiero en esta casa, ni en mi vida. 

Anna DallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora