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Subimos al auto, Chris, yo, y mi aturdimiento interno.

-¿Porqué desapareciste?-preguntó mi castaño amigo con intensa cautela.

-Pensé que sería buena idea darte un tiempo para que estuvieras con Lola-me encogí de hombros.

-Sí, y disfruté la mitad de ese tiempo.

-¿Quince minutos?-Bueno... rompí mi record ¿no?-sus labios dibujaron una sonrisa sin mucho ánimo-Y despues llegaron Jared y su primo...

-Justin-musité interrumpiendolo y una pequeña chispa de alegría tocó mi corazón al pronunciar su nombre.-Sí, ¿ya lo conocías?-preguntó con una nota de sorpresa en su voz.

-Es mi vecino-Y sin quererlo mi voz sonó hostil.

-Y por lo que veo no te agrada mucho que digamos, pero en cierta parte te entusiasma-me miró acusador.

-¿Entusiasmarme?-le miré nerviosa.

-¿Pensaste que no me di cuenta de cómo lo miraste?-sonrió de la misma forma en la que me miró-Tus ojos... brillaron.Sacudí la cabeza en señal de rechazo a lo que había dicho.

-¿Te das cuenta de que te contradeciste?-dije a la defensiva-Agrado y entusiasmo son palabras con significado parecido.Sacudió también su cabeza y rió por lo bajo.

-Tú sabes que tengo razón.

Dí por terminada la conversación mirando hacía la ventana, mientras escuchaba cómo las burlescas sonrisas de Chris volaban por el aire. LLegué exahusta a casa, sólo quería descansar; así que dejé que la suavidad de mis sabanas y la blandura de mi colchón que cedía a la presión de mi cuerpo, me envolviera en un profundo sueño del cual, anhelaba me diera fuerzas para despertar al día siguiente.

Los traviesos rayos de Sol transpasaron libremente mi ventana puesto que la noche anterior había olvidado cerrar las cortinas.Me levanté encandilada y con un ligero dolor de cabeza. Era domingo, no había mucho que hacer en realidad; así que después de desayunar decidí salir a dar un paseo. Me gustaba caminar, no en exceso, por supuesto, pero sí lo adecuado. Había un parque que no visitaba mucho, no desde... hace tres años. Me traía tantos érroneos recuerdos que decidí mejor ignorar. Pero mis traicioneros pies, me guiaron hasta allí.No había cambiado mucho, sin embargo; la verde hierva se hacía notar más que la última vez. Me senté en una de las blancas bancas que allí había, y dejé que la suave brisa de un típico domingo en la mañana, rozara mi cara y despeinará mi cabello.Estando allí sentada, empezé a sacar cuentas, hace poco menos de una semana que los sueños habían desaparecido; y en cuanto estos se esfumaron, la sensación de vacio nació. Una sensación parecida a la que sentí hace tres años cuando el amor hizo de mí su víctima y por consiguiente, su broma. Esta vez, por supuesto, no era tan doloroso.Comenzé a pensar en el chico con el que soñaba, Drew; fornido, cabello Liso y castaño claro, voz suave, profunda y fina... y mis pensamientos pasaron a Justin; gozaba de las mismas cualidades sólo con la ventaja de tener más, las que Drew no mostraba... Reí para mis adentros, ni siquiera sabía porqué los comparaba, quizá tenían los mismo rasgos, claro, los que yo alcanzaba a percibir; pero ambos eran completamente distintos; Drew parecia... quererme, y Justin... odiarme; ya sin contar que uno era real y el otro... no. Pero entonces vino a mi mente otro pensamiento... los sueños desaparecieron el día que conocí a Justin... Todo esto era confuso, complicado y sobre todo rídiculo. Una vez más, mi absurda imaginación había sobrepasado los límites.Miré la hora que indicaba la pantalla de mi móvil... había estado por media hora dándole luz verde a mis pensamientos. Decidí irme a casa, así que me paré dejándo una banca vacia y comenzé con un pequeño paso para desarrollar una gran caminata. A los pocos segundos de haber retomado el camino, sentí que alguien me seguía, giré un poco mi cabeza y miré or la colilla del ojo. En efecto, alguien me seguía, o al menos caminaba muy cerca; era un tipo con una barba pequeña, delgado y sin cabello.

-¡Heey tú!-pronunció

-¿Me regalas tu nombre?Giré mi cabeza de nuevo; cómo odiaba a los tipos así; además de insensibles, parecían unos idio'tas. Lo ignoré. Era más que obvio que se dirigía a mí, puesto que era la única por aquella vereda.

-Te queda muy bien esa blusa azul-seguía detrás mío. Puse los ojos en blanco con una más que molesta expresión en mi cara.

-¿No me vas a regalar tu nombre?-continuó.Me giré enfadada a el.

-¿Quieres largarte?!-expresé con una nota de molestia en mi voz y me giré de nuevo.Sentí cómo se acercó con pasos acelerados y agarrándome fuertemente del brazo me acorraló contra un árbol. Le miré horrorizada, al borde de la histeria.

-¡Te pedí por las buenas tu nombre!

-Y ella te dijo que te largaras-gruñó una voz aterciopelada, profunda con un matiz de amenaza.

Simplemente no quiero extrañarte esta noche (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora