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Le miré sorprendida y con pasos decididos se interpuso entre ese tipo y yo; dándole una mala cara al sujeto y la espalda a mí.

-¿Y tú quién eres?-expresó el tipo a la defensiva.

-Alguien que puede hacer que pases un par de noches en prisión por acosar a la chica, así que te conviene largarte ahora mismo -su voz hostil y amenazante no dejaba de ser perfecta. El sujeto me dio una mirada de molesta resignación mientras yo me escondía detrás de la espalda de Justin, quien no dejó de mirarlo hasta que el tipo desapareció.Sinceramente, me había asustado mucho, pero ahora con Justin allí, todo miedo parecía lejano. Se giró con cautela y me miró. Sus hermosos ojos miel parecían culparme de algo; pero me perdí en su refulgente brillo sin poder evitarlo.-Gra-Gracias...-musité con un hilo de voz que apenas alcanzaba a escucharse.

-Eres una chiquilla tonta-masculló girándose con cierto aire de desesperación que no logré comprender.-¿Disculpa?-y entonces mi voz se tornó más fuerte pero no más segura.

-¿No pudiste tan sólo seguir caminando e irte?-empezó a caminar en la misma dirección a la que yo me dirigía.Le seguí.

-No te entiendo ¿sabes? Me dices que no quieres ser amigo mío, luego apareces y te haces el héroe, y segundos después resultas ser uno de los malos.

-¿Tú crees que yo soy el malo?-soltó una sonrisa dolida- Lees mucho esos libros de vampíros.

-¿Y tú cómo sabes que los leo?-pregunté sorprendida pero con cierto recelo. Su rostro tomó una expresión aún más seria; pareció como si hubiese quedado al descubierto sin haberlo querido.

-Lo supuse-continuó con la expresión dura en su rostro

-¿Porqué lees tanto esos libros? Es un poco absurdo... ¿un vampíro enamorado de una humana? ¿Y eso qué tiene de gracia?

-¡No es absurdo!-repuse a la defensiva-¡Es apasionado! Él sacrifica el amor que le tiene para intentar protegerla...-Le alcanzé y el se quedó a una corta distancia detrás mío.

-Sacrificar el amor que le tiene...-murmuró y soltó una pequeña sonrisita burlona-¡Qué ironía!-musitó.Sin embargo no entendí lo que quería decir, pareció más hablar consigo mismo.

-¿Y protegerla de qué?-refunfuñó-Él es el que debería protegerse.

-¿De qué?

-¡De ella!-articuló como si fuese obvio.

-¿Y porqué debería protegerse de ella?El silencio que se produjo por la falta de su respuesta me obligó curiosa a voltear a mirarle. Su mirada era dirigida hacía un lado, como si tuviera la respuesta pero se negara a decirla.

-¿Justin?-musité esperando.Me miró.

-Hablas demasiado-Refunfuñó.-Si tanto te molesto ¿porqué me sigues?-me defendí.

-No te sigo; voy para mi casa, y aún cuido niñas tontas-me lanzó la indirecta.

-¡No soy una niña y sé cuidarme sola! Quizá esta vez no necesite que me salves.

-Quizá no debí de haberlo hecho antes-sus perfectos labios seguían dibujando una línea recta.

-¿Y porqué lo hiciste entonces?-le reté enarcándo una ceja.

-Aveces hago cosas que no debo de hacer-Musitó con pesar pero pareció referirse a algo más.

-¿Esa es tu respuesta?Y en ese justo instante me percaté de que habíamos llegado a nuestras casas. Cuando miré de nuevo a Justin, este ya se encaminaba a la suya sin darme respuesta alguna. Al menos no concreta. Me introduje a mi casa con una frustración que inundaba cada fibra de mi cuerpo pero con un deslumbramiento interno que me llenaba de pensamientos y todos con un nombre... Justin. Me había cautivado con toda la gracilidad y encanto de sus expresiones. Pero aún tenía una duda... ¿Qué me hacía merecedora de su enemistad?

Al día siguiente tenía la esperanza de que mi mente estuviera despejada... pero una vez más, me equivoqué; ultimamente, desde que lo conocí, me he descubierto pensando en el... Justin me era tan sencillamente encantador que en cierta parte me era imposible no pensarle.

-Chris, ¿me acompañarás al centro comercial?-pregunté después de decir el típico "Hola" al verle.

-Lo siento _____. Iré a visitar a mis primos-dijo desganado.

-¿A tus primos? ¿Pero...?-No me agradan lo sé-torció el gesto-Pero mamá está empeñada a llevarnos a Alex y a mí.

-Bueno, Alex es un niño de ocho años, tu madre aun puede disponer de él; pero tú ya tienes diécinueve...

-También sé eso; pero mamá está tan entusiasmada con la idea que no quiero ser egoista... Lo siento, de verdad.-No te preocupes; puedo ir sola-sonreí. 

El día en el instituto no fue la gran cosa. Todo era lo mismo; pero lo único que marcó la diferencia fue la expresión ausente en el rostro de Lola, ella normalmente era alegre, siempre se miraba con una gran sonrisa y ahora, por alguna extraña razón que desconocía, había desaparecido.Chris me llevó al centro comercial, hubiera deseado que se quedara conmigo, pero obligarlo a elegir entre su familia y yo, sería egoista de mi parte. Agradecí el aventón y me introduje en la inmensa tienda... sólo pensaba comprar algunos víveres puesto que dinero no traía mucho.

-¡_____!-una voz femenina y dulce me llamó.

-Andrea, ¡Hola!-¿Puedes ayudarme en algo?-preguntó

-Por supuesto-Me era increíble que me tratara como si me hubiese conocido desde hace tiempo. Y eso me agradaba.

-Ven-me pidió y se dirigió al departamento de ropa. Le seguí. Tomó entre sus manos un par de vestidos, uno en color azul celeste y otro en rojo encendido. Ambos de noche.

-¿Cuál crees que es el mejor?-preguntó mostrándome las prendas.

-Amm... creo que me gusta más el celeste...

-¡Genial! Ya lo había escogido, pero necesitaba una segunda opinión

-Me dió una gran sonrisa mientras ponía de nuevo el vestido rojo en su lugar.

-Bueno, ése vestido es realmente lindo, y el azul es uno de mis colores favoritos.

-¿Sabes?-me miró-¡Creo que tu y yo seremos grandes amigas!-sonrió Yo esbozé una sonrisa ante la idea de que aquella linda chica se agregara a la reducida lista de amigos.

-¿Tienes algo que hacer el miercoles por la tarde?-me preguntó.

-Amm... no que yo sepa.

-¡Excelente! Podrás ayudarme a arreglarme para mi cita con Ry-dijo entusiasmada.

-¿Saldrás con Ryan?

-Así es, para eso es el vestido.-sonrió.

-Me encantaría ayudarte-le devolví la sonrisa más sincera que había en mí. Había algo en Andrea que de alguna extraña manera me provocaba confiar en ella. Era una sensación diferente a cuando estaba con Chris; la idea de tener a una amiga para hacer cosas de chicas, me entusiasmaba; y Andrea parecía ser la indicada.

-Andrea...-musité vacilante.

-Dime-me miró y el tono miel de sus ojos me mostraban sinceridad.

-¿Cómo... cómo sabes si... te gusta un chico?.pregunté al fin. Ella me miró con desconcierto.

Simplemente no quiero extrañarte esta noche (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora