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Sabía que ya había amanecido, puesto que el sol jugaba a filtrarse por mi ventana en un ángulo que llegaba hasta mi rostro. Abrí los ojos con pereza y me deshice de las sabanas que me abrigaban; salté de la cama en un minuto para tomar la rutinaria ducha de todas las mañanas. Aun tenía que avisar a mis padres que me iría por un par de semanas, y encontrar también la manera de no alarmarlos por una ausencia ligeramente larga. Oí el teléfono sonar y corrí hasta el para descolgarlo.

-¿Diga?

-_____, soy Lola…-dijo la fina voz de mi amiga del otro lado de la bocina

-Disculpa, dices que este fin de semana nos iremos, ¿verdad?-Sí, de hecho; mañana, a las seis de la mañana.

-¿Seis de la mañana?-preguntó escandalizada-¿En domingo? Reí. De lo poco que sabía de Lola, tenía en claro que una de sus cosas favoritas era dormir.

-Sí-repuse con desgano. Oí un suspiro golpear la bocina.

-Está bien-dijo resignada

-Pero… ¿cómo estaré a tiempo allá?

-Mmm… si quieres puedes venir a dormir aquí-sugerí.

-No es mala idea. Si me quedo dormida serás mi reloj despertador-rió. Era genial saber que el buen humor que la caracterizaba estuviera volviendo

-Llegaré a tu casa a las nueve de la noche. Espero que Dina quiera llevarme.-Puedo decirle a Chris que pase por ti.-Sería mejor. Por favor-musitó aliviada de haberse salvado de pedírselo a su tia.-De acuerdo,Chris estará en tu casa a las ocho treinta.

-Está bien. Hasta la noche.

-Adiós.Colgué el teléfono adivinando la expresión que Chris haría al pedirle el favor.

Que por supuesto, más que encantado aceptó.Esperé ansiosa la décimo novena hora para llamar a mis padres. Estaba nerviosa puesto que no son muy fáciles de convencer. Richard, mi padre; era un hombre duro y severo. Alice, mi madre; una mujer desconfiada y protectora. Ambos unos huesos difíciles de roer. Mi pie golpeteaba nervioso contra el piso mientras el teléfono sonaba y esperaba a que alguno de mis progenitores se dignara a contestarme.

-¡Mamá!-articulé al oír la voz de la mujer que me crió

-¿Porqué no contestaban?-quise saber.

-Tu padre no está y yo estaba en el baño-se excusó.

-¿A dónde fue papá?

-Está en una junta.

-Claro…

-¿Y cómo estás allá? ¿No te hace falta nada?-preguntó.

-Mmm…-vacilé

-Estoy bien ma, pero sí me hace falta algo…-musité como quien no quiere la cosa.

-En cuanto llegues a casa de nuevo, quiero que nos llames.

-Hecho-dije feliz al haber logrado mi objetivo

-Gracias, mamá.Colgué el teléfono. ¡Vaya que puedo llegar a fingir mejor de lo que creí! Lola llegó cinco minutos después de las nueve, y Chris le ayudó a bajar y llevar su maleta hasta la sala de mi casa. Lola le agradeció con una sonrisa y Nick se la devolvió con un profundo suspiro. Me giré para no ver la tierna escena que mis amigos proyectaban, y para evadir el vacío dentro de mí. Observé la maleta de Lola, era pequeña y dudaba que ropa para dos semanas se albergara allí.

-Emm… Lola-me giré para observarla

-¿Te mencioné que nos quedaremos allí por dos semanas?

-No-dijo y comprendió el porqué de mi pregunta

-Pero descuida, tengo allí ropa hasta para todo un mes-aseguró.

-¿Dos semanas?-preguntó Chris con su rostro chispeando de entusiasmo

-¡Genial!Sonreí casi sin ganas de hacerlo.

-Las veo mañana chicas. Duerman bien-dijo mi rizado amigo saliendo por la puerta y cerrándola tras de si.Miré la maleta de Lola una vez más mientras ella se despedía de Chris. Y cuando éste cerró la puerta, abrí los ojos de par en par, como si el ruido de la madera cerrada me hubiera acordado de que mi maleta aun no estaba lista.

-¡Rayos!-mascullé.

-¿Qué pasa?-preguntó Lola.

-Aún no alisto mi maleta-dije avergonzada.

-No te preocupes. Yo te ayudo-me sonrió. Le devolví la sonrisa e hice que me siguiera hasta mi habitación. Con la ayuda de Lola terminé en un santiamén y para mi sorpresa, la maleta no lucía tan grande ni tan abultada como pensé que sería.

-¿Dónde dormiré?-preguntó cuando el sueño empezaba a hacer presencia. Otra cosa que no había pensado. Definitivamente a mi cerebro le faltaba funcionar mejor. Lola leyó el desequilibrio en mi expresión.

-¡Oh! No te preocupes. Dormiré en el suelo.

-Si tú duermes en el suelo, también yo. No estaría cómoda durmiendo en una cama mientras tu duermes en el suelo-dije-Pero igual mi cama es lo suficientemente ancha para abarcarnos a las dos

-me encogí de hombros.

-Eso sería raro-miró la cama

-Pero igual es más cómodo que el suelo-sonrió.Ambas nos acomodamos de forma opuesta sobre la cama, sus pies llegaban hasta mi cabeza y las mías hasta la suya. A pesar de que en mi cama había el doble de materia, aun sobraba espacio.

-_____...-musitó Lola en la oscuridad.

-Dime.

-¿No te has vuelto a enamorar? Sentí el vacío de nuevo. Una horrible sensación de dolor que se albergaba en mi pecho y me angustiaba de forma incontrolable.-No-respondí con voz ahogada.Lola sabía la historia de un pasado que no me gusta recordar. Sabía muy bien lo que yo había sentido alguna vez por aquel nombre que me negaba a pronunciar. Y todo lo que después sucedió.

-¿Ni siquiera de Chris?-preguntó cautelosa.

-Chris es mi mejor amigo, es como mi hermano. Yo no puedo enamorarme de Chris; pero la chica que lo haga, seguro será muy afortunada. Christian es una excelente persona. Una joya.Lola aventó un suspiro al aire.

-Chris es una gran chico-concordó, se quedó en silencio un gran rato y después habló de nuevo

-Buenas noches, _____.-Buenas noches.Entre el dolor de mi pecho y el recuerdo de aquel sentimiento, un suspiro se me escapó… Tenía el suficiente sueño como para ignorar aquello, para no darle importancia. Anhelé entonces que el sueño me hiciera su víctima.

El golpe sobre uno de los platillos de batería sonó seguido de la entonación de las cuerdas de una guitarra eléctrica. Me desperté debido al sonido y manoteé aun con los ojos cerrados sobre el buró que tenía a mi lado. Tomé mi celular que no dejaba de sonar y abrí sólo un poco los ojos para no presionar un botón equivocado al contestar, de pasada miré quién era la persona que me llamaba.

-¿Qué quieres?-le pregunté con desgano.Largó una gran carcajada que despertó a las neuronas que aun estaban dormidas dentro de mi cabeza.

-Sabía que aún estabas dormida-se burló.

-Chris, aun no ha amanecido, la gente normal duerme de noche.

-Sí, chica normal; pero son las cinco treinta de la mañana, en media hora partiremos y será mejor que te despiertes ya. Mejor dicho, que se despierten ya. ¿Despierten? Recordé que Lola dormía también allí. No estaba para nada acostumbrada a compartir con ella fuera de la escuela, por lo tanto lo olvidé por completo. La miré, aun dormía.

-Estoy afuera de tu casa, ¿serías tan amable de venir a abrirme?Expiré con desgano.

-Ya voy-y trunqué la llamada con brusquedad. Me levanté tallándome los ojos mientras mi boca se abría para dar libertad a un bostezo.Bajé con pereza y abrí de golpe la puerta; aun oía el canto de los grillos en el jardín y el cielo aun estaba pintado de un negro azulado. Era una madrugada fría.

-Christian, ¿porqué no duermes como la gente normal?-refunfuñé.

Simplemente no quiero extrañarte esta noche (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora