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Al día siguiente me encontraba un poco mejor; quise tomar aquello como una pesadilla solamente, y no darle importancia alguna. Chris pasó por mi a la hora de siempre; lo necesitaba, necesitaba a mi mejor amigo; pero no quería que me hiciera hablar de la noche anterior.

-¿Y? ¿Quién fue tu cita? ¿Cómo salió todo? ¿Resultó un idio'ta? ¿Porqué no me llamaste? ¿A qué hora llegaste anoche?-me bombardeó con preguntas tal y como lo había pronosticado.

-¡Hola _____! ¿Cómo estás? Yo bien Chris ¿y tu?-le miré mordáz.

-Lo siento-se disculpó-sólo quería saber que tal te fue.Inspiré con enfado.-Contestando a tus preguntas: Justin fue mi cita, la cual resultó un asco por que él es un idio'ta. Estaba demasiado ocupada en crear un insulto para Justin que olvidé llamarte. Mi "cita"-hice las comillas con las manos

-se acabó a las diez de la noche y llegué a casa media hora después lo bastante cansada que no tardé más de quince minutos en perder la conciencia. Chris sopesó mis palabras.

-¿De verdad resultó tan mal?-preguntó al notar el tono hosco de mi voz.

-¿Tú qué crees?-musité.Llegamos al instituto, donde las clases se convirtieron en un fastidio soportable comparado con lo que había vivido la noche anterior. Me descubrí muy distraída- más de lo que siempre he sido-en cada clase; les restaba demasiada importancia a lo que tenía como obligación escuchar y comprender, y más cuando el fin de curso se avecinaba y los exámenes vendrían tomados de la mano a ello. En estos últimos días había notado una expresión ausente en el rostro de Lola; y eso me tenía inquieta, no parecía ser ella misma, se notaba triste, y eso me preocupaba; después de todo, ella era una de las pocas personas con la que compartía un poco de mi vida.Por la tarde estando en casa, me dirigí a mi habitación; aquellas cuatro paredes que me habían visto crecer por diecinueve años, eran mi refugio. Miré la chaqueta de Justin sobre mi cama, aun estaba allí. Le lancé una mirada envenenada y furiosa, ¡cómo si aquella prenda pudiera comprenderme! ¡Vaya locura a la que había llegado!

-Estú’pido Justin…-refunfuñé en susurro.Tenía pensado darle la chaqueta a Ryan para que se la devolviera; yo, no lo iba a hacer; y si él la quería, entonces que él viniera por ella. Había amanecido con un extraño ambiente soleado para ser Noviembre. El renuente desgano propio de mí en cada mañana había enfatizado más en mi cuerpo.Levanté medio cuerpo de la cama y mi vista se posó en la prenda que descansaba sobre una de las esquinas de mi acolchonado mueble. Genial. Ahora el primer pensamiento del día había sido aquella persona que ahora detestaba. Me levanté a regañadientes y tomé la chaqueta para deshacerla de mi vista, así que la desaparecí entre todo mi desordenado armario. Me preguntaba hasta cuando se dignaría a aparecer reclamando lo que le pertenece.

¿Tanto me odia como para dejar aquel objeto en abandono sólo por haber sido usado por mí?

¡Qué estú’pido e inmaduro de su parte!A las últimas horas tenía clase de Economía; un tema que me parecía aburrido en exceso, pero que me resultaba de lo más sencillo; poniendo claro, la atención debida. Me senté ocupando un lugar de la última fila de lado izquierdo del aula; ni siquiera le tomé importancia a la persona que se sentó a mi lado.

Tomé mi bolígrafo y garabateé sobre mi cuaderno, el tema que el profesor Gómez nos expondría hoy. Empezé a pensar en Justin; alguna razón tenía que haber para que le disgustara tanto, si no era el asunto de estar celoso de Ryan por Andrea; entonces, ¿qué era? Mi cerebro no podia producir alguna otra hipótesis lógica, por mucho que me estrujara los sesos en busca de respuestas, éstas se negaban a cooperar. Quizá... ¿no le gustaba mi forma de vestir?... Me burlé ante aquella idea; eso era demasiado ilógico e inmaduro. ¿Cómo podría odiarme por eso? Su razón parecía ser fuerte y no una estúpi'dez como esa. De acuerdo, ¿odiarme? No, el mismo lo negó; sin embargo, se negaba a ser mi amigo; tal vez... mi forma de ser tan torpe y despistada le desagradaba; no me odiaba por eso, pero era lo suficiente como para que él no quisiera relacionarse con una persona como yo.Refunfuñé para mis adentros; aquella hipótesis era lo mejor que tenía y aún así, no me parecía lo suficientemente buena como para justificar su desagrado hacía mí. El pitido del timbre de salida interrumpió todo tipo de cavilaciones que mi cabeza producía; miré la hora extrañada... ¡Dios santo! ¿Eran ya las dos de la tarde? ¿Cómo diablos se pasó tan rápido la hora?

-Más vale que estudien esto, vendrá en su examen de la próxima semana. Oí al profesor Gómez decir mientras borraba sus anotaciones de la pizarra. Miré mi cuaderno; y mis apuntes eran sólo una hoja en blanco con las palabras "Tasa de valores" escritas en la parte superior de ésta... Miré hacía todos lados, todos recogían sus cosas ya. ¡Rayos! Me gasté todo el tiempo cavilando alguna razón para justificar el desprecio de Justin que no tomé más nota que el tema.

-¿Necesitas ayuda?-musitó una voz femenina que no reconocí puesto que no la escuchaba mucho.Me giré hacía la izquierda; aquella dulce voz provenía de mi compañera de clase, la chica que se había sentado conmigo. Leslie.

-Algo...-admití un poco avergonzada.-Toma mis notas, puedes copearlas si quieres.

-¡Gracias!-dije con toda la sinceridad que me embargaba en ese momento. Ella me sonrió y dejó su cuaderno a mi lado para después salir por la puerta. Agradecí infinitamente a Dios que fuese Leslie quien haya compartido asiento conmigo. Era una de las más inteligentes de la clase y sus apuntes seguro me ayudarían bastante. Me arrepentí de un momento haberla juzagado mal; por su apariencia parecía ser una chica vanidosa y materialista... ojos pardos y grandes bien coloreados con sombras sobre sus párpados; cabello negro y rizado que llegaba a la altura de sus hombros, con un fleco que a producto de planchas siempre lucía lasio; su complección era delgada casi como yo, pero lucía más. Era bonita en realidad.Tomé su cuaderno junto con los míos y los metí todos en mi morral. Chris me esperaba en el estacionamineto, arriba ya del mustang antiguo color negro.

-¿Porqué tardaste?-preguntó curioso.

-Hice varios descubrimientos...Él me miró intrigado. Continué

-...Me he dado cuenta de cuán depistada puedo ser; también de que mi desconcierto puede causar compasión y de que Leslie Massen no es una mala persona...Chris rió y puso los ojos en blanco. Llegué a casa con la cabeza llena de preguntas y por mucho que buscara, no le encontraba respuesta a ninguna. Miré el cielo estando sentada junto a la ventana de mi cuarto. Otro día había llegado a su fin, la noche había colocado su manto estelar y el sueño empezaba a hacer presencia. había estado por horas mirando hacía la nada a través de mi ventana, pensando alguna razón por la que Justin no quisiera ser amigo mío. Había estado pensando todo el día en eso. ¡Vaya manera de gastar el tiempo!Retiré mi vista de la brillante luna y miré fugazmente hacía abajo, donde mi mirada se posó en la puerta de la casa de enfrente... Justin me miraba y como un niño que fue pillado haciendo algo que no debía, se introdujo en su casa cuando mi vista se fijó en el. Vaya anomalía de pensamientos, ahora todos giraban entorno a Justin... era extraño. 

Simplemente no quiero extrañarte esta noche (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora