-¿Qué haces aquí?-le cuestioné confundida.
-Vengo por mi chaqueta-respondió con rostro serio.
-Ya te habías tardado-mascullé dándome la media vuelta para encaminarme hacia las escaleras. Le miré por el rabillo del ojo, tenía un pie puesto dentro de la casa. Me giré con brusquedad.
-¡Hey!-articulé- ¡Quédate afuera! Yo no dije que podías pasar. Me miró fijamente por un segundo y desvió la mirada después.
-Qué descortés-masculló retirando el pie. Reí con sarcasmo y cierto aire de reproche.
-No eres el indicado para hablarme de cortesía-dije enarcando una ceja
-Quédate afuera-repetí.Subí a mi habitación a buscar la dichosa prenda; miré mi cama y después recordé que la había guardado en el armario. Me dirigí a éste y busqué por todos lados, ¿dónde estaba? Estaba segura de que la había guardado allí. Miré de nuevo mi cama… la mente me estaba jugando una mala pasada ¡Dios! ¿Dónde estaba aquella prenda? Revolví de nuevo mi armario de arriba abajo esa tonta chaqueta tenía que estar allí. Estaba por volverme loca pero entonces vi el verde seco de su chaqueta en una de las esquinas de mi armario… la tomé frustrada y a la vez hice una expresión de victoria; me sentía como si le hubiese ganado la batalla a aquella prenda cuando ésta; ni siquiera me había declarado la guerra.
-Estú’pida chamarra-mascullé dirigiéndome a la puerta de mi habitación y sin apartar la mirada de envenenamiento de la prenda. Justo iba a poner un pie afuera de mi habitación, choqué con un duro pecho revestido de una franela roja, levanté la mirada y me encontré con unos hermosos ojos miel que reflejaban mi rostro. De repente, los latidos de mi corazón se dispararon frenéticamente… una sensación que no había sentido desde hace tres años… Los ojos de Justin bajaron lentamente hacía mis labios que se encontraban entreabiertos y trabados sin poder hablar.Y de pronto cruzó por su rostro una expresión de amargura y dolor, la distancia que había entre nosotros era sólo de unos cuantos centímetros que podía sentir perfectamente su tenso respirar y el dulce aliento que golpeaba contra mi rostro.
Entrecerró los ojos un par de veces. A juzgar por su expresión, parecía un adicto resistiéndose a la más codiciada de sus drogas. Se apartó con dificultad, pude notarlo, respiro profundamente; mientras yo me quedé inmóvil ante el dulce aroma que segundos antes había jugueteado por mi boca.
-Mi chamarra no es estú’pida-susurró y me sorprendió oír que tartamudeaba. Pero entonces me arrebató de las manos la prenda, y en ese momento mi mente se despejó y mi ser pareció despertar de una ensoñación. Fruncí el ceño.
-Tienes razón-dije-el estú’pido es el dueño. ¿Qué palabra de “Quédate afuera” fue la que no te quedó clara? Justin se dio la media vuelta y empezó a caminar hacía las escaleras.
-Me preocupé-musitó. Le seguí.
-¿Preocuparte?-y mi voz dejó el tono hosco para inconcientemente convertirse en uno más tierno.Se tardó unos segundos en contestar.
-Pensé que le ibas a hacer algo en plan de venganza-masculló. Entonces mi gesto se deformó en una mueca de coraje.
-¿Venganza?-volví al tono hosco-A mi no se me ha enseñado eso; pero lo que si he aprendido muy bien es la reciprocidad- dije insinuando la actitud odiosa con la que yo me comportaba con el.
Él soltó una sonrisita dolida.
-Tú no sabes lo que es reciprocidad-afirmó con amargura y una nota de dolor en su voz.
-¡Já! ¿Y tú sí?-refunfuñé.
-Al menos, lo intento-se encogió de hombros mientras bajaba con tremenda gracilidad por las escaleras.
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Simplemente no quiero extrañarte esta noche (Justin Bieber)
FanfictionAmor... esa es una palabra que en mi diccionario no existe. Después de tres años, aun no hallaba la manera de desintoxicarme del pasado, un pasado que ni por la mayor fortuna del planeta tenía pensado volver a repetir, ¿enamorarme de nuevo? ¿y eso p...