31

1.3K 55 0
                                    

Después mi vista se posó en su perfecto dorso que de un momento a otro me quitó el aliento, los latidos de mi corazón estallaron desbocados contra mi pecho y el mundo a mi alrededor desapareció. Un frenético deseo de tocar sus labios llenos me sacudió desde la planta de los pies hasta el último pelo de mi cabeza. Mi fuero interno se encontraba conmocionado, tan sólo tenerle cerca desequilibraba todo mi mundo; los latidos de mi corazón gritaban desbocados el nombre del ser que tenía a sólo unos centímetros de distancia. Justin.Estaba tan concentrada en definir mis emociones que, no me percaté de la mirada en el hermoso par de ojos destellantes que tenía enfrente. En los diferentes tonos de aquellas pupilas miel, en lo más profundo pude ver un sentimiento distinto al que Justin generalmente me mostraba, un sentimiento que jamás vi en algunos otros ojos; una dulzura tan descomunal que de algún modo, me invadió de tranquilidad, de paz. El estadillo del cuerpo de Chris contra el agua me hizo volver al mundo exterior. Justin pareció también haber despertado de una ensoñación.

-¿Estás bien?-preguntó de pronto, con voz amable.Me limité a asentir torpemente con la cabeza, no estaba segura de que mi voz sonara fuerte o convencida. Dio un solo movimiento con su cabeza y se dirigió hacía los demás, nadando grácilmente. Recordé la furia que debía de tenerle a Chris, pero repentinamente había desaparecido. Debería estar molesta con Chris, sin embargo no lo estaba. Me quedé allí, inmóvil en el agua, hasta que oí mi nombre de la boca de Andrea; lo único que hice fue girar mi cabeza para que mi vista se posara en ella. Me hizo una seña con la mano para que me acercara a ellos, al parecer era la única extraviada que divagaba lejos de la multitud. Nadé hasta ellos, y mi vista se fijó en un hermoso paisaje. Parecido a esos que exhiben en los museos, sólo que éste era de verdad. El sol resplandecía sobre el lago pintando rieles, haciendo que los destellos de las gotas de agua que resbalaban por el trabajado pecho de Justin, brillaran como perlas en su piel. Su hermosa sonrisa relampagueó de pronto, opacando incluso el brillo de las perlas. Si él se estaba divirtiendo, ¿por qué yo no habría de hacerlo? Después de una entretenida natación y de uno que otro infantil juego bajo el agua, decidimos que ya era hora de irnos. Salí del agua chorreando de pies a cabeza, el repentino aire helado me hizo tiritar de frío y castañear un poco los dientes. Caminé lo más rápido que pude hacía mi morral, busqué y rebusqué dentro del bolso… ¡Con razón lo sentía tan liviano! Había olvidado mi toalla.

El fresco viento me hizo estremecer, y el castañeo de dientes se hizo más notorio. Maldije para mis adentros por ser tan torpe.

-Toma-no necesité darme la vuelta para saber a quién pertenecía aquella voz que de pronto, me sonó tan melodiosa

-La necesitas más que yo. Sobre el pequeño tronco cortado cayó una toalla azul acero. La tomé recelosa, no desconfiando de Justin, ni de su intención que en ese momento no me pregunté cuál era; sino de las emociones que poco a poco se iban agolpando dentro de mí. Algo como un estiramiento de tripas, como un dolor que no me causaba ni las más mínima molestia, sino que, por el contrario, me hacía sentir bien.Instintivamente me llevé una mano al estómago, y segundos después me cubrí con la toalla haciendo que el castañeo de dientes desapareciera casi al instante.Justin se había quedado allí, a un metro de mí; no sé si se preguntaba el porqué de mi raro actuar ó, esperaba una respuesta al favor que me había hecho. Supuse que era la segunda.

-Gracias…-murmuré con la cabeza en otro lado, con mis pensamientos fijados en el joven que tenía enfrente.

-Aun no me acostumbro a verte morir de frío-masculló.Me detuve a mirarlo con detenimiento una vez que me volví hacía él. Las cristalinas perlas de agua resbalaban por su bronceado abdomen, trazando en el un camino que por alguna extraña razón, quise dibujar con mi propio dedo. Me di cuenta de nuevo de que mi boca se encontraba ligeramente abierta y que un aturdidor deseo por tocar aquella piel me quemaba las venas. Me eché hacía atrás asustada completamente, ¿qué era esto? ¿Por qué lo sentía? Justin me miró confuso, entrecerró los ojos una vez y la confusión se pintó con más fuerza en cada facción de su perfecto rostro. Debía sentirme mejor en abrir paso a la confusión en él, de clavarle la duda; justo como él lo había hecho desde un principio conmigo; pero estaba demasiado asustada como para sentirme bien por la venganza. Me quité de un jalón la toalla, que terminó por limpiarme por completo la espalda. Se la lancé rápidamente y él la interceptó en el vuelo.

-¡Gracias!-dije con un leve aturdimiento en la nota de mi voz. Tomé la blusa que antes llevaba puesta y en un rápido movimiento la coloqué encima de mi cuerpo; tomé mi morral y salí corriendo como si fuese el ladrón que acababa de asaltar un banco y que huye temiendo ser encarcelado. Estaba asustada; no era estúpida. Sabía cuáles eran las reacciones de mi cuerpo; pero a lo que realmente temía era a que aquel punto en la lista de cosas por no volver a hacer, se convirtiera en algo sin significado. Algo violado, una regla quebrantada. Los torbellinos de confusión me llenaron la cabeza, sumiéndome en una incógnita total. ¿Y si mi cuerpo reaccionaba a las especulaciones de Chris y Lola? ¿Y si todo era algún problema con mi cerebro? Pero… ¿y si no? Sólo había una persona que me conocía casi incluso mejor que yo misma… necesitaba a mi mejor amigo. Llegamos a las cabañas. Durante el camino no dije ni mu; pero notaba la penetrante y confusa mirada de Justin sobre mí. Mi agotamiento era evidente; después de dos caminatas y actividades en el río; mi cuerpo

–para nada acostumbrado al ejercicio- terminó hundido en un profundo cansancio. No hice más que aguardar hasta el día siguiente para hablar con Chris, y acostarme en una cama que repentinamente, sus almohadas, sábanas y colchas; parecían estar formadas por signos de interrogación y el nombre de Justin por todos lados....

-_____, deja que el tiempo decida; que tus emociones fluyan libres, no le niegues nada a ese corazoncito que tienes allí-señaló mi pecho

-Quizá este dañado, pero tal vez haya alguien que pueda repararlo; no tengas miedo a intentarlo, no sabes lo que puedes encontrarte-me sonrió.

-Gracias,Chris-le dí un abrazo impulsada por la ternura del momento.

-Cuando quieras mi pequeña-besó mi cabello.Miré en dirección a las cabañas, Justin estaba parado afuera de la suya, mirándonos a mí y a Chris; no podía verle la cara, pero supe que se molestó puesto que en seguida dio media vuelta para dirigirse a nuestra cabaña, con los puños apretados. Me separé del abrazo de Chris, un poco confundida.

-¿Qué pasa?-preguntó.

-Nada, tengo hambre. Vayamos a comer. Nos encaminamos de nuevo hasta mi cabaña, la deliciosa comida que habían preparado Ryan y Andrea desprendía un delicioso aroma a través del aire fresco del bosque.

-¡Pero que rico huele!-exclamó Chris frotándose la panza. Justin inmediatamente lo miró mal, después su mirada recayó sobre mí y pude ver en ella alguna cierta parte de dolor. Sentí la necesidad de pedirle disculpas, sin saber siquiera porqué.Comimos bien. Sin contar lo incómoda que me sentía con aquella sensación de disculparme con Justin. Pasaron las horas, el reloj marcaba las 4:30 de la tarde. Lola platicaba con Chris fuera de la cabaña; Ryan y Andrea miraban TV, muy abrazados el uno al otro en el sofá de su cabaña. Me pregunto hasta cuándo esperará Ryan para pedirle que sea su novia. Reí para mis adentros.

Simplemente no quiero extrañarte esta noche (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora