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—¿Por qué mi cabello es malo? Eso le pregunté a mi mamá, tenía siete años y aún no sabía que era mi mamá de verdad, pero era mi nana, y la quería. Ella me respondió: ¿Quién te enseñó eso? no supe que responder, aunque cuando era pequeña escuchaba a mis otras nanas quejarse porque les tomaba mucho tiempo desenredar mis rizos y hacerme trenzas para toda una semana. —Frunciste el ceño—. Tim, ¿Quién dice que mi cabello es malo, según quién, y ese quien de donde obtuvo el derecho de afirmar tal cosa, si yo soy quien lo cargo?, el cabello crespo no es malo, a algunos les es difícil ver la belleza porque siempre se empeñan en restregarnos en la cara que ese cabello es un «castigo» cuando nunca lo ha sido.

—Sin embargo tú lo desrizas.

Te quedaste con la boca cerrada unos segundos.

—No puedo darme el lujo de dejármelo natural por ahora, no me ayuda a la imagen que quiero dar en mi entorno, tal vez después, cuando no necesite la opinión de la gente y su forma de juzgarme.

—Te contradices. Yo sé que a ti no te importa lo que piensen los demás de ti.

—¿Quién te dijo eso Tim?


En la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora