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- Sois acusado de ocultar información a los recusadores e impedir el legítimo reclamo al Norte de Sansa Stark. ¿Qué respondéis ante tales cargos, lord Baelish?

Los asientos de piedra blanca estaban ocupados por los principales señores del Valle, cuyos ropajes gris azulado los asemejaban a halcones asechando a su presa. El tribunal era presidido por Yohn Bronce en lugar de Robert. Una decisión que había dejado satisfecho a todos... excepto a Sansa. Petyr habría sido perdonado rápidamente de haberlo juzgado Robert pues el niño le temía tanto que no se habría atrevido a condenarle. Pero el señor del Tridente no podía ser juzgado por un infante, aunque fuera señor del Valle. Al menos Petyr era listo, más listo que cualquiera y podía engañarlos a todos... aunque algo en su rostro contradecía su apariencia de calma.

- Me declaro culpable - respondió humildemente -. Mentí para proteger a lady Sansa, mi sobrina, de los innobles Lannister. No me arrepiento de ello.

Las prendas azul aciano resaltaban el pelo de Sansa. Sentada junto a Robert parecía una dama hermosa de rostro dulce cuidando de un adorable pequeño de rizos sedosos que mantenía la cabeza baja. Robert estaba tan aburrido como podía estarlo un niño entre adultos. No cesaba de jugar con una de las manos de Sansa. A veces tomaba un muñeco de trapo al que apretaba, a veces indicaba a las ventanas si veía un pajarillo y Sansa debía decirle en voz baja que se quedase quieto. Robert obedecía y al poco rato volvía a distraerse. Incluso la abrazó porque Harry el Heredero estaba mirándola mientras ella fijaba sus ojos en las piedras que decoraban sus dedos como si fueran muy interesantes. Quería evitar que sus ojos chocaran.

- Un noble motivo. Y yo soy el fantasma de Alysa Arryn. Conocemos vuestra lengua de miel - lady Anya podía tener la suya muy afilada -. Sois astuto Meñique, lo reconozco. Pero no contabais con la integridad de lady Sansa. Confesó todo apenas tuvo la oportunidad. Nuestro señor de Arryn y Yohn Bronce afirman que es honesta y su comportamiento ha sido ejemplar, incluso cuando la indujisteis al engaño.

Sansa casi rió al oírla. Cuando la llamaron a dar su testimonio sintió los ojos de Petyr clavados en ella con expresión adolorida. Como si fuera su madre traicionándolo por segunda vez.

No, su madre nunca le habría hecho promesas. Ella había estado comprometida con el hijo del señor del Norte, dispuesta a mantener el juramento que había hecho lord Tully a lord Stark. Petyr se engañaba a sí mismo. Su madre nunca podría amar a un mentiroso.

- Juro decir la verdad ante los Siete y ante los hombres - murmuró con voz temblorosa, fingiendo que tenía miedo.

En realidad, tenía miedo.

- Petyr Baelish se ha proclamado protector del Valle tras la muerte de lady Lysa. Se apoderó de nuestras voluntades - la voz de Nestor Royce era indiferente, neutra -. Somos leales a la corona. Sois una fugitiva. Y sobrina de nuestros señores. No os habríamos entregado a los Lannister. Ellos no tenían razones justas para apresaros. Lord Baelish impidió a vuestra familia protegeros y a nosotros mostrar lealtad a nuestros señores. ¿Qué tenéis que decir?

Por una vez, Petyr estaba en sus manos. No al revés.

- Señores, os pido de todo corazón que perdonéis a lord Baelish - declaró -. Él no tenía malas intenciones.

Una exclamación de asombro general recibió sus palabras. Petyr no movió ni un músculo, pero su rostro mostraba alivio. Los recusadores parecían esculpidos en piedra.

- Quizás, pero no obró honradamente - señaló al fin Yohn Bronce -. No nos informó debidamente. Eso es traición.

Un escalofrío recorrió su cuerpo. ¿Qué pasaría si Petyr era condenado? Siempre se las arreglaba para salir ileso, pero esta vez dependía totalmente de ella y el asunto escapaba de sus manos. ¿Y si no se salvaba? ¿Si lo condenaban? ¿Tendría que casarse con Robalito y vivir el resto de su vida entre extraños?

All Men Must Die [GENDRYA]Where stories live. Discover now