Soy tu Julieta 2

Clases extras

El profesor Azira Fell estaba corrigiendo los deberes del cuarto año con una expresión perpleja. Les había mandado a casa un sencillo trabajo, analizar unos poemas, pero sin embargo había un resultado que era desastroso y le causaba asombro: Crowley, a quien tenía por un alumno brillante, había hecho un análisis tan pobre que no le quedó más remedio que reprobarlo.

Mientras entraba al aula decidió que hablaría con él y le ofrecería ayuda con clases extras si era necesario, porque le parecía una picardía estropear el promedio de alguien tan inteligente por algo así.

-Buen día, alumnos.

-Buen día, profesor Fell...

"Buen día, papi, ángel, divino" pensó Crowley con ardor mientras Beelzy se reía de su cara, tan cachonda que era un milagro que el maestro no lo notara. Pero éste era un hombre demasiado serio, y nunca hubiera notado algo así. Mientras llamaba a cada uno para devolverle sus deberes corregidos, Azira solo notaba lo risueño que parecía el joven Anthony, y lo duro que le resultaría saber que era el único que no había aprobado la tarea. Al tenerlo frente a sí y devolverle su hoja vaciló, y le habló en voz baja como para que los demás no oyeran demasiado:

-Crowley, de verdad que lamenté mucho tener que ponerte esta nota. Dime, ¿necesitas que te explique algo en particular? Puedo hacerme un tiempo si me lo pides, creo que un alumno tan listo como tú se merece otra oportunidad.

"Lo único que necesito que me expliques es como llegar a tu boca, precioso" pensó Crowley haciendo un soberano esfuerzo por parecer preocupado.

-¿De verdad me ayudaría con una clase extra, profesor Fell? Muchas gracias... ¡es usted tan amable! No quería decirlo, pero los poemas me resultan muy difíciles.

-De acuerdo, entonces ven a verme a mi oficina esta tarde y procuraré explicarte lo necesario. Y por favor, si vuelves a tener cualquier dificultad dímelo de inmediato, no tengas vergüenza. Yo estaré feliz de poder ayudarte.

-¿Y? ¿Funcionó?- preguntó Beelzebub por lo bajo al ver a su amigo volver al banco con una sonrisa. Crowley asintió exultante.

-Odio equivocarme a propósito, pero al menos ahora tendré la oportunidad de estar a solas con él.- Se lamió los labios expectantes y le echó otro vistazo ardiente a Zira, anticipando ya el placer de tenerlo solo para sí.