Zira le ofreció a Crowley un vaso de agua, y se sentó a su lado para escucharlo mejor. El pelirrojo lucía tan abatido que le partía el corazón, y más porque no podía hacer otra cosa por él excepto prestarle su oído.
-Beelzebub... maldita sea, es mi mejor amigo, ¡pero no puedo soportar esto! No lo haré. No me quedaré de brazos cruzados.
-Te entiendo... y me parece muy bien que quieras solucionar los problemas entre ustedes.
-Lo de recién fue demasiado, señor - susurró mientras se secaba las lágrimas con su propia manga.- Él está loco por ese viejo feo...
-¿A Beelzebub le gusta un alumno mayor que él?- inquirió Zira sorprendido. Después, al ver los ojos mojados de Crowley, se mordió la lengua y agregó, despacio:- lo siento, Crowley, pero es mejor que lo sepas ahora...
Crowley lo miró de reojo y se preguntó si estarían hablando de lo mismo, y luego recordó su mentira, y se sintió patético. Empezaron a temblarle las manos, los labios, todo. Azira se asustó y se acercó para tocarle la frente, preocupado porque el chico se desvaneciera o algo peor. Al tocarlo, sintió su dolor y su angustia, y supo que debía hacer algo para traerlo de regreso. Pero, ¿qué?
-Me siento un estúpido- confesó el menor atormentado.
-¡No digas eso! Eres un chico maravilloso...
-¡Si lo fuera, la persona que amo se fijaría en mí!- exclamó lastimero y levantándose, solo para caer de vuelta al sofá y a los brazos de Zira, que lo atajó a tiempo. Temblaba como una hoja.
-Tú le vas a gustar a alguien, Crowley, no lo dudes, ¡habrá una persona especial que te amará como te mereces! No llores más por tu amigo. No...
Zira lo ayudó a sentarse erguido y al hacerlo sus rostros quedaron muy juntos, lo bastante como para que pudiera ver en detalle sus llamativos ojos amarillos. En realidad, eran preciosos. Crowley tenía una gran belleza, y simpatía, y era bueno con todos... ¿cómo podía alguien rechazar a un jovencito tan...?
-¿Profesor Zira...?
El rubio no supo por qué lo hizo. Solo supo que, antes que pudiera pensarlo, se había acercado a Crowley lo bastante como para rozarle los labios con los suyos. Crowley se quedó petrificado y con todos sus sentidos anulados, incapaz de hablar, pensar o reaccionar ante el milagro. El beso. El dulce, suave y milagroso beso de su amor imposible, que con ternura le tocaba la mejilla y le pasaba su aliento. Zira se preguntó qué diablos estaba haciendo al tiempo que presionaba sus labios un poco más, y al tiempo que Crowley se sonrojaba hasta el punto de quedar completamente rojo. De pronto, un ruido cualquiera proveniente del patio lo desconcertó y se separó bruscamente, aterrado por lo que acababa de hacer.
-¡Crowley, lo siento, lo siento muchísimo! ¡Soy un idiota! No sé por qué hice eso, ¡por favor, perdóname!
Crowley seguía con la cara roja igual que su cabello, y en vez de aprovechar esa oportunidad de oro huyó como una colegiala tímida tras balbucear algo inentendible. Pero en cuanto estuvo lo bastante lejos, su rostro se ablandó y una sonrisa gigante apareció en sus hermosas facciones.
"Me... me besó... ¡¡ME BESÓ!!" gritó alborozado por dentro mientras se llevaba un dedo a los labios para sentir el eco de Zira en ellos.

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Soy tu Julieta 2
FanfictionCrowley y Beelzebub son dos universitarios revoltosos y poco afectos al estudio, amigos y compañeros al punto de que algunos los creen pareja. Pero nada más lejos de la verdad: por un lado, Crowley está perdidamente enamorado de su profesor de liter...