Terapia de shock

1.1K 191 33
                                    



-Crowley, deja de caminar como león enjaulado. Me irritas- dijo Beelz la tarde del viernes, después de la última clase. Habían decidido hacer tiempo junto a las escaleras en espera que se fueran todos y salieran ellos, y por ellos se referían a sus respectivos enamorados. Zira estaba en su oficina, corrigiendo trabajos prácticos, y Gabriel en reunión con el director.

Llevaban ya tres días de pasearse delante de ellos como los amigos más tiernos del mundo, y habían decidido que ese día tenía que ser el definitivo: harían que su "relación" los pusiera tan incómodos que por fuerza tuvieran que reaccionar, y que estallara todo en mil millones de pedazos si era necesario. Crowley no estaba de acuerdo; conociendo como conocía la suavidad del profesor Zira, sabía que su actitud podía llegar a herirlo, pero no tenía más opción que seguir adelante con el plan. Beelzebub, pellizcándolo con ojos entrecerrados, susurró:

-Escucha bien, bastardo, tú empezaste con esa patraña de que estabas enamorado de mí y yo te había rechazado, así que ahora vas a hacer exactamente lo que yo te diga. ¡Deberías estar agradecido de que no te haya matado! Te estoy dando la oportunidad de que tu mentira nos sirva a todos. ¿Qué no lo ves?

-¿Cuál todos? Esto solo te sirve a ti, para poner celoso a Gabriel y hacer que te dé duro contra el escritorio del viejo Metatron. Pero yo estoy jugando con fuego, el profesor Zira podría fácilmente aprovechar esto para olvidarse de mí y enterrar ese beso en lo más recóndito de su memoria. ¡Y si eso pasa y lo pierdo por tu culpa te juro que...!

-¡Oh, no seas cobarde, Crowley! Eso no pasará. Si un hombre tan serio, formal, tímido, aburrido, pacato...

-¡Oye!

-...si un hombre así tuvo las pelotas para besar a su alumno, ¿crees que lo olvidaría tan fácil?- siguió Beelz como si no hubiera notado la interrupción.- No importa cuan moralista sea, es un hombre. Si le gustas y te ve con otro, se pondrá celoso. Sí, será como una terapia de shock para él, pero es necesario.

Crowley bufó, todavía nervioso. Aún dudaba. Pero, como dijera Beelz, era necesario hacer algo drástico si quería acelerar el proceso. Es decir, llevaba meses lanzándole miraditas de amor a Zira, espiándolo, suspirando por él, y nada había pasado excepto ese besito de la vez anterior. No podía esperar más, no quería esperar más. Quería saber de una vez hasta donde Zira era capaz de llegar por él, quería verlo jugarse por ese sentimiento prohibido, y como lo quería tanto había accedido al plan de Beelzebub.

-Ya falta poco para que salgan- musitó ajustándose los lentes y suspirando para darse valor.- Bueno, que diablos, ya llegamos hasta aquí. Hay que hacerlo. Y si sale mal, te arrastraré conmigo al infierno, que lo sepas.

Soy tu Julieta 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora