Azira se preparó lo más posible para su reencuentro con Anthony. No había dejado de pensar ni un segundo en él, y en lo que habían hecho, y la perspectiva de tenerlo frente a sí lo ponía nervioso. Pero, para que quedara claro, no se arrepentía: su nerviosismo provenía de saber que no podría abrazarlo y saludarlo con un beso tierno (pues estarían rodeados de gente), no de un sentimiento de culpa por haberse enamorado de un alumno. Eso había sido el destino... ¿Quién era él para ir en contra del destino?
"Ahí está" pensó llevándose una mano al pecho mientras sonreía dulcemente, y de forma instintiva se arregló el moño torcido para lucir bien presentable. Aunque venía con Beelzebub, pudo notar que entre ellos no reinaba la menor tensión sexual, y que de hecho Anthony lo miraba a él con coquetería por detrás de sus lentes de sol. El pelirrojo lo saludó con mucha cortesía pero sus ojos desprendían fuego, y supo que el muchacho estaba pasando por la misma ansiedad que él. Quizás más.
-Crowley, Beelzebub, vayan pasando al aula...
-Sí señor... Beelzy, ve yendo, necesito decirle algo al profesor Fell.- Cuando el menor se hubo ido Crowley bajó la voz y le sonrió con picardía, para nada dispuesto a callarse lo que su mente quería gritar.- Espero que entre todo el trabajo que tengas encuentres tiempo para cumplir tu promesa.
-Anthony, debemos... tener cuidado.
-Lo sé. Pero yo quiero esos besos que me prometiste ayer.- Le guiñó el ojo.- ¿Acaso tú no quieres?
-Claro que sí, ve yendo adentro y ya pensaré en algo- susurró sonrojado mientras veía pasar al secretario (subdirector de hecho) con su expresión seria de siempre.- Buenos días, secretario Gabriel.
-Buenos días, profesor...- a Crowley le divirtió mucho la mirada de desconfianza que le echó Gabriel, y se preguntó que sería eso que le gustaba que Beelz le hiciera en la intimidad. Sacudió la cabeza, le echó una última mirada de amor a su hombre y entró al edificio.
(...)
Crowley y Beelz decidieron limpiar su propia aula, ahuyentando a sus compañeros para poder hablar más de sí mismos y de sus "parejas". No les importaba hacer el trabajo de muchos, en tanto eso les diera tiempo para planear la forma de escaparse aunque sea a un rato a ver a sus amados.
-Yo fui el del plan original, así que me corresponde salir a mí primero- dijo Beelz dándose importancia, pero Crowley se negó terminante.
-¡Ni hablar! Zira me espera en la biblioteca, así que yo saldré primero. Tú limpia.
-¿A quién le estás mandando a limpiar como si fuera tu sirvienta, estúpido?- exclamó el pelinegro arrojándole una taza de plástico por la cabeza.
-¡Cierra el pico, tu novio ni siquiera te esperó en la puerta como el mío!
Beelzebub bufó enojado y se arrojó sobre Crowley para darle de bofetadas, con tan mala suerte que Gabriel justo abrió la puerta y los vio. Durante un segundo se quedaron todos en silencio, pero después el pelirrojo aprovechó para murmurar una disculpa y huir a la biblioteca. Gabriel, con ojos que refulgían de celos, entró y cerró la puerta.
-¿Por qué tienes esa cara? ¿Acaso alguien te hizo algo?- exigió saber Beelz con aire despreocupado. El mayor, acercándose rápidamente hasta él, respiró hondo y preguntó de forma lastimera:
-Beelzy, ¿ibas a pegarle a Crowley?
-¿Eh?
-¿Por qué le ibas a pegar a él en vez de a mí?- preguntó con una cara tan celosa que al menor le dio un ataque de risa, logrando que se sonrojara y lo agarrara por los brazos.- ¡Lo estoy diciendo en serio! Prometiste que solo serías amoroso conmigo.
-Sabes, tienes treinta y cinco años para nada. ¡Eres un tonto! Por si no lo sabías, para las personas normales una bofetada no es un símbolo de cariño. No estaba siendo cariñoso con Crowley, solo quería golpearlo.
-¡Oh...! Entonces... ¿podemos disfrutar un ratito nosotros?- inquirió con ternura metiéndole la mano en la entrepierna y acariciando despacio, a lo que Beelz reaccionó con un pisotón que lo hizo lagrimear.
-¿Estás loco?- susurró indignado.- Aquí pueden vernos, cerebro de mosca. ¡No vuelvas a ser tan impulsivo sin que yo te diga!
-Sí, bebé... lo siento- gimió aguantando las ganas de llorar por el dolor de su pie. Beelz se acomodó la camisa floja y le dijo, también él colorado:
-Vete al baño del primer piso y espérame. Trataré de terminar con esto pronto para ir a buscarte.
Gabriel asintió feliz y salió del aula revisando sus bolsillos; no fuera cosa de que justo ese día hubiera olvidado los preservativos.

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Soy tu Julieta 2
Fiksi PenggemarCrowley y Beelzebub son dos universitarios revoltosos y poco afectos al estudio, amigos y compañeros al punto de que algunos los creen pareja. Pero nada más lejos de la verdad: por un lado, Crowley está perdidamente enamorado de su profesor de liter...