Soy tu Julieta 2

Mal de amores

-Crowley, esto está mucho mejor... ¿Has visto como si puedes hacerlo bien? Sabía que lo lograrías- elogió Azira, al observar la hoja con tres poemas maravillosamente analizados por el chico. Crowley, con una sonrisa coqueta, asintió y lo miró a los ojos.

-Es gracias a usted, profesor. Usted explica tan bien... habla con tanta claridad y tanto amor por la poesía, que hasta un bruto como yo puede entender.

-No digas eso, no eres un bruto- lo amonestó Zira devolviéndole la hoja.- Al contrario, eres brillante y por eso me sorprendió tu trabajo previo. ¿Acaso tuviste algún problema personal que te distrajera?

-¡Ay! Si usted supiera...- Crowley jugó al suspenso un rato y luego vaciló:- si le digo, ¿me promete que será un secreto entre nosotros?

-Bueno, claro que puedes confiar en que no ventilaré algo que me digas en secreto. Adelante, cuéntame lo que quieras.

Crowley terminó de guardar sus cosas, se colgó la mochila al hombro y se paró junto al asiento de Azira, como para darle la mano. Cuando el profesor también se hubo parado y sus rostros quedaron más o menos a la misma altura, susurró:

-Tengo mal de amores, profesor. Estoy tan... TAN enamorado de alguien que no se fija en mí... que de a ratos me olvido de como se vive con normalidad.

-¡Oh! Vaya... no esperaba que fuera algo así... pero supongo que es normal a tu edad el... enamorarse...

Crowley podría haberle tirado más indirectas, pero no quiso abusar de su suerte y se marchó tras darle un firme apretón de manos y agradecerle una vez más por su ayuda. Al salir de la oficina y enfilar para el baño donde solía esconderse con Beel, se miró la mano con fijeza y se mordió el labio.

"Beel me disculpará" pensó con ardor. "Pero después de que Zira me haya tocado así, no puedo no hacer nada. Necesitaré un momento a solas... y pañuelos descartables. Muchos pañuelos descartables".