-Chicos, los libros más antiguos son muy delicados; deben asegurarse de no tratarlos con brusquedad, si van a pasarle un trapo, háganlo despacio- instruyó Zira a varios de sus alumnos. Habían ido a la biblioteca a ocuparse de la limpieza y el inventario, y él se había ofrecido con gusto a supervisarlos. Después de que todos se repartieran las tareas, se tomó un momento para respirar hondo. No sabía si funcionaría, pero había prometido a Crowley un momento a solas y debía cumplir su promesa. Antes que pudiera tomar una decisión, oyó abrirse la puerta de la biblioteca y a uno de sus alumnos exclamar:
-¡Crowley! ¿Ya te aburriste de limpiar el aula con Beelz? ¡Qué flojo!
-¡Cierra el pico, Hastur! Debo... ver al profesor Fell. ¿Está por aquí?
"Anthony" pensó sonriendo con amor y saliendo de detrás de una estantería para abordar al pelirrojo con toda la normalidad que pudo.- Chicos, por favor, no discutan. ¿Sí, Crowley? ¿Necesitas algo?
-Señor, ¿podría acompañarme un momento? Hay algo que quiero consultarle.
-De acuerdo, vamos... ustedes por favor continúen trabajando. Volveré enseguida.
Profesor y alumno salieron de la biblioteca con normalidad, pero en cuanto estuvieron lejos de miradas indiscretas, se echaron a reír nerviosos y se rozaron los dedos, como si quisieran tomarse de las manos. Zira, echando nerviosas miradas a un lado y al otro del pasillo susurró:
-Aquí podrían vernos, es peligroso. ¿Se te ocurre algo, querido?
-Vamos a tu oficina, aunque sea cinco minutos- rogó Crowley con ansiedad, y alegrándose un montón cuando vio a Zira asentir y guiarlo a su reducto privado. Una vez allí y después de cerrar la puerta, se abrazaron con todas sus fuerzas, y Crowley le estampó un beso que casi le roba el aliento. Zira lo apretó un poco más por la cintura y le correspondió el beso, sintiendo un cosquilleo cuando el pelirrojo deslizó los dedos entre su cabello, acariciándoselo. Se sentía muy cálido y muy dulce, y no dejó de besarlo hasta que necesitó respirar un poco.
-Cielos, Anthony, tienes una forma tan hermosa de besar... ¡buen dios! Hace que me sienta en las nubes. Me... me gusta mucho.
-Profesor, te gustará todavía más- prometió de forma atrevida mientras se inclinaba y le daba un beso fugaz en el cuello. Zira se sobresaltó, y le acarició la mejilla con la esperanza de poder hacerle entender la necesidad de la discreción.
-Anthony, tranquilo. Debo volver a la biblioteca, no podemos demorarnos mucho.
-¡Pero si apenas estamos empezando!- gimió Crowley caprichosamente.- No es justo, no quiero limpiar el aula, quiero quedarme aquí contigo...
-Querido, vamos, no te pongas así. A ver... ¿me darías tu número de teléfono?- Crowley alzó inmediatamente la cabeza y lo miró con ilusión.- Ahora no podemos, pero si me das tu número podríamos hablar, o mandarnos mensajes, o lo que se haga hoy en día con un teléfono. ¿Qué te parece?
-¡Sí, sí, ya mismo te anotaré mi número!- exclamó el menor radiante, volviendo a reposar la cabeza sobre su pecho y sonriendo con entusiasmo.- Qué buena idea, profesor Zira, así estaremos conectados y podremos arreglar encuentros. Y podré enviarte fotos...
-¿Perdón...?
Crowley le guiñó el ojo.- Yo ya te he visto desnudo. Ahora corresponde que tú me veas a mí.

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Soy tu Julieta 2
FanficCrowley y Beelzebub son dos universitarios revoltosos y poco afectos al estudio, amigos y compañeros al punto de que algunos los creen pareja. Pero nada más lejos de la verdad: por un lado, Crowley está perdidamente enamorado de su profesor de liter...