7: Enemistades

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El primer día de clases siempre es el peor, y suele ser más difícil cuando ya vas a la mitad, observando quien se queda y quien puede rendirse antes de noveno.

Como estudiantes de quinto, los chicos ya debían saber costura, patronajd, tendencias, ilustración y algunas habilidades que hayan adquirido durante el camino.

La clase de habilidades que hacen de uno, alguien único o mejor que los demás.

A primera vista todos parecían amigables, era una lástima para Aiden no poder leer la mente de todos.

La primera clase de la semana iniciaba con historia del vestido. Una introducción de las culturas antiguas y su indumentaria.

Y solo le basto una clase al joven parisino el percatarse acerca de cómo eran sus compañeros

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Y solo le basto una clase al joven parisino el percatarse acerca de cómo eran sus compañeros...

Amelia, una chica presumida que parecía prestar más atención a su espejo de mano, que a los profesores.

Kai, un chico de rasgos orientales, con apariencia de cantante k-pop, sin embargo, apostaría una fortuna a que no fuese coreano. Y le ponía de nervios que el chico apuntara absolutamente todo lo que sus dedos le permitían escribir.

Y por último, a Charlotte una chica que sólo parecía abrir la boca cuando se acordaba de algún dato interesante.

Quizá Aiden había tenido suerte de conocer a Kalena y Elise, que a pesar de no ser exactamente sus mejores amigas, eran amigables.

La siguiente clase fue publicidad y la tercera era una optativa.

Aiden había decidido tomar inglés, para perfeccionarlo. No era malo, pero aún le hacía ese suave acento francés que arrastraba en sus palabras.

Y al finalizar, volvió a la residencia con mucho que desear.

Un mal momento, puede desencadenar una ola de otros tantos. Imaginó que tanto Gia, como Franco y Genevieve estarían pasando por momentos no del todo gratos, y aprovechando aquella lejanía también decidiría evadir todo contacto que lo vinculara con aquellas personas.

Cuando abrió la puerta de su apartamento, solo fue capaz de tirarse a la cama y preguntarse que estaría haciendo Weasley. Incluso pensó en llamarle, pero sus pensamientos lo retuvieron a penas imagino lo que podría pensar el chico de cabello negro y ojos grises.

Y además, lo que podía pensar Irina, y el hecho de ser su prima, lo volvía incluso un tema prohibido.

Cerro los ojos momentáneamente, recordando aquellos flashbacks de anoche, de Sebastian embriagándose, Kalena y Elise bailando, y él dejándose envolver por la maravillosa vida nocturna que Manhattan tenia para ofrecer en el lado Este de Manhattan.

Hasta que la realidad lo trajo de vuelta en sí, lo que le obligo a ponerse de pie nuevamente antes de que cualquier bajón, sugiriera un ataque de depresión.

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