Wesley e Irina habían ido a cenar al time Wagner, en el cuarto piso, donde se ubicaba un exquisito restaurante de cocina francesa y americana llamado Per Se.
El joven había reservado una mesa en cuanto supo que Irina Vólkov regresaría por unos días a la gran manzana, sin saber el motivo de su estadía y recordando el incómodo contratiempo que Aiden logro ocasionar en segundos.
Ni siquiera una copa de vino tinto pudo amortiguar la hostilidad que se respiraba en el ambiente.
— ¿Crees que ser bonita es sinónimo de ser estúpida? — Irina fue incapaz de sostener la mirada de su novio, no porque tuviese miedo de encararlo, sino porque simplemente no podía verlo.
— ¿A que vino ese comentario? — Wesley bebió un poco de su copa, cada vez que salían y ella estaba molesta, era la señal de que tendría que ponerse ebrio para aguantar el resto de su cita.
—Últimamente te has vuelto muy cercano a mi primo, y ambos sabemos que Aiden no me agrada en lo absoluto. — Irina sentencio como si le hubiese sentenciado antes de saber la verdad acerca de su retorcida y tortuosa amistad.
—Somos buenos amigos, es todo. — Wesley admitió bebiendo un sorbo ligeramente más grande.
— ¿Puedes escucharte? — Irina respondió con repulsión. — ni siquiera se en que momento pudiste tener cabeza para sostener una amistad con un chico tan insoportable como él.
—Vamos, no es tan malo como me hiciste pensar hace un tiempo...
Wesley torció ligeramente los labios. — Además lo conocí sin saber que eran familiares. — se excusó. — ¿Podríamos no hablar de él y disfrutar la cena de esta noche?
Irina quería seguir discutiendo al respecto. Necesitaba encararle el hecho de que Harper le había visto con anterioridad paseando con Aiden en su flamante Harley por la ciudad.
Y también necesitaba estar tranquila, estar consciente de que darle tanta importancia a un hecho que había ocurrido ya hace varias semanas ahora parecía estar carente de importancia.
—Tienes razón. — respondió Irina con resignación antes de darle un sorbo al vino.
—Solo necesitaba decirte que, tu primo es buen amigo mío, y no está pasando por el mejor momento de su vida por ahora, supongo que estar lejos de su familia o resentir el cambio de una ciudad a otra no debe ser tan sencillo. — Wesley intentó suavizar un poco las cosas. —Y no entiendo tu odio hacia él pero si puedes explicarlo, seguramente pueda alcanzar a comprender tus razones.
El joven puso la una mano sobre la de Irina para entrelazar sus dedos. No importaba lo que hubiese sucedido en el pasado, seguramente ella tenía una buena razón, y estaba dispuesto a averiguarlo.
Por su parte, la chica rubia suspiró pesarosa antes de dar una respuesta.
—No lo odio, pero no estoy de acuerdo en que busque aprobación en todo lo que hace.
Hizo una pausa.
—Mi familia es conservadora, y la familia de Aiden es todo lo contrario, es por eso que no somos tan apegados como cuando éramos niños. —hizo un además antes de beber un poco más de vino.
—Te sorprendería saber que a veces pasaban la navidad en Moscú, y otras ocasiones nosotros los visitábamos en París.
Por un instante Irina pareció recordar con nostalgia las reuniones familiares, jugando con sus primos mientras los adultos conversaban entre risas, humo de cigarrillos y copas de vino.
—Cuando mi tía Livia, la madre de Aiden había fallecido, mi tío Alfred quedo devastado, y creo que su manera de sentirse feliz es complaciendo los deseos pecaminosos de sus tres hijos.
Wesley torció los labios en una media sonrisa ante las palabras de su último comentario. — ¿No estas siendo un poco severa?
—Es deplorable la manera en la que cambian las cosas, llamamos bueno a todo lo que antes creíamos malo. — Irina se acomodó un mechón de cabello tras la oreja. — ¿Eso me convierte en el enemigo? Quiero a Aiden, pero no comparto sus ideales, y no tolero su forma de lograr aceptación ante el mundo.
Wesley titubeó en aquel instante. Irina tenía un punto a favor, y era que parte de sus convicciones la distanciaba la mayoría del tiempo de las personas que guardaban un espacio en sus memorias más felices.
Había salido con ella estando en Nueva York, se habían conocido en un cotilleo y después de unos meses habían logrado estabilizarse para mantener una relación a distancia que los mantenía de un extremo del mundo a otro.
La idea de permanecer juntos a pesar de lo que eso conllevaba era una idea romántica hasta que Aiden llegó a la vida de Wesley sin esperar nada y encontrar su propia debilidad.
—Me bese con él. — Wesley soltó por fin como una declaración mucho más potente que una bomba de tiempo.
Una bomba que explotó silenciosamente en el interior de Irina, y que le obligo a procesar aquella frase unos segundos que se volvieron eternos e incomodos.
— ¿Qué? — pregunto ingenua, pero la verdad no sabía cómo expresar la sorpresa que había venido con las palabras de su novio.
—Lo siento, tenía que decírtelo, y no sabía cómo...
Wesley comenzó a excusarse antes de sentir que la copa de vino que Irina tenía entre las manos terminara por derramarse en su cara.
—Cierra la boca Wesley ¿Cómo te atreves a traicionarme de esa manera?
La chica intentaba mantener sereno su tono de voz, pero hiperventilaba sobre su asiento mirando a su acompañante como si deseara clavarle un vidrio en la garganta.
— ¡Eso quiere decir que también eres un degenerado! — Los ojos de Irina comenzaron a cristalizarse antes de darse cuenta de que había llamado la atención de los comensales que se encontraban alrededor suyo.
— ¿Por ser bisexual? ¿O por besarme con Aiden?
Wesley la encaró como nunca se imaginó que lo haría en algún momento. Sabía que su confesión no había sido nada más allá que un acto impulsivo, pero Irina merecía a alguien que pensara igual a ella, no al chico que ella quería merecer.
Pasando por alto que él le había hecho imaginar que era ese gran partido que ella había esperado desde su adolescencia.
— ¡Porque durante meses me hiciste pensar que estábamos bien! ¡Porque creí que teníamos los mismos ideales! ¡Porque me estas confesando ahora que te has besado con Aiden!
Irina se puso de pie con el rímel corriéndose por el rabillo de sus ojos.
— ¿Y sabes que es lo peor hasta ahora? — sintió su nudo formándose en su garganta. — Que ni siquiera te vez arrepentido.
Es cierto que todos tenemos derecho a amar y compartir nuestro sentir con la persona que nos haga realmente feliz, pero aquello deja de importar cuando la persona por la que hemos intentado dar más allá de nosotros mismos, busca lo mismo en alguien que apenas se ha cruzado en su camino.
Y así, otro pequeño escándalo aturdía la vida de Wesley con una multitud especulando e Irina marchándose con una tristeza y una decepción tan profunda como el escote de su vestido.
Con heridas que no podrían cerrarse en mucho tiempo, y que punzaban tan fuerte y doloroso como un montón de alfileres sobre el pecho.
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Fashion Diaries
Teen Fictionprecuela oficial de "fashion killer". Todo comenzó con un sueño, un boleto de salida y un secreto de muerte...