Era una eternidad la que Kalena Orville había permanecido en el hospital. Verla en coma era como presenciar a una princesa sumida en un sueño eterno.
Eso era lo que Dante imaginaba durante las noches que acompañaba a Elise a dejar flores en el silencioso sitio en el cual descansaba en paz...
—Es horrible...
Elise musitó apartando unos mechones de cabello que Kalena tenía sobre la frente.
—Lo sé, no quiero imaginar el dolor de sus padres. — Dante respondió con la misma tristeza. No es que fuera allegado a ninguna de las chicas, pero era un hecho que no le desearía una tragedia así a nadie.
Él sabía lo que significaba la perdida, y aunque no era lo mismo presenciar un cuerpo inerte en la camilla de un hospital que hacerlo en un ataúd, el dolor seguía siendo el mismo.
Su padre había muerto hacía apenas unos meses antes del regreso a clases mientras él pasaba sus vacaciones en Costa Azul al sur de Francia.
La puerta se abrió de pronto, una enfermera avisó que la hora de visitas había terminado por aquella noche y terminó por guiarlos de vuelta a la sala de espera, el sitio donde se concentraba la mayor tensión. Personas preocupadas en medio del silencio esperando un milagro o una noticia que les diera un puño de esperanza inexistente.
Eso eran las noticias en un hospital, un calmante para el alma, un analgésico para aliviar el dolor de las personas antes de escuchar una terrible verdad.
Dante Goldstain odiaba los hospitales y todos los sentimientos que le venían a la mente cuando se recordaba asi mismo recibir una llamada por parte de su madre dándole la noticia.
Tanto, que no reparo en la expresión tan perturbada que mantenía en su semblante.
— ¿Estas bien? — Elise le miró con preocupación a unos pocos pasos antes de tomar el ascensor que necesitaban tomar antes de abandonar el sitio.
—S-sí. — titubeó el joven. —Es solo que esto me ha impactado bastante. —admitió.
Era cierto, volver a tener esa sensación de impotencia e incertidumbre por alguien cercano lo sobrepasaba todo.
—Tranquilo, si gustas vamos a la residencia y haremos algo que te distraiga un poco ¿Qué dices? — Elise le dedicó una sonrisa amistosa mientras deslizaba una mano hacia la de Dante. —Solo seremos tú y yo...
El chico arqueó una ceja algo sugerente.
—Y Aiden, con un aparato para la presión...
Admitió Elise al final.
Dante y ella rieron sin muchos ánimos antes de abandonar el hospital y comenzar el camino por la acera.
—Debieron meter una materia de primeros auxilios este semestre. — Elise bromeó al respecto.
—Quizá todo mejore para la noche de Halloween. — sugirió Dante intentando evadir el tema del hospital. Cualquier excusa para cambiar de tema era una buena idea.
— ¿Hablas por los dulces gratis o por la fiesta de Kai Andrews? — Elise fijó la vista en un food truck de cupacakes y rosquillas recién hechas. —Porque si te falta azúcar podemos ir por una docena de esas...
Señaló a la distancia.
—Te mentiría si dijera que no quiero ir a la fiesta de Kai. — Dante se sinceró en aquel instante caminando hacia el food truck de donas calientes. — quizá nos haga falta una noche para nosotros después de todo lo que está sucediendo.
— ¿Una noche para nosotros? ¿Me perdí de algo? — Elise bufó con el ceño fruncido, sabía que Dante y ella compartían una ligera atracción que los había llevado a conocerse un poco más allá de la universidad, la residencia y las fiestas que Sebastian ofrecía a menudo.
—Lo siento, no me expresé adecuadamente. — Dante se detuvo para mirar a Elise directamente a los ojos y aprovechó para tomarle de la otra mano, permaneciendo asi unos segundos.
Contemplando su belleza y su naturalidad en medio de la noche, en algún rincón de la ciudad donde podían ser solo ellos dos.
—Es que, has sido la única chica que he conocido lejos de todo lo que estoy acostumbrado...
Dante apartó un poco la vista. Estaba sintiéndose torpe por decir algo así, pero era cierto.
—Las veces que hemos venido a solas a dejar flores para Kalena te he conocido más que las veces en las que hemos salido con nuestros amigos bebiendo hasta perder la conciencia.
Hubo una pausa donde solo escuchaban el ruido que les rodeaba hasta ese instante.
— ¿Quieres decir que no te hago perder la cordura como una botella de alcohol? Eso, es lo más romántico que me han dicho. — sugirió Elise un tanto sarcástica con una sonrisa enternecida en su semblante. Era obvio que estaba sacando provecho de la situación, que le gustaba saber que dentro de toda la seriedad que habitaba en Dante ella fuera capaz de sacarle una sonrisa.
—N-no. — Dante titubeó y un ligero tono rosado encendió sus mejillas. Se sentía torpe, desarmado. No sabía si las palabras adecuadas saldrían de sus labios. —Cuando estoy contigo me siento bien, no eres una botella de alcohol, no me haces perder la cordura, me das estabilidad.
Dante volvió a sonreír aliviado al escucharse asi mismo. —Eres una mujer que no teme divertirse y ser ella misma, la la mujer que siempre está ahí para las personas que lo necesitan, como Aiden, como Kalena, y ahora estas aquí para mi...
Quizá estaba exagerando, estaban a pocos días de cumplir el mes saliendo, entre la universidad y las visitas al hospital, se estaban comenzando a abrir el uno con el otro...
Solo podía contemplar el rostro de Elise expectante a su reacción, pero la chica únicamente sonrió, miró a Dante a los ojos y por un segundo pensó en Harper.
El chico lindo que le atraía realmente, y luego en el chico que realmente estaba expresando sus sentimientos hacia ella.
Así se sentía estar realmente entre la espada y la pared.
Por un lado ella sabía que no quería hacer sentir mal a Dante, y por otro, sabía que lo correcto era dejarle en claro la atracción que sentía hacia su compañero de residencia.
Y lo único que se sintió capaz de hacer hasta ese instante fue plantar un beso en su mejilla rasposa.
Sin embargo, pudo sentir los labios de Dante recorrerse hasta llegar a la altura de los suyos envolviéndose en un cálido y húmedo beso al que no pudo resistirse.
Exponer nuestros sentimientos puede ser benéfico o perjudicial, es como desarmarse y estar expuesto al desnudo, tememos de los prejuicios y el rechazo...
Desde que el sexo se volvió algo sencillo, expresar nuestros sentimientos se volvió una práctica prohibida.
Es cierto que algunas chicas siguen soñando con descubrir a un hombre romántico, pero mientras Elise dudara de sus propios sentimientos no cedería por ninguno de los dos.
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Fashion Diaries
Teen Fictionprecuela oficial de "fashion killer". Todo comenzó con un sueño, un boleto de salida y un secreto de muerte...