24: Blackout

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Después de los mensajes anónimos en su teléfono Cathrina se llenó de nervios el resto de la noche. Quería beber y olvidar, pero solo podía encender un cigarrillo tras otro intentando calmar sus ansias.

El cumpleaños de Kai se habia salido de control, y no podía encontrarlo entre los invitados para buscar consuelo.

Hasta ese punto deseaba estar lejos de Sebastian, que lejos de parecer un completo haragán gozando de la buena vida seguía siendo el primogénito de una de las familias más importantes de Manhattan.

Y si algo de aquel incidente llegaba a oídos de sus padres sería un hecho que Davina sería la primera en exiliarla de su nuevo círculo social.

— ¿Tu eres Cathrina cierto? — una voz masculina llamó su atención. —Soy Wesley Goldman, nos conocimos en el brunch de mi madre en el four seasons.

Aquel joven era el vampiro más sexy que hubiese visto en la fiesta hasta ahora, con su cabello negro quebrado, sus ojos grises profundos y aquella sonrisa que inspiraba un encanto natural.

—Creo que te recuerdo. — Cathrina intentó devolver una sonrisa amigable. —amigo de Bastian ¿Verdad? — la chica se acomodó el cabello sobre el hombro.

—Sí, el mismo. —Wesley suavizó su semblante ofreciéndole un vaso con soda de naranja.

— ¿Tiene alcohol? — Cathrina olfateo un poco dentro del vaso para descifrarlo.

—No, solo es una simple soda, no quisiera que pensaras que quiero propasarme contigo. —Wesley respondió sonriendo sin muchos ánimos.

<<No me importaría>>. Pensó Cathrina por un momento. Siendo sincera con ella misma, Wesley era la clase de chico con el que deseabas tener un beso, o tal vez la oportunidad de pasar una noche...

No como Sebastian, que era un hombre de protocolo amante del romanticismo.

— ¿Y tu novio? —cuestionó la chica arqueando una ceja antes de beber un poco de soda.

— ¿Aiden? — Wesley bufó. —No es mi novio, es como mi desahogo. — prosiguió. — un amigo con beneficios, hace poco termine con mi novia y él no lo sé, solo estaba ahí para mí.

Parecía tan despreocupado y directo, que Cathrina de pronto sintió que su interés iba en aumento. —Vaya, al menos posees la cualidad de la honestidad. —

Wesley se encogió de hombros. —Bueno, cuando uno es honesto, el sexo y los sentimientos no son temas incomodos.

Cathrina asintió en silencio antes de apoyar el vaso sobre un mueble cercano. —Deberías mostrarme a separar ambas cosas.

Ganarse su confianza era algo que Wesley necesitaba sin levantar sospechas, siendo minucioso en sus palabras, guardando la compostura de sus acciones.

—Lo haría ahora. — susurró Wesley a su oído antes de acariciar la mejilla de Cathrina con sus nudillos provocando que una sonrisa traviesa se dibujara en su semblante.

—Ahí están...

Sebastian parecía aliviado de encontrar a su novia y a su mejor amigo conversando tranquilamente en medio del desastre.

— ¿Qué pasa cariño? — Cathrina pareció volver a sus cinco sentidos cuando diviso a Sebastian aun consiente a pesar de los tragos que llevaba encima.

—Estaba bebiendo con Aiden pero lo perdí, fui a buscarlo, pero di en la habitación de Kai y solo está el con otras dos chicas que no conozco...

Cathrina y Wesley lo miraron con algo de incertidumbre.

—No te preocupes Bastian, yo iré en busca de Aiden. — Respondió Wesley lamentándose para sí mismo. Necesitaba conocer a la chica que salía con su mejor amigo, encontrar un punto débil que detonara su lado explosivo sin tocar el tema de Virginia a flote, pero el tiempo era nulo y las oportunidades también.

Después de un largo recorrido por la casa, Wesley llegó a imaginar que Aiden había abandonado la fiesta después de su descuido, asi que salió para tomar un poco de aire y despejarse un poco contemplando la vista que tenía cruzando la calle al parque Slope...

Hasta que un sonido desagradable llamó su atención obligando a bajar la escalinata de piedra encontrando a Aiden de espaldas a él provocándose el vómito con sus propios dedos.

Cualquiera en su sano juicio actuaria de forma desesperada, pero aquel instante solo hizo que Wesley pudiera entender tantas cosas, señales de que aquel chico parisino no estaba bien...

—No hagas eso. — Wesley susurró deteniendo a Aiden para girarlo y en centrarse de frente con él, aun con algo de betún y chocolate en las mejillas y un sorprendente olor a champagne.

—No es lo que piensas, creo que me he pasado de copas...

Aiden intento excusarse.

—Y de pastel. — añadió Wesley con una media sonrisa antes de tomarse un tiempo para contemplar aquellos ojos turquesa que lo envolvían en un océano infinito que le hacía olvidarse de todo.

— ¿También vas a burlarte? — bufó Aiden sin ganas antes de volve a darle la espalda.

—Vámonos. — Wesley lo retuvo de un brazo para obligarlo a girar. —No estás bien, te llevare a casa.

—No necesito tu compasión. — respondió Aiden hostil ante la acción, tirando un poco de su agarre para soltarse.

Fue un pequeño instante en el cual Wesley solo se decidió a envolverle en sus brazos. —Sé que han sido semanas difíciles, pero por favor mantengamos esto, solo nos tenemos a nosotros...

Aiden solo podía sentir el calor de sus cuerpos uno contra otro mientras el contrario le susurraba al oído.

—En cuanto todo termine, si quieres que me aleje de ti lo hare, pero por ahora déjame llevarte a casa...

Wesley se mantuvo abrazando a Aiden intentando amortiguar aquella situación, hasta que el castaño se apartó solo lo suficiente con la mirada baja asintiendo a modo de respuesta.

—Está bien.

Aiden y Wesley se marcharon de aquella fiesta para encaminarse de vuelta a la iglesia de Saint-Patrick y pasar el resto de la noche en el pent-house de los Goldman.

Durante el camino ninguno de los dos intercambiaron palabra alguna, sabían que ambos se necesitaban, no por amor, sino por supervivencia.

Ninguno imaginaba que la vida de Virginia estaría conectada a la suya, y que su muerte desencadenaría problemas inimaginables para ambos.

Era momento de acabar con todo.


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