Me sentí peor que en toda la semana, probablemente peor que cuando llegué y no había nadie, pero no podía reclamarle nada, después de todo yo siempre me encontraba ocupada; sería muy hipócrita de mi parte pedir que se desocupen de un día para otro cuando yo no era capaz de hacerlo, me quedé sentada observando mi reflejo la pantalla negra hasta que una lágrima se estrelló contra la misma... ¿Yo estaba llorando por algo así? No, no podía darme ese lujo ¿qué pasaría si un día tuviera que enfrentar un problema con el reino? ¿lloraría? No.
Ya tenía las reservaciones hechas y no podía acomodar mi agenda a como la tenía antes o parecería indecisa... Tampoco saldría sola, eso podría verse incluso más extraño ¿Qué se supone que haga? Recordé tener el número de Lucy y que aún debía compensar el mal momento que le provocó Lisandra así que le envié un mensaje diciendo quien era y preguntando sobre su disponibilidad para este fin de semana, las reservaciones habían sido hechas para tres personas por lo que le dije que podía invitar a alguien ¿Qué era lo peor que podía pasar?
Pues al parecer podía pasar y mucho. Esa noche me envió su dirección para que pudiera pasar por ella a la mañana siguiente, me fui a dormir con todo preparado, al llegar la hora me levanté arreglándome con la misma velocidad de siempre y salí encontrando al chofer bebiendo algo de café, aún era de madrugada y aunque insistí en que estaría bien aparentemente mamá no creía que los guardaespaldas necesitaran un descanso, incluso me pareció ver más que de costumbre. No pasó mucho antes de llegar a la casa de Lucy, estaba en una de las zonas rurales del pueblo y se notaba que era de una familia de campo; pudientes dentro de su área o muy dedicados para poderla enviar a mi mismo instituto. Salió y detrás de ella una figura más grande se aproximó mientras el chofer abría la puerta para que pudiera entrar.
— Disculpa, quería invitar a una amiga pero...
—¿Era en serio que hablabas de la princesa? —Esa voz me pareció conocida y aquella sospecha que estaba naciendo en mi cerebro se confirmó antes de ser completada al ver el rostro de James asomando por la puerta.
—Hola James, que gusto verte.
—Recuerda que sólo vienes porque mamá me obligó a invitarte, no vayas a ser molesto —Lucy reclamaba con una sonrisa tan simpática que era imposible tomarse sus palabras en serio.
—Si hermanita, no lo olvido —Su relación se notaba más alegre que la de Alison y Alec aunque no dudaba que ellos también se quisieran... A su modo.
Ambos se acomodaron conmigo en un extremo, James al otro y Lucy en medio; las cosas iban fluyendo bastante bien en el viaje: platicamos y bromeamos un poco hasta llegar a nuestro primer destino, unas cabañas a las afueras de la ciudad para tener a donde llegar durante estos dos días, al mencionar cabañas seguro se imaginaron algo más rústico puesto que en cuanto llegamos sus quijadas se cayeron mientras yo tomaba las llaves y me dispuse a subir a la nuestra para ir acomodando las cosas antes de salir a la primera atracción.
—Esto se ve mucho mejor que nuestra casa... — Lucy era la más sorprendida incluso al entrar en la cabaña.
—Si, quien diría que conseguirias estoy por un sándwich... Me pregunto que conseguirás si te tiran a ti, enana —James bromeaba con su hermana aunque a ella no pareció darle mucha gracia puesto que le dio un codazo en el estómago al cuál el mayor respondió evidentemente exagerando.
—Ya, ya... Espero que hayan traído lo que pedí —Ambos asistieron con una sonrisa— Excelente, saquen sus trajes de baño porque iremos a un parque acuático.
Sentencié sacando la ropa de playa que llevaba. No, no era un bikini ni mucho menos; esas cosas no me eran permitidas ya que cualquier periodista se haría un banquete con ello, cuestión de tradiciones y pudor de la realeza; el traje consistía en una sola prenda que podría describirse como una blusa y un short juntos de color negro con dos líneas a cada costado marcando la figura esbelta resultado de mi dieta y actividades diarias una azul y una rosa pastel. Fuimos hasta el lugar, nos cambiamos en los vestidores para enseguida nos dirigimos a las piscinas, James lucía un short suelto mientras su hermana disfrutaba de hacerlo enojar con un hermoso bikini azul.
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¡Dame mi corona!
Teen Fiction"Le ofrecí mi amistad pero no le bastó, quería mi vida" Damay es el tipo de chica que parece tener la vida resuelta, claro, siendo la heredera al trono es algo de esperarse pero las cosas no siempre son lo que parecen, ha sido educada desde muy chic...