Capítulo 13

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—Tu madre y yo ya lo decidimos, ahora decide tú —No lograba procesar que mis padres me estuvieran diciendo eso ¿Es que ya no les importa que esto haya salido en el periódico? Vamos, es obvio que ya sido todo culpa de Lisandra ¿Y la regañada soy yo? ¡Eso no es justo! Además...

—¡Pareciera que estén en contra de su propia hija! Por favor mamá, ve todo lo que ha pasado desde que llegó ella y dime que no te parece sospechoso, sin contar que va unos días a casa y misteriosamente los resultados positivos salen de tu poder para terminar por todos los medios posibles.

—¡Yo lo único que sé es que tú ya no eres la niña que yo crié para gobernar! ¡Ni en plena adolescencia causaste tantos problemas! 

—Pero mamá, no es mi culpa... Además me han vuelto a amenazar —Aún tenía la nota en mis manos, arrugada pero legible — ¡Ahora díganme que esto ha sido obra de James y Lucy! ¡Ahora díganme que Lisandra no es ni un poco sospechosa! —Papá tomó y guardó la nota de la forma más cuidadosa posible.

—Será tomado para su caso pero debes comportarte hija —Tuve por muchos años tantas emociones acumuladas dentro de mi que parece haber bastado una fuga lo bastante grande como para vomitarlo todo sin poder contenerme, esa presa irrompible de sentimientos, no se rompió, de derrumbó por completo haciéndome caer en llanto y enojo frente a mis padres, esos que siempre se mostraron tan orgullosos de su querida hija ahora solo estaban decepcionados y sin importar mis palabras, que llegaron al punto de ser inentendibles, no quitaron su expresión de jueces, hasta dar la sentencia.

—¡Suficiente! En este mismo instante vas por tus cosas que nos vamos al palacio, no pondrás un solo pie en la calle hasta que aprendas a comportarte de nuevo —Las palabras de papá hicieron que frenara en seco  todas mis emociones e incluso parecía que las lágrimas se negaban a continuar saliendo, así como las palabras, todo mi mundo interno que a penas comenzaba a girar, se detuvo por completo unos instantes volviendo a girar rápidamente haciéndome salir de la oficina sumamente frustrada azotando la puerta, era lo peor que podía hacer ¡La reputación de la familia Real quedaría por los suelos! Y sin embargo en el momento fue tan liberador que deseaba hacerlo de nuevo.

Tomé mis cosas y fui a despedirme de Alison y Alec o esa era mi intención, hasta que les vi bromeando con Lisandra quién tenía la cara hinchada. No quería interrumpir, no por educación, simplemente no creí que fuera a ser bien recibida por el alegre aura que desprendía toda la mesa.

Mis padres ya se habían ido así que subí a aquella limusina que me transportaba siempre, a dónde necesitara ir. El conductor era el mismo aunque estaba feliz, al menos antes de que yo subiera, cuando el vehículo se llenó de tristeza, enojo y frustración. Cruzamos algunas miradas como si quisiera decirme algo, mas al llegar el final del camino en eso se quedó, sólo miradas. Entrando una de las chicas me entregó aquél que sería mi nuevo horario: los profesores me enviarían los temas, tareas y exámenes en una página encriptada, mis clases de modales volverían sin contar con un añadido "manejo de la ira", todo ello iniciaría al día siguiente así que mis padres me daban ese día para "meditar mis acciones" pero debo admitir que sólo me fui a dormir.

«... —Tú ya no eres nadie, a nadie le importas y a nadie le importarás... La reina ¡Soy yo!»

Me desperté entre sudor y jadeos viendo a penas un poco de luz reflejada en los muebles de mi habitación, era de noche; resultaba complicado creer que durmiera tanto desde que llegué antes del medio día. Tomé el celular confirmando que eran prácticamente las diez de la noche y... No tenía ningún mensaje. Traté toda la noche de conciliar el sueño sin resultado, al darme cuenta ya estaba una de las chicas gritando desde el otro lado de la puerta lista para que iniciara mi nueva rutina.

Admito que ver el uniforme del instituto y no usarlo me contrarió bastante pero nada podía hacer. Mi mente se encontraba más clara que el día anterior, ahora no paraba de pensar en el escándalo que provoqué y lo mucho que la han de estar liando mis padres justo ahora con la prensa. Me comportaba como un zombie, haciendo las cosas de forma más mecánica que razonada, mis clases comenzaron con manejo de la ira sin contar a la profesora queriendo meter sus narices donde no debía.

El día transcurrió... No tan mal. Entre clases revisaba el móvil esperando algún mensaje privado por mi ausencia pero solo encontraba noticias, algunas más reales que otras pero ni luces de mis amigos.

Al siguiente día me disculpé con mamá y al otro con papá, por quien me enteré que James y Lucy fueron puestos en libertad con una advertencia, me alegré de ello y sin embargo estaba tan afligida por no poder pedirles disculpas en persona.

Pasó una semana entera en la que no salía para nada del palacio, hasta el chófer dijo un comentario en broma diciendo que en verdad disfrutaba sus vacaciones lo cual debo admitir que me hizo reír. Y mi bandeja personal de mensajes continuó vacía por al menos cuatro días más hasta que recibí un mensaje de... ¡¿Lisandra?! Vamos... Nadie me más que los profesores me enviaron un mensaje en todo este tiempo y ahora que tengo uno resulta ser ella ¡Esto debe ser una pesadilla!

“Hola princesa, vuelve pronto, hay mucho que debes ver"

... 1, 2, 3, 4...

"Pronto, dile a mi mejor amiga que la extraño y a mi prometido que le mando muchos besos"

Traté de ser diplomática otra vez y tal parece que la antigua yo, estaba volviendo sin siquiera darme cuenta; los días continuaron prácticamente igual, a diferencia de que no volví a recibir un sólo mensaje.

El día de vuelta al instituto había llegado y con ello la tranquila y socialmente perfecta yo, estaba lista para regresar a esa jungla como si nada hubiese pasado, las noticias y escándalos tuvieron bastante tiempo para disiparse, al llegar entré de nuevo con la cabeza en alto y noté a un grupo de chicas correr con emoción hacia mi... Para ser honesta esperaba algo más semejante a los últimos días.

Sin embargo mi felicidad no duró mucho dado que aquellas chicas no estaban así por mi presencia y pasaron de largo justo a mi lado golpeando mis hombros y provocando que me diese la vuelta sólo para ver algo que no era capaz de procesar.

Alec, Alison, Lisandra, James y Lucy... Entrando juntos, las chicas parecían auténticas reinas escolares siendo cargadas a los hombros de los chicos, cada uno cargaba a su respectiva hermana y en el medio de ambos; repartiendo el peso se encontraba Lisandra quién conjuntamente con Lucy y James se veía completamente diferente a las personas que conocí al irme.

¡¿Qué sucede?! ¡Debo estar soñando!

¡Dame mi corona!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora