Capítulo 8

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Me desperté en mi habitación ya sin estar rodeada de prácticamente Korim entero y poco más, únicamente con un médico cuyo rostro dibujaba unas cuantas arrugas y su pelo canoso apenas tenía rastro del color negro que seguramente tuvo en su juventud; por la luz de la ventana supe que ya era un poco tarde, las cuatro, quizás las cinco, no estaba del todo segura...

—Hola —Llamo mi atención con una voz rasposa y profunda mientras observaba fijamente como si quisiera indagar en mi estado.

—Y... Yo... ¿Me desmayé? —La poca paz que tenía al despertar, suficiente para fijarme en los detalles físicos del doctor se desvaneció en cuanto tomé consciencia de lo tonto que fue desmayarme a medio desfile ¿ahora que dirán de mí? ¿pensarán que soy débil? —oh no... Te... Tengo que volver al desfile

—Tranquila, no te apresures —Me detuvo cuando traté de levantarme rápidamente del a cama por lo que sólo conseguí sentarme —Si te desmayaste, en cuanto al desfile, se detuvo un momento pero el resto de la celebración continuó, aquí lo importante es que estás bien —No, no, no ¿cómo una eso a estar bien —Ahora ¿Sabes por qué te desmayaste? —Negué y soltó un suspiro pasado antes de proseguir —Para comenzar: Tu dieta, no la has cambiado desde que entraste a la pubertad y eso comienza a ser problemático para tu cuerpo, luego el usar un corsé tan apretado dificultó el paso de oxígeno por la sangre y en sí que pudieras respirar aunque... Eso no debió ser tan perjudicial si estuvieras calmada ¿hubo algo que te alterara en el desfile? —Desvié la mirada, no quería responder eso aunque supuse que estaría más que claro lo afirmativa que debería ser la respuesta —Bien, le diré a tu familia que ya pueden pasar.

El doctor salió y primero entró mi madre obviamente preocupada por mi estado, aunque yo realmente me sentía muy bien, contando las horas que dormiría en la noche creo que nunca había descansado tan bien pero aún así me sentía culpable de haber arruinado algo tan importante como el desfile.

—Mamá... Perdón por arruinar el día que tanto estuviste planeando... Si yo...

—Shh, no es tu culpa mi niña, lo importante es que sólo fue un desmayo y que gracias a Alec no te golpeaste en la cabeza ni nada parecido —Mamá me abrazó como si estuviera hecha de papel aunque según el médico, casi que era así.

—¿Cómo está papá? ¿Se enojó conmigo? 

— Jajaja, claro que no, él quería verte cuando despertaras pero ya sabes cómo es esto y de tuvo que ir a atender los eventos donde se supone estaríamos todos —El matrimonio de mis padres también había sido arreglado pero algo me decía que ellos realmente se amaban ya que ni siquiera parecía que los hubieran comprometido a la fuerza... Ojalá en el futuro mis hijos pudieran decir lo mismo de Alec y yo aunque sospechaba que ese no sería el caso.

—Okay por cierto ¿y mi celular? No se me perdió ni nada ¿verdad? —Al menos una cosa era normal en mí, la preocupación adolescente de perder el móvil.

—Ahh que bien que me recuerdas, lo tomó Alec cuando te desmayaste porque se te resbaló al piso, está aquí afuera, deja lo hago pasar.

Mamá la habló a Alec antes de salir no sin claramente antes despedirse con un abrazo un poco más fuerte porque se iría a acompañar a papá, en seguida entró mi prometido con un ramo de rosas y mi celular en la mano, moría por verificar la hora pero me aguante tomando las flores y aspirando el delicioso aroma que emanaban.

—¿Estás bien linda? 

—Si, si, dice el doctor que sólo fue el corsé —Y mi dieta... Pero quizás no le mencionaria eso en el momento

—Menos mal... Me diste un buen susto...

—Jajaja, menos mal pude asustarte una vez

—¡Ey! No es divertido —Se quejó cruzándose de brazos, Alec podía ser realmente adorable algunas veces. 

—Ya, ya... Ven aquí y dame un abrazo —Me hizo caso inmediatamente pero...

—Bueno linda, debo irme, hay que dar explicaciones a la prensa todavía además de que debo ir a los lugares que la reina había planeado para nosotros.

—Bueno, no te apures... Yo sé cómo es esto —le di un beso en la mejilla y se fue; a decir verdad esperaba que se quedara pero era verdad, yo sabía cómo eran las cosas de la realeza, pocas veces que no sean para quedar bien con los medios tienes la oportunidad de convivir con quienes consideramos más cercanos... Alison entró mientras revisaba la hora en mi celular confirmando que eran las cinco de la tarde; me saludó con un abrazo que a diferencia de los anteriores parecía pensar que estaba hecha de hierro o algo así ya que me apretó muy fuerte sin siquiera preguntar si estaba bien aunque luego de ese gasto las cosas no fueron muy diferentes a con mi mamá y Alec, me preguntó que cómo estaba y hablamos un poco más, a ella sí le dije sobre lo que me reclamó el médico de mi dieta y me dijo que tarde o temprano debería decirle a mis padres.

—Lo sé, lo haré cuando termina el día, no quiero preocuparlos durante el aniversario

—Emm... Damay ¿Te importaría si me voy unas horas? —Arquee una caja pues hasta donde yo sabía ella no tenía nada que hacer el día de hoy por lo que continuó —Es que bueno... Lis vivió mucho tiempo como hija ilegítima y pues la ocultaban así que es la primera vez que sale y... —Yo entendía por dónde iban las cosas aunque nunca esperé que a mi mejor amiga le importara más el mostrarle una celebración a Lis que estar conmigo luego de un desmayo sin embargo sería egoísta de mi parte el no permitírselo.

—Claro, ve, no hay problema.

—No te digo, sos la mejor.

Se levantó tras un último abrazo y se fue, desde dentro escuché como Lis era había estado afuera todo el tiempo y voy a admitir que me sentí algo ofendida por qué no pasará siquiera a decir "Hola" o "¿Cómo estás?" Pero no estaba en condiciones de reclamar así que tomé mi celular pero nada me llamaba la atención, hasta que recordé el libro que aún no terminaba por lo que lo tome y comencé a leerlo sin más que hacer por el momento hasta que un escándalo fuera de mi habitación llamó mi atención, eran varias personas discutiendo aparentemente forcejeando mientras dos voces gritaban desesperadas eran... James y Lucy ¿Que hacían ellos aquí? 

—¡Largo! ¡No los quiero ver! ¡Traidores! —Grité desde mi cama, hasta mis gritos sonaban irreales y demasiado educados para mi gusto,  recordé como los vi en el desfile, desesperado por acercarse a mí y teniendo... Algo en la mano.

—¡Damay! ¡Por favor! ¡No hemos sido nosotros! —Reconocí la voz de Lucy tras la enorme puerta de caoba que la separaba de mi habitación.

—¡Eso lo va a decidir una corte! —Quería que se fueran pero una parte de mi estaba deseosa de continuar escuchándolos simplemente por saber que mi intuición no se había equivocado, tal vez era egoísta en algún punto pero no me iba a arriesgar...

—¡Tenemos pruebas! —Gritó James lo cual me dejó helada por unos instantes —Nunca nos rendimos Damay, estábamos buscando la forma de probar nuestra inocencia.

—Princesa, dejamos pasar por favor.

—Guardias, llamen a mis padres y dejen en paz a los jóvenes, pasarán cuando lleguen los reyes.

Ordene desde adentro e inmediatamente la paz volvió, mis padres tardaron un rato en llegar pero finalmente lo hicieron y al momento los cuatro pasaron, papá los veía escéptico de lo que pudieran hacer mientras mamá se notaba preocupada.

—¿Que evidencia es la que tienen? —Cuestioné antes de que alguno de mis padres dijera algo.

—Bueno, volvimos a la cabaña donde nos hospedamos y pedimos los vídeos de seguridad... No nos los querían dar pero al final nos dieron una copia... Esto probará que no hemos hecho nada.

—Mamá ¿Me pasas mi laptop? —Dije mientras estiraba la mano para recibir la memoria que contenía la supuesta evidencia de parte de Lucy hasta que mi mamá me pasará el aparato, prendí la compu e introduje la memoria esperando a que la leyera, abrí el único video que existía mientras todos estábamos a la expectativa.

[...]

—¿Cómo pudieron? —Estaba decepcionada, más decepcionada de lo que me sentí incluso cuando se dió el rumor.

¡Dame mi corona!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora