Capítulo 11

171 34 9
                                    

—¡No! ¡Lisandra no puede ir al baile! —Todos comenzaron a observarme con sorpresa ya que nunca tuve una reacción tan molesta ademas que me encontraba de pie apoyada en la mesa y con el ceño fruncido —Di... Digo... No puede ir con esa ropa, iremos de compras —Me senté sonrojada de vergüenza en tanto Alison se volteo a hablar con Lisandra tras verme con los ojos entrecerrados con sospecha.

—Linda ¿Te encuentras bien? —Alec... siempre tan atento.

—Claro, solo... necesito ir al baño.

Me levanté para hacer lo dicho a pesar de que realmente no tenía ganas de ir al sanitario, tampoco iba a quedarme ahí. Me retiré entre miradas y uno que otro murmullo a cada paso que daba; en el baño me encerré sentándome sobre la taza tapada mientras meditaba un poco en lo que haría, ahora no sólo la invité sino que debería ayudarla para alistarse.

—Un momento, eso es... —Susurre con alegría para mi misma cuando tuve una idea —Bien Lisandra, si quieres ir al baile... al baile irás.

Al salir del cubículo noté a unas chicas de primer grado con su mirada fija en mí; puede que haya hablado un poco más alto de lo que creí; les sonreí y salí del lugar soltando un suspiro de alivio regresando a la mesa de mi grupo, pasé el resto del descanso afinando mentalmente los detalles de mi plan para que nada pudiera fallar, Lisandra no me robaría la atención.

Las cosas continuaron como de costumbre, mamá invitó a Lis al palacio unas cuantas veces, dos de ellas fue acompañada por Alison y en todas mamá se enfrascaba con ella en conversaciones insignificantes además de remarcar constantemente a solas que no era posible que una chica criada en el campo llegara a superarme en desempeño académico y eso no me ayudaba a estimarla más, por otro lado a veces le preguntaba a papá por el caso de James y Lucy aunque sin éxito alguno dado que evadía el tema.

(...)

La semana de los espíritus fue de lo más tranquila, exceptuando mi ánimo del asco causado por el hecho de que mi mejor amiga no dejaba de pasar tiempo con Lisandra, no supe nada de mi prometido en días, mi madre de sermonearme con la escuela, las pasadas amigas de Lucy que al parecer también babean por James... Mejor no recuerdo cómo me di cuenta de eso; sin contar que mis emociones fueron capturadas e inmortalizadas por los medios así que ahora todos creen que "necesito relajarme"... tsk, sólo necesito a esa chica fuera de mi vida.

—Por supuesto Lis, ese vestido se te ve genial pero... —Mencioné mientras se probaba el vestido número cincuenta del día, por supuesto que no le dejaría comprar ninguno pero soñar no le hace mal a nadie.

—Damay, no puedes ser tan exigente, los vestidos han sido preciosos —Me reclamaba Alison quien alababa cada uno de los vestidos y el como le lucían.

—No, de verdad, la opinión de Damay es muy importante y si ella dice que no entonces no lo comprare —Mi cuñada resoplo a la respuesta de Lisandra.

—Mejor vayamos con la costurera del reino, todo lo que hace es genial —Más que sugerencia se trataba de una orden, lo tenía completamente planeado y gracias al cielo ninguna se opuso aunque Alison no se veía muy complacida.

Nos fuimos de inmediato ante la mirada molesta de los vendedores, era tan extraño que ese tipo de miradas hubieran pasado de ser nulas a ser relativamente comunes, tanto que ya ni siquiera me sorprendía. En pocos minutos llegamos con la costurera del reino, era completamente de confianza y se dejaba comprar por cualquier cantidad de dinero lo cual era fabuloso para mi plan; entramos e inmediatamente nos atendió, mi vestido ya había sido encargado por mi madre, Alison era más de comprar en tiendas o por diseñadores internacionales así que tan solo se dedicó a tomar las medidas de Lisandra y hacer el boceto del vestido, ya nos íbamos cuando dije que me quedaría unos momentos para arreglar unos detalles de mi vestido pero realmente estaba por poner mi plan en marcha.

Llegó la noche y los vestidos estaban listos, esperaba arreglarme sola pero a mi madre se le ocurrió que serìa una excelente idea que nos arreglaramos todas juntas, las chicas que ayudaban a Lisandra tenían una sonrisa gigantesca y platicaban mucho con ella, las que ayudaban a Alison estaban más enfocadas pero soltaban una que otra broma y las que se encontraban conmigo estaban muy serias de lo que haya estado cualquier persona que haya visto en mi vida aunque tampoco tenía muchas ganas de platicar con ellas.

—Wow chicas, muchas gracias, con razón Damay siempre llega hermosa a la escuela.

—Gracias señorita Lisandra, no es nada.

—Siempre son de ayuda chicas.

—Solo es nuestro trabajo señorita Alison.

—Bueno, es la noche del baile así que más trabajo y menos charla —Sentencie.

El baile comenzó y también mi plan, Alec llegó rozando a la hora del inicio y algo desaliñado, por supuesto que las personas comenzaron a hablar de ello sin demorarse nada.

—Alec, amor ¿por qué llegaste así? ¿tienes idea de lo que la gente puede especular?

—Tsk, relájate Damay ¿qué importa si especulan? he llegado y eso es lo importante.

Su respuesta no me agradaba pero necesitaba concentrarme, no iba a ser la ùnica que saliera humillada desde la llegada de Lisandra a la escuela y a mi vida.

Lo siguiente pasó tan rápido para todos que pocos se dieron realmente cuenta de lo que pasaba pero ya que yo lo había planeado a la perfección supe exactamente lo que sucedió: Lisandra llegó detrás de Alison atrayendo las miradas de todo el mundo pero eso no me preocupaba, me acerqué calmadamente para recibirla y con la punta del pie pise un pequeño hilo que le pedí a la costurera dejar suelto tan rápido que solo un águila pudo haber visto el cual inmediatamente descosió toda la parte interior a donde iba sujeto el exterior así que el vestido cayó completamente dejando expuesta su ropa interior o mejor dicho la ausencia de esta ya que el vestido estaba hecho para no llevar nada debajo y no es por criticar pero tal parece que no le encantaba depilarse además de tener estrías y celulitis que si bien son naturales para alguien de su posición se vuelven inaceptables. Por suerte o por planeaciòn mía mi vestido tenía una larga capa con la que la cubrí aunque dejando un margen de tiempo para que al menos unas cámaras captasen T-O-D-O.

Eso debería bastar para desviar la mala atención, atraer la buena y que aprenda que conmigo nadie se puede meter, tal vez no tenga pruebas pero todo me ha ocurrido desde que ella llegó y estoy segura que es su culpa.

—Este mundo lo domino YO, la atención es para MI y NADIE va a cambiar eso —Pensé con orgullo.

¡Dame mi corona!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora