Capítulo 30

185 32 13
                                    

El frío y la humedad era lo primero en abrazar mi cuerpo al despertar, ¿Dónde estaba? Intenté moverme pero una cadena me lo impedía...  ¿Qué demonios?... La luz se colaba por algunos huecos en la construcción, posiblemente era de día aún ¿Cuánto había pasado desde que me desmayé? Ay no... El consejo creerá que renuncié... Pero lo más importante es ¡¿Cómo demonios voy a salir de aquí?! Lisandra ahora sí que se pasó, ya lo había conseguido ¿No? Cuál era el punto de hacer esto.

—¡Auxilio! ¡Alguien! ¡Por favor, ayúdenme!  –Bueno... Al menos lo intente... Agh... Esa estúpida cadena me estaba lastimando, intenté quitármela de todos los modos posibles, incluso estaba pensando cortar mi pie... Agh..  que tontería, necesitaba otro modo de salir... Quizás forzando la cadena...

Al poco tiempo me sentía exhausta, no tenía nada al alcance para romper la cadena, vi una piedra con lo que podría forzar alguno de los eslabones, más estaba demasiado lejos como para intentar alcanzarla y mis fuerzas no bastaban para abrirlos.

Los rayos que se colaban poco a poco se movían hasta finalmente desaparecer... No podía quedarme así por siempre ¿O si?... No, para nada... Tarde o temprano alguien debía asistir a ese lugar... Hasta entonces me dediqué a intentar alcanzar la piedra aunque sólo conseguí terminar, sucia, húmeda y lastimada puesto que cuando más me acerqué escuché a alguien abrir la puerta, era una figura masculina cubierto de negro de pies a cabeza, incluso lleva a lentes oscuros ocultando al completo su identidad. Dejó nun plato con avena fría en el piso.

—¡Oye! Ayúdame por favor... Tengo que salir de aquí... No sé quién eres mi cuánto te están pagando pero prometo darte el triple si me ayudas a irme.

El hombre me ignoró por completo yéndose por dónde vino, logré escuchar como aseguraba la entrada, al tomar la comida por simple aburrimiento, descubrí que no sólo estaba fría sino que sabía horrible como si tuviera alguna medicina... A los pocos minutos pude comprobarlo puesto que me estaba sintiendo mal.

Y bastante débil... Terminé por dormirme en aquél piso, pasó algo de tiempo con lo mismo, no sabía si sólo fueron días o semanas pero me pareció mucho, el chico no dejaba de llevarme la misma avena asquerosa, dejándome dormida por mucho tiempo, puede que Lisandra ni siquiera se hubiera decido por algo que hacer conmigo, me preguntaba si alguien se estába molestando en buscarme, antes eso habría sido indudable pero en esos momentos la opción más lógica era pensar que a nadie le interesaba.

Estaba por comer esa asquerosa pasta a propósito para dormir, no era como que tuviera algo mejor que hacer cuando escuché unos golpes en la entrada y se abrió dejando ver a Lucy con un pedazo de madera en la mano y llaves en la otra.

—¡Damay! Sabía que estabas bien...

—¿L...Lucy...?

—Claro, vamos... Sólo lo dejé inconsciente pero no sé cuánto se quede así... –Si que era difícil de creer que ella hubiera noqueado a ese tipo... Se acercó con las llaves tirando el trozo de madera y liberandome de la cadena que me impedía avanzar.

—¿C... Cómo... me encontraste?

—Pues no fue fácil pero no hay que perder tiempo en los detalles, vamos –Me ayudó a levantarme y salir de ahí, el lugar estaba en serio en medio de la nada así que Lucy me guió caminando; según ella la propiedad de sus padres quedaba cerca. El sol casi se ocultaba cuando llegamos a una pequeña cabaña.

¡Dame mi corona!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora