- Te traje un regalo - le dijo el hombre a la niña
- ¿¡Que!? - chillo ella sonriendo
El padre la llevo a la cocina en brazos con una mano tapandole los ojos.
- ¿Lista? - le pregunto y ella asintió con una sonrisa en la cara
Cuando le destapó los ojos la niña vio sobre la mesada lo que más amaba, utensilios para poder cocinar. Un batidor, una espátula de madera, una olla negra con un moño rojo brillante y una bolsa llena de ingredientes.
- ¿Quieres aprender a hacer un Gumbo? - le dijo al oído él padre y ella asintió mientras lo abrazaba.
Él le trajo una silla en la cual ella se paró y empezaron a cocinar juntos, mientras le indicaba a la niña paso a paso.
- Niños - dijo una mujer detrás de ellos - se conforman con tan poco! No vayas a arruinar la comida Malaika - reprendió a la niña
- Claro que no, nuestra hija será la chef de Nueva Orleans, de toda Luisiana
- ¡O del mundo! - dijo la niña
- ¡Y yo soy Madonna! - chillo la mujer - como sea, me voy a la peluquería, adiós.
- Ma - abro los ojos y Ghalen me estaba moviendo - tengo hambre
- Okey, ya me levanto - cerré los ojos
- Ma - otra vez era Ghalen - te volviste a dormir.
Me levanté con sueño y vi que Makena seguía durmiendo al lado mío. Ghalen era el único levantado, casualmente un domingo a las 09:00am.
Le servi yogurt con cereales y le di galletitas mientras yo me senté en la mesa con el teléfono. Empecé a ver instagram, pero cuando me di cuenta estaba bajando la pantalla sin ver absolutamente nada.
Estaba pensando en el sueño que tuve. Fue un sueño de un momento feliz, un momento que hasta el día de hoy recuerdo.
A veces no entiendo a mi subconsciente, se supone que una persona normal sueña cualquier cosa, como tirarse un clavado a una piscina, un amor falso, un pelea en medio de la calle, pero no sueña cosas que lo atormentan de su pasado, a excepción de mi claro.
Me levanté de la mesa y empecé a revolver en el mueble de la cocina donde estaban guardados todos los utensilios. Ahí estaba, la olla que aparecía en el sueño, abajo del todo ocupando su lugar desde hace años.
La saque la puse sobre la cocina y la observé, un rato largo, un tiempo tan largo que Ghalen ya había terminado de desayunar y se sentó a ver tele, un rato tan largo que estaba llorando, si, llorando con una olla.- Mmm, gumbo - me sobresalte y al darme vuelta vi a Ayden parado atrás mío con lagañas en los ojos - ¿Porque lloras?
- Que? Gumbo? - me seque las lágrimas
- En esa olla solías cocinarlo antes, ahora no mucho
- Tal vez deba cocinarlo - dije
- Si, debes, te obligo - sentenció levantándome un dedo - ¿Hay algo para comer?
- Si, galletas allá arriba - señale la alacena - de acuerdo entonces voy a comprar para hacer el Gumbo
- Y compra para hacer un pastel - me pidió Ghalen
- Okey, Makena duerme en mi cuarto, díganle que fui a comprar
Tome la llave de la camioneta y le di arranque como tres veces para poder salir. Arranque hacia el supermercado y en el camino se me ocurrió la grandísima idea de ir a buscar a Khalan y era grandísima por la parte de tener que despertarlo si es que dormía.
Cuando llegue a su casa golpee la puerta al menos tres veces hasta que otra vez me atendió un Khalan sudado solo que esta vez con una musculosa, que acaso duerme corriendo?
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El knocaut del amor (editando)
Novela JuvenilMalaika es una joven que ha vivido toda su vida junto a su familia y en distancia de la vida social que llevaría una adolescente. Hoy en día se dedica solo al trabajo y ayudar a los demás, aunque eso a veces le cueste olvidarse de ella misma. Encon...