"NO LO NIEGUES"

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Corro junto a Apolo y Zeus por el parque del barrio. Llevo una sudadera negra con capucha así que es básicamente imposible reconocerme. La razón por la cual corro es porque me duelen las palabras que le dije a Stephen... dios, pero de donde demonios saque el valor para decirle tal mentira...

Me paro junto a los dos doberman. Estoy algo cansada, pero debo hacer mi entrenamiento. Voy a tirar de mis perros para seguir corriendo, pero ellos se quedan mirando hacia un lado del parque. 

- Hey chicos, que os pasa?

Me agacho a su altura y acaricio sus cabezas, cuando miro en su dirección veo un cuerpo tendido en el césped. Se que no debería importarme, pero algo me obliga a caminar e ir hacia el.

Cuando veo el rostro de la persona maldigo por dentro... de todas las personas tengo que volver a encontrarme con el. Esto es el karma.

Lo cojo y paso su brazo por mis hombros. Pesa mil demonios aunque esté bien entrenado.

- Joder Stephen... pásate a la cinta y deja las pesas...

Le escucho reírse y le miro. Le han dado la paliza de su vida, seguramente por hacer una estupidez.

- Eres hermosa

- Ya ya, cállate, estás de película.

El ríe y gime de dolor. Lo llevo a casa junto a Apolo y Zeus, que lo miran y no se separan de el. Lo que me faltaba, que se gane a mis perros sin hacer nada.

Cuando llego Alek ya está despierto en la cocina.

- Alek, ven a ayudarme con este saco de boxeo. 

Cuando se gira a mirarme se descojona en mi cara. Le fulmino con la mirada y me ayuda a llevarlo al sofá. Cuando lo tumbo, mis dos perros se sientan mirándolo y no se separan e el.

Ya los he perdido. Genial.

Subo al baño y cojo el botiquín para curar sus heridas. Es irónico,  ayer le dije que no sentía nada por el y ahora me lo encuentro haciendo que se me acelere el corazón. Karina céntrate.

Bajo y veo a Stephen sentado acariciando a los perros. Hago una mueca de desagrado y cojo una silla para sentarme frente a el.

- Bonitos perros

- Lo se, ahora deja de hacer que se encariñen contigo o no me dejarán en paz.

El sonríe, pero deja de hacerlo. No me extraña, tiene el labio y la ceja partidos, y varios moratones en el rostro.

Cojo agua oxigenada y algodón y me dispongo a curarle los cortes. Da respingos debido al dolor, pero no se queja. Cuando acabo con los cortes le pongo una pomada para bajar el hinchazón.

Voy a levantarme cuando veo que se queja por mover el torso.

- Levántate la camisa

- Quieres comerme con la mirada Karina?

- Cállate y subetela.

El obedece con una sonrisa en los labios. Maldito ego.

Cuando lo hace suelto un taco hacia el.

- Hey, ya te vale.

- Cállate. Alek, lleva a este idiota a mi cuarto, voy abajo a coger unas cosas.

Mi amigo asiente riéndose y se lo lleva mientras yo bajo a la sala de abajo a coger vendas. Esto es fantástico, yo queriendo alejarlo para no meterle en mis asuntos y que no despierte mas mariposas en mi, y el destino se empeña en ponérmelo en el camino.

Cuando subo veo a Alek con una sonrisa. Paso por su lado y siento un escalofrío.

- No niegues lo que sientes Karina... es mejor para ti. No seas tozuda.

Subo a la habitación con el corazón en la garganta. A saber que le habrá dicho...

No huyo *2*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora