"BASTA"

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Camino arriba y abajo llamando a mis hombres a hacer distintas cosas. No tengo tiempo para gilipolleces, y mucho menos para un mujeriego de tres cuartos.

TJ está en su cuarto estudiando. Mejor que no se entere de nada. Apolo y Zeus me siguen mientras olfatean todo a su alrededor. Los llevo conmigo por si huelen algo que no les es familiar. Los que entran en mi grupo han de pasar por distintas pruebas, entre ellas, que mis perros los conozcan.

De repente siento como ellos dos se paran y miran hacia las escaleras. Salen corriendo disparados hacia la entrada. Que demonios? Salgo tras ellos y al llegar a la puerta me encuentro con la persona a la que ahora mismo no quiero ver ni en pintura.

Mis perros como tontos se ponen contentos al verle. Me pongo firme y uso el tono de voz frío para que me obedezcan. Se colocan a mis laterales y se sientan. Miro a Stephen con la cabeza en alto.

- Lárgate

- Karina...

- Que te largues, no voy a volver a decírtelo.

Me acerco y le empujo hacia la puerta para que salga. Me olvidaba que el también está mas fuerte, porque no se ha movido ni un centímetro. Le miro enfadada y el solo saca su maldita sonrisa de sorna.

- Basta, no tengo tiempo para aguantar tus tonterías. Lárgate antes de que te mande al hospital.

Me doy la vuelta y empiezo a caminar hacia la cocina con los perros detrás. Por mi desgracia ahí se encuentran las tres Marias.

Alek, Cris y Sabrina me miran con la ceja alzada y sacan una sonrisilla al mirar a mis espaldas.

- Ahora que os pasa?

- Alek o te callas o te mato.

Cris se ríe y abraza a mi mejor amiga. Los miro mal. Y Cris enseguida se aparta.

- Eso, que corra el aire. 

Me pongo en medio de ellos y cojo un baso para beber agua. De un momento a otro siento como alguien me agarra y me inmoviliza en un hombro.

- Stephen basta, bájame inmediatamente o vamos a liarla. No quiero enviarte al hospital.

El hace caso omiso y veo que me saca de la cocina. Maldigo a las tres plantas que tengo como amigos sonriéndome y les saco el dedo de el medio.

- Esta me la pagáis.

Me remuevo pero me es imposible. No hay manera de que me suelte, y siento que hago el ridículo. Siento que entra en un cuarto y cierra la puerta con pestillo. Me suelta y enseguida dirijo mi mano a su mejilla. Por desgracia la esquiva y agarra mi mano con fuerza.

- Karina déjame...

- Basta, no quiero escuchar una maldita palabra mas salir de tu boca. Me tienes harta, pensé que después de cinco años, podría recuperarte, pero fui una ilusa... 

Veo que se acerca para besarme pero giro la cara y coloco mi mano encima de su boca. Mala idea, porque aprovecha para acorralarme contra una mesa y empezar a lamer mi mano.

- Eres asqueroso...

Cuando aparto la mano asqueada siento que se lanza hacia mis labios. No es un beso suave ni mucho menos para arreglar las cosas. Es uno desesperado y agresivo. Y por desgracia me encanta.

Se aparta y me mira a los ojos.

- Escúchame sin interrumpirme, mula terca. Esa foto es de hace tres años, ella no significa absolutamente nada para mi. La única mujer en mi vida eres tu Karina.

- Basta...

Vuelve a besarme, esta vez mas lento, y no puedo evitar dejarme llevar. Siento como me agarra de la cintura y me eleva para sentarme encima del escritorio. Deslizo mis manos por su pecho y abdomen mientras siento como el cuela sus manos dentro de mi camisa.

Cuando me doy cuenta de lo que estamos haciendo lo aparto un poco.

- Basta... por ahora...

Nos miramos a los ojos y siento esa chispa saltar mientras intentamos regular nuestras respiraciones.


No huyo *2*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora