♢ Jeon Jungkook y Park Jimin solo querían divertirse, pero no contaron con llevarse a dos prostitutas a su hogar, y tampoco contaban que surgiera algo más. Pero, aferrarse a una persona, es un gran y doloroso costo que hay que pagar.
↻No copias ni...
Sus lágrimas caían por sus mejillas, sus ojos rojos de tristeza, su pecho destruido. Ya sabía cuál era su destino. Sabía que Kang vendría por ella y su amiga.
Un mareo repentino se apoderó del cuerpo de la menor, haciendo que abriera la taza del baño y expulsará vómito. De seguro los nervios la estaban matando y por eso ahora, estaba vomitando.
Jungkook se había ido al trabajo, el le había preguntado a ella si iban a ir, pero ella con la escusa que se sentía mal, termino no llendo. Quedando en la casa ella y Jennie.
Los toques de la puerta sonaron, haciendo que la pobre chica de 19 años mirara.
—¿Rosie? ¿Estás ahí?— la voz de la castaña hizo que la rubia se levantará y lavara su cara, eliminando rastro de tristeza. Se miró por el espejo y sonrio un poco. Salió una rota sonrisa.
—Aqui estoy JenJen...— dijo la australiana para abrazar a su amiga y ser correspondida. Pero pasaron los segundo, y la menor rompió en llanto.
—¿Rosie que sucede? Me estas asustando...— la mayor tomó su brazo y caminar hacia la habitación que compartía la rubia y el pelinegro, ambas se sentaron en la cama. Y sus ojos gatunos miraban a la destruida joven.
—Y-Ya viene...
—¿Qué? ¿Quien viene?— preguntó Jennie buscando la mirada de su amiga. Los ojos avellana de la chica se oscurecieron por la tristeza que se estaba guardando. Abrió el cajón sacando un fajo de cartas.
Deja el fajo en el centro y la castaña rápidamente lo agarra y empieza a ver, sus ojos se abrieron de golpe al leer el mismo dueño de esas cartas.
—Esto... Es una broma.
—No. Kang viene por nosotras...— las lágrimas de la menor aparecieron nuevamente, empapando las mejillas.
—No llores bebé...— pidió la castaña.
—¿C-Como quieres que no l-llore? N-no quiero que volvamos a nuestra asquerosa vida....— las manos de la menor temblaban.— no quiero que me alejen de lo que más amo en este mundo....
—Kang no nos encontrará.— Kim abrazó a su amiga mientras daba suaves caricias a su espalda.
—No quiero que nos haga daño.— la voz salía totalmente rota mezclado con el miedo.
—Y no lo hará...— trataba de poner seguridad en sus palabras, pero ella igual estaba aterrada como la extranjera, pero no lo demostraba.
Sin darse cuenta, estaba abrazando a dos personas que más amaría en el futuro.
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Ambos entraron cansados a su humilde hogar, el exquisito olor a comida inundó las fosas nasales de los varones, ambos miraron a la cocina en donde se encontraron a dos chicas cocinando.
La mirada gatuna miró hacia el umbral encontrándose con esas dos personas que estaría agradecida de aquí hasta que deje de respirar. Se acerca y abraza al rubio chico, dejando un tierno beso en esos carnosos labios.
—¿Qué cocinan?
—Un pastel, claro que Rosie hizo todo el trabajo, yo sólo ayude un poco....
Jungkook se acercó a la rubia chica que estaba concentrada decorando el pequeño pero apetitoso pastel. El mayor besó el hombro de la rubia, haciendo que ella mirará para arriba, encontrándose con sus miradas, que en tan corto tiempo se conectaron.
—Hola Kook.
—Hola bebé.— beso la frente de la menor y la abrazo por detrás, haciendo que sus manos acariciaran el plano abdomen de la chica.— te ves linda cocinando...
—Solo preparó un pastel, no es nada del otro mundo Jungkook...— dijo la australiana para darle un último toqué y dejar la manga que tenía crema.
Jeon rápidamente voltea el cuerpo de la menor y estampa sus delgados labios en los poco carnosos de su novia, iniciando un lento beso.
—¿No te cansas de tanto besarme Jeon?— preguntó en forma de broma la rubia.
—No, tus labios para mí son la más exquisita droga que podría tener...— dió un casto beso, y los delgados brazos de la menor lo abrazaron. Jungkook un poco extrañado, abraza de igualmente a la de baja estatura y la alza.
La dejo sentada en la orilla del mueble de la cocina, obviamente alejados del pastel recién hecho, Rosé paso sus brazos por detrás del esbelto cuello del mayor y sonrió.
—Sabes... Nunca he estado tan enamorada de alguien.
—Yo tampoco, eres la primera chica que hace que todo mi ser se descontrole con tan solo pronunciar tu nombre.— la sinceridad salió al flote y las mejillas de la menor se tornaron de un carmesí.
—Mi cuerpo se siente tranquila a tu lado, mi corazón se acelera al tenerte cerca, y todo desde ese día que pasaste el prostíbulo...
—La linda chica con aspecto de inocencia en ese horrible lugar, me había cautivado, queriendo tener un momento a solas con ella...— Rosé suspiró y siguió viendo a su novia.— pero no iba a dejar que una bella chica, se quedará ahí, me la llevé... Y ahora es la chica del que estoy enamorado.
Park sonrió y junto sus belfos con los del pelinegro, sus lenguas hicieron presencia, ambas jugando entre sí, en un lento y apasionado beso.
Luego de su romántico momento, se sentaron a comer junto a sus amigos, del delicioso pastel, los varones felices por la exquisitez, logran alegrar un poco el pecho de la rubia.
Entre tanta oscuridad, pueden haber momentos en los que la gente que te ama, te saque una sonrisa. Rosé cada día, su miedo la consumía por completo.
Todo lo que estaba pasando, tenía un límite, sabía en los problemas que iba a tener, al no decirle nada a su novio, pero de alguna forma, el la hacia despejarse un poco. Jennie pasaba más tiempo con ella, cuando los mayores iban a trabajar.
Quedando la chica de 20 y 19 años, solas, tranquilas entre ellas dos, sin saber que una cosita pequeña, observaba todo. Los mareos, las náuseas y lo vómitos, eran constantes. Y la rubia siempre se daba la misma respuesta. “él miedo le provocaba mareos”.
Por otro lado, YoungJae pasaba tiempo de caridad con su pequeña hermana Yeonwoo. Ambos salían a pasear, a jugar juntos.
Mientras que Kang, tenía todo bajo control, el no era un hombre de promesas, y él no comparte lo suyo. Cada vídeo que mandaba la chica castaña, aumentaba el odio hacia la pobre rubia y al pelinegro.
Esperando el día de poder verlos, y hacerlos sufrir.