Cansado
El pediatra no le dio muy buenas noticias a Merida sobre su pequeña hijita, ya que era bastante notorio su estado cada vez más decadente de su salud. Adaria presentaba leves síntomas de anemia, y rápidamente fue atendida por los doctores de pediatría. En cuanto Jack llegó al hospital se sintió asustado al ver a su princesita acostada sobre una cama de hospital, sus ojitos estaban abiertos, pero claramente no lucía saludable.
— ¿Dijeron algo más? — preguntó a la pelirroja sentada al otro lado de la camilla — ¿La van a internar?
— Solo una noche, mañana temprano nos la podremos llevar — susurró acariciando la pequeña mano de su hija — Le van a poner suero y otros medicamentos para cuando esté en casa, dijeron que sus glóbulos rojos están bajos para una niña de su edad. Su piel comenzó a palidecer y sentía mucho frío... Ahora no habla mucho, pero es por el cansancio.
Jack se inclinó a besar la pequeña frente de su princesa — ¿Por qué no duerme entonces? ¿Ha comido algo?
— No tengo hambre, papi — susurró volteando a verlo con sus ojitos cristalinos, y sus labios comenzaron a temblar — Me siento muy mal...
Al peliblanco se le rompió el corazón cuando su hija inició a derramar lágrimas y a limpiarlas con sus manitas regordetas. Jack se sentó en la camilla de Adi y la acurrucó en su pecho abrazándola sin apartar su manita donde estaba la aguja intravenosa donde pasaba el suero, acariciando su cabello rizado y esponjado.
— Pronto estarás mejor, pequeña, vamos a hacer todo lo posible para que te sientas mejor — besó su cabecita repetidas veces limpiando sus lágrimas. Miró a Merida — ¿Si ha comido?
— Vomitó la gelatina que las enfermeras trajeron. Y le pusieron la intravenosa para rehidratarla.
— Bueno... Intenta dormir, princesa — susurró a la pequeña mientras ella pegaba su mejilla al pecho de su papá — Debes descansar.
Dentro de muy poco, la niña cumplió en quedarse reposando y fue difícil despegarse de ella.
— Pediré tiempo en el trabajo para poder cuidarla, no quiero dejarla sola ningún momento — Merida apartó el cabello de su hija de su carita, moviendo la mano con el suero para que ella no se lastimara.
— Fuimos muy descuidados, ella nunca se había enfermado así, Mer. Nunca para estar una noche entera en el hospital.
Claro que se sentía frustrado, quería decirse así mismo que no iban a ser la primera ni la última pareja que les pasaría esto, sin embargo, no funcionaba para quitarle el sentimiento de culpabilidad que lo embargaba.
De pronto en el bolsillo de su pantalón su teléfono comenzó a avisar de una llamada entrante, cuando revisó contestó de inmediato — Hola tía, ¿cómo estás?
— Hola cariño, estoy muy bien, gracias por preguntar — su voz se apresuró a responder y eso le pareció extraño al peliblanco, ya que ella solía hablarle bastante relajada — Escucha Jack, Norte me dijo que avisara sobre algo importante.
Se disculpó con Merida para dejarla sola e ir al pasillo a hablar con tranquilidad — ¿Está todo bien?
La línea quedó en silencio por un momento, y el comenzó a tensarse de igual manera — Jack, tú padre ha salido de la cárcel ahora. Norte fue por él, dijeron que debía ir alguien a traerlo.
Y la tensión se convirtió en vivido enojo y nerviosismo dentro de él, como si le supiera a acido la idea de tener de frente al hombre que como padre había fracasado para él. Lo único bueno que había hecho era cumplir esa condena que le dieron diez años atrás, y no molestarlo más de lo debido.
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LOVER
FanfictionCuando la historia se mezcla con el arte, los acontecimientos son impresionantes. Jackson Frost, un profesor de historia muy querido por sus estudiantes en el Instituto Disworks. Padre de su bella niña Adi y esposo de Mérida, una mujer a quien no am...