Capítulo 22

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Tenía mucho tiempo fuera de Noruega, sobreviviendo

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Tenía mucho tiempo fuera de Noruega, sobreviviendo. El dinero que robó de aquel hombre se le había agotado y su hermana aún era muy pequeña para trabajar. El estudio les consumía mucho efectivo y no estaba dispuesta a responder a Jim nunca más en su vida, no quería su asqueroso dinero.

Trabajar en esa pequeña editorial al menos como recepcionista les salvaría la vida por un momento. No quería que Anna se diera cuenta de su falta de dinero, no la haría sentir insegura y mucho menos que le faltara nada, era lo único que le quedaba. Tras haber superado el cáncer veía a su pequeña hermana como un tesoro. Aunque la menor no era tonta, veía a su hermana mayor esforzándose con la academia durmiendo muy tarde y despertando muy temprano para trabajar. Le ayudaba con otras cosas como limpiar la casa, sus calificaciones altas y con la comida hecha siempre que venía, muy pocas veces se tomaba el tiempo de comer ya que llegaba a casa a realizar sus tareas o solo a dormir de lo excesivamente cansada que se encontraba. Eso llevó a la mayor a tener un aspecto un tanto demacrado y lucía muy delgada debido a sus malos hábitos.

Vendía algunos cuadros muy baratos para generar ingresos extras y la menor paseaba perros y hacía de niñera a veces, eran los trabajos a los que podía acceder siendo menor. Elsa descansaba un día a la semana de su trabajo, ya que si tenía tiempo libre hacía horas extras para compensar.

Cumplió dos años fuera de su país, un año y medio en su trabajo, logró sostenerse de pie cuando por fin llego a las manos de su amigo de adolescencia Hiccup, no había perdido contacto con él, pero no vivían nada cerca hasta ese momento. Él y sus padres fueron de mucha ayuda para seguir con esa nueva vida.

Su vida dio un nuevo rumbo. Todo parecía ir medianamente bien antes de conocerlo a él, Andrew Davis parecía un chico agradable y cuando hablaba de él sus ojos se iluminaban de una manera especial. Elsa se alegraba que fuera la primera vez que tenía una relación seria, donde además era un enamoramiento más genuino, algo real.

Lo conoció fuera del trabajo, en una cafetería donde solía almorzar frecuentemente con unas compañeras de trabajo o sola. Se le acercó en esa pequeña barra de desayuno y hablaron. Quizá en ese momento hubo alguna conexión cósmica, los chacras de alinearon o tal vez ese día solo no tenía a la mala suerte arrastrándose a sus pies. Él le gustó enseguida y hablaban todo el tiempo, esa cafetería se había vuelto su lugar especial. Al menos así lo creía ella. Anna lo conoció y también creyó que era un buen tipo, y le hacía feliz que su hermana se viera contenta. La mayor por supuesto estaba fascina que ambos se llevaran tan bien, era como si su vida tuviera una nueva vuelta. Iba a graduarse muy pronto de la academia, aplicaría para que en el menos dos años pudiera entrar en el plan que la ayudaría a viajar por el mundo conociendo del arte que tanto le fascinaba. Todo le estaba yendo bien, después de tanto tiempo, finalmente se sentía plena con su vida.

La noche que cumplieron un año él decidió llevarla a un restaurante elegante como si fuera el evento más importante de la vida. Sin embargo, en cuanto llegaron y se encontró con él, no lucía tan bien como pensaba, estaba nervioso, durante la cena no habló demasiado y apenas comió. Intentaba parecer normal, pero fracasaba monumentalmente.

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