La mirada que le regresaba la pelirroja a su esposo, parecía más de alguien auténticamente fastidiada, que una esposa que iba a ver a su esposo en su lugar de trabajo; para irse juntos quizá. Al menos esa fue la impresión que a Elsa le daba al ver a esa imponente mujer caminando hacia ellos. No la conocía y no pretendía hacerlo, sin embargo, a pesar de ser hermosa definitivamente no tenía cara de muy buenos amigos y su vibra la espantaba.
Alternó su observación entre ella y Jackson, quien simplemente tenía una mirada pétrea hacia su esposa. ¿Confundido? Lo más probable es que él no esperara ver a su conyugue ahí, y creía estar en lo correcto por la sorpresa con la que se dio cuenta de su presencia.
De todos modos, lo único que deseaba en ese instante era salir corriendo de ahí para no tener que cruzar palabra alguna con esa mujer de mirada espeluznante. Pero si salía huyendo podría dar una mala impresión, o quizá sería muy extraño hacerlo. No podía hacer nada cuando ya tenía sus ojos encima, escudriñándola casi discretamente.
Elsa se aclaró la garganta y habló suavemente antes de que ella estuviera más cerca y la pudiese escuchar.
—Algo me dice que no podrás dejarme en la academia.
El peliblanco suspiró dándole una breve mirada, como si pudiese disculparse con ella solo lanzándole un vistazo.
—Mérida —habló el hombre aún un poco confundido al tener a su esposa frente a él—, no me avisaste que vendrías. ¿Dónde está tu auto?
—No te avisé porque no lo planeé —lanzó un vistazo breve hacia la platinada, uno rápido y sin importancia antes de devolver la vista hacia Jack—. Se llevaron mi auto por estacionarme en un lugar que no debía por mucho tiempo. Mañana debo pagar la infracción para que lo devuelvan.
—¿Dónde fue?, ¿por qué hiciste eso?
Ella suspiró hastiada—. No quiero hablar de eso ahora, ¿sabes?
Estos dos no son tan afectuosos que digamos, pensó Elsa escuchando a un lado de ellos lo que hablaban. Sobre todo, dándose cuenta que ni siquiera se abrazaban al verse, todo se apreciaba tan tenso que los niveles de incomodidad en su ser jamás habían estado tan elevados. Sacó su celular para distraerse y pasar desapercibida.
—Tú debes ser la profesora de arte, ¿no es así?
Observó, a través de sus pestañas, esas afiladas joyas turquesas que esa mujer traía por ojos. Que muy al contrario de la refrescante mirada de Jackson, la de ella era totalmente opuesta; le hacía sentir contra la espada y la pared. Quizá si no tuviese nada que esconder no la habría apreciado de esa manera.
Se sentía como si Merida fuera el gato, y ella otro minino intentando hurtar su tazón de leche favorito. Que caótico.
—Sí —miró de reojo a Jackson intuyendo que quizá le habló de ella en alguna ocasión—, esa soy yo.
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LOVER
FanfictionCuando la historia se mezcla con el arte, los acontecimientos son impresionantes. Jackson Frost, un profesor de historia muy querido por sus estudiantes en el Instituto Disworks. Padre de su bella niña Adi y esposo de Mérida, una mujer a quien no am...