Capítulo 9

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Recuerdos

Ni siquiera las puertas cerradas de su habitación mermaba el ruido, era insoportable, necesitaba dormir porque tenía escuela mañana. Sin embargo, lo único que escuchaba era a su padre y a sus amigos gritar, carcajearse, tomar.

Eran un poco más de las once de la noche y para un niño de seis años eso ya era lo suficientemente tarde, debería estar dormido.

Abrió la puerta con miedo, mirando por una rendija primero intentando visualizar desde arriba a su papá. En el techo estaba acumulándose el humo de los cigarrillos, y la casa tenía ese olor que él tanto detestaba. Bajó las escaleras y los amigos de su padre lo vieron antes que él.

Tu hijo está ahí dijo uno de ellos, fumando y lanzando el humo en su dirección ¿Qué haces ahí, niño?

Su padre levantó la vista, y esta se le torció de angustia y frustración. No obstante, pudo neutralizar su mirar Ve a dormir, peque.

Es que hay mucho ruido...

¿Qué tal si te quedas acá? sugirió uno de los hombres sentados en la mesa, el cual despedía humo de su boca, llevaba en sus manos una botella de cerveza y en la otra unas cartas en abanico ¡Mira como le gano a estos, son unos imbéciles!

Los ojos ambarinos de su padre prometían una severa amenaza en cuanto tenía fijación en él, cuando se acercó a ese hombre que le había llamado con una seña de su mano.

¿Qué tal si le enseñamos las andanzas de una vez a tu mocoso? De todos modos, un futuro así le espera viviendo aquí.

Pitch trató de reírse, y en cambio acercó a su hijo con él Jack, dile que es un imbécil.

¡Imbécil! gritó el pequeño sonriendo, porque creyó que era bueno hacer reír así a su papá, y aquellos tipos les parecía divertido, se rieron también por eso, por el alcohol, por una tontería.

¿Quieres que te enseñe a jugar, hijo? ahora el pequeño Jackson no entendía si su padre seguía enfadado, pero le gustaba tener su atención Es fácil, y dudo que se te olvide, así que escúchame con atención.

Le explicó el juego, lo observó jugar, ganar y perder. Aun no lo entendía, era un juego complicado, pero aun así los veía y ponía atención como si fuera un día más en su salón de clases. Al mismo tiempo su padre estaba tenso, lo notaba a pesar de las risas y las groserías. Le preocupaba.

Y en cuanto esos tipos se fueron, caminó de inmediato a donde él estaba, casi llevándolo a rastras a su habitación de nuevo, arrojándolo al suelo con fuerza para después golpearlo en la cabeza.

¡Te he dicho que no bajes cuando ellos vienen, Jack! le gritó, siguiéndolo por la habitación cuando el pequeño intentaba huir de la furia que había contenido su padre ¿No entendiste? ¡¿Qué mierda te pasa?!

El niño estaba confundido, porque después de estar riéndose con ellos ahora estaba visiblemente enfadado. No se atrevía a llorar aún, sabía que eso únicamente podía empeorar las cosas Es que hacían mucho ruido le contestó asustado, buscando con qué cubrirse por si llegaba a golpearlo No podía dormir...

Y su padre lo golpeó de nuevo, sus brazos fueron lo único que lograron defenderlo. Luego lo agarró de la camisa jalando la tela acercándolo.

No es gente buena, tarado, no quiero que te vean.

La pequeña voz inocente le tembló ¿Y por qué estaban aquí si son malos?

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