«A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd».
- Alphonse de Lamartine.
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Narra Juliana.
Mi corazón dolía, mis lágrimas salian sin parar y los recuerdos venían a mi mente uno tras otro.
Perder a mi madre fue perderme a mí también, perder una gran e importante parte de mi. Ella era una persona tan importante para mí.
Estaba arrodillada frente a su tumba y una de mis manos paso por su nombre escrito en la lápida.
"Lupita Valdés, amada esposa, madre y amiga"
Dolía como el infierno.
Mi hermano estaba parado aún lado de mi, estaba intentando ser fuerte pero claramente no podía. Estaba tan afectado como yo.
Lauren estaba a una distancia no muy lejana de nosotros, mirando con tristeza.
Sentí una presencia más, no hacía falta voltear para saber de quién se trataba. Chino dejo un ramo de flores en la tumba, tenía sus ojos rojos por el llanto y estaba completamente vestido de negro.
- La extraño tanto -dijo.
- No lo creo -hable mientras me levantaba del suelo.
- ¿Cómo puedes decir eso? Yo la amaba, ella era el amor de mi vida, la extraño como no tienes idea hija.
- ¿Entonces si tanto la amabas por qué no la salvaste? ¿Por qué la dejaste morir? Eran a ti a quien buscaban y no a ella, era a ti a quien debieron matar y no a mí madre -mi tono era amargo y lleno de odio.
- No pude evitar que ella se pusiera enmedio de todos, recibió un disparo al corazón Juliana, fue imposible salvarla.
- Fue tu culpa Chino, tú tienes la culpa de que ella ese ahí enterrada ¡Todo es tu maldita culpa! -sentí mi rostro arder. Me había dado una cachetada logrando voltear mi rostro.
Cuando gire mi cara para verlo pude ver su mirada de arrepentimiento.
- Hija lo siento, no quise hacerlo.
- Vete a la mierda -me fui de ahí dejando a mi hermano y a Chino. Sabía que Lauren venía detrás de mí.
Narra Lauren
- Juliana espera -iba detrás de ella
siguiendo sus pasos- Déjame en paz Lauren.
- No puedo dejarte sola.
- ¡Déjame en paz, ¿Quieres?! ¡Quiero estar sola!
No dije nada, solo detuve mi caminar y dejé que se fuera. Necesitaba su espacio y tiempo.
Me fui a coche y conduje a mi casa.
Cuando entré ahí estaba mi mamá leyendo un periódico. Despegó su vista de ahí para verme.
- Hola hija, ¿Pensé que estarías con Juliana y su familia?
- Lo estaba pero las cosas se pusieron tensas entre el padre de Juliana y ella y terminaron mal.
- ¿Qué fue esta vez?
- Le pego a Juli.
- Oh vaya -estaba un poco sorprendida- nunca pensé que Macario se atrevería a levantarle la mano a sus hijos.
- Ni yo -me senté en el sofá frente a ella- pero así es la relación de ellos dos desde la muerte de Lupita.
- Los 3 están dolidos, Lupe fue una gran madre y su muerte fue como una bomba para ellos, yo no sé lo que haría si les pasará algo a tu padre, a ti o a tus hermanos.