El Rey del Infierno no podía soltar la mano de su ángel. No se atrevía a dejar de sentir su calidez. Estaba dormido por las cosas que Rowena le había dado, especialmente para detener el sangrado. La bruja lo revisó una vez más, dando el mismo diagnóstico.
No tenían una solución segura o algo por donde comenzar mínimamente. Entonces, Jack decidió que él era un riesgo que debían de tomar.
- ¿De qué habla? – Interrogó Crowley.
- Quizá Jack pueda hacer algo. – Explicó Sammy. – Pero no tiene control seguro de sus poderes.
- Probaremos con algo simple para ti. – Alentó Rowena. – No necesitamos que interfieras demasiado, cariño.
Crowley no estaba demasiado seguro de esto. El nephilim era demasiado poderoso, y si una sola chispa de su gracia escapaba de su control, podía crear un desastre. Sin embargo, lo que estaba pasando parecía más grave y acelerado de lo que creían. Eran decisiones que no esperarían la resolución de sus dudas, era ahora o nunca.
Prepararon a Jack para hacer esto, relajándolo y sin darle cabida a las posibles desgracias.
- Bien, pequeño. – Sonrió Rowena, manteniendo su mano en el hombro del chico para que supiese que no estaba solo en esto. – Quiero que solo crees como un escudo, alejando al bebé de la gracia de Cas, ¿Puedes hacerlo?
Jack asintió, manteniendo sus manos a la altura del vientre de Castiel y concentrando solo un poco de su energía, demasiado podría dañar al ángel. El dorado encendió en los ojos del nephilim, provocando el correr del oro por sus venas.
- ¿Listo? Empecemos. – Apremió la pelirroja.
La gracia sin fuerza de Jack, cayó lentamente como lava alrededor del abdomen, cubriéndolo por completo. Entonces, comenzó a penetrar en la piel, hasta llegar al bebé fuera de la visión de los humanos presentes.
No podía acabar con la unión entre el niño y su madre, porque eso lo mataría; tenía que ir con cuidado, apartando con la habilidad de un cirujano la gracia demoniaca del bebé de la de Castiel.
- Mierda. – Bufó por lo bajo el joven, estando a punto de cometer un error.
Todos estaban atentos a cada movimiento del nephilim, y eso solo les lleno de más ansiedad.
Aun así, Jack continuó hasta cerrar la esfera alrededor del bebé. Con cuidado, alejó sus manos del vientre y el dorado se apagó.
- Listo.
Todos sonrieron, pero...
- ¿Eso será suficiente? – Interrogó el menor.
- No, dulzura. – Lamentó Rowena. – Pero lo mantendrá seguro hasta los siete meses.
- ¿Siete? – Interrumpió Crowley. – ¿Qué dices?
- Sacaremos al niño a los siete meses por seguridad.
Crowley se levantó del lugar que mantenía desde hace tiempo, sentado a un lado de Castiel, para ver directo a los ojos a su madre.
- Morirá en cuanto lo saques. – Increpó. – ¿No es lo mismo que matarlo ahora?
- Cariño, tranquilo. Prepararé todo y no habrá de que temer.
Pero eso no tranquilizaría al demonio, solo faltarían dos meses y medio para el nacimiento del niño. No estaban listos. Ni Castiel, ni el bebé, y mucho menos él.
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Guerra 2.
FanfictionLa historia de esta pareja de enemigos continúa. Esta vez, el destino se salta todas las expectativas, poniendo un nuevo desafío para Crowley y Castiel. Crowstiel