Dean y Jack regresaron poco después, y Sam tuvo que explicarles también lo que paso y lo que Castiel sufría junto a su bebé. Les informó que Rowena quería quedarse en el bunker dependiendo de lo que el ángel decidiera, y todos ya sabían que deshacerse de su hijo no era una opción.
- ¿Qué podemos hacer? – Suspiro el cazador mayor, aceptando la situación.
- Rowena dijo buscaría soluciones posibles en lo que decidíamos sobre traerla. – Dijo Sam, con el pesar en su voz que no se le quitaba. – Ya avise a Acatriel y también está investigando.
- Existe una forma, ¿Cierto? – Interrogó Jack con ese aire infantil que no lograba quitarse. - ¿Estará bien?
- Siempre encontramos una forma. – Aseguró Dean.
El hermano mayor apresuró las cosas, sabiendo que no estaban seguros de cuánto tiempo Castiel soportaría esto, abarcando todas las posibilidades. La bruja ya estaba en camino e incluso ya les había enviado una lista de cosas que quería que prepararan antes que nada.
El nephilim solo quería verlo, asegurarse de que estuviese bien; así que inmediatamente marcho hacia la habitación del ángel. Cas dormía profundamente mientras Crowley acariciaba su cabello.
El demonio compartió su mirada y se deslizó despacio lejos del ángel para hablar con Jack, viendo la angustia en sus ojos.
- ¿Qué haces aquí? – Increpó el nephilim, manteniendo un volumen bajo en su voz.
Tiempo atrás, cuanto esta relación apenas comenzaba, Jack le advirtió a Crowley que no le perdonaría si hacía daño a su padre. El demonio desapareció por más de un mes, dejando en el abandono a Cas y un bebé que no tenía la culpa de nada. Jack vio el dolor en los ojos de su padre y no podía soportarlo.
- Lo siento, ¿Si? –
Estaba tan roto, sus ojos estaban tan apagados, que el menor no se atrevió a seguir la discusión. Le respetaría por ahora, mientras su hijo y su ángel estuviesen en peligro, pero luego hablarían seriamente sobre su comportamiento.
- ¿Cómo está? – Prestó atención al ángel, ajeno a todo esto. - ¿Ya lo sabe?
- Rowena le dio algo para los síntomas pero lloró hasta dormirse.
- Lo solucionaremos. – Volvió a asegurar Dean, acercándose a la plática junto a su hermano. – Como familia, contigo o sin ti. – Riño al demonio.
Crowley volvió su mirada hacia su pareja, quien mantenía una mano sobre el abultado vientre. ¿Qué más tenía en esta vida que el amor de un ángel? ¿Qué más tenía en esta vida que la promesa del amor de un hijo propio?
- Él me necesita. Aquí me quedare. – Juró, con la seguridad que creía perdida.
Castiel despertó en la madrugada, con Crowley a su lado. Aún tenía ese dolor en su espalda baja, que le dificultaba enderezarse. Se levantó despacio, evitando despertar a su pareja que obtenia un poco de relajación en el mundo de los sueños.
Sus piernas temblaban un poco y las ignoró, pensando que solo necesitaría algo más de lo que Rowena le había receta y Sam guardó en su mesita de noche. Pero antes, necesitaba ir al baño con urgencia.
Se arrastró hasta él con cuidado, temiendo caer en la oscuridad. Extrañamente, al llegar, sus ganas de usar el excusado desaparecieron. Entonces, confundido por el sueño miró abajo.
Crowley se despertó con el clic de la puerta del baño cerrarse, notando la falta del ángel. Pero no le dio especial importancia. Desde el inicio de su embarazo, Cas tenía una necesidad de ir al baño que antes no existía. Se desperezó, esperándolo a que su pareja regresara. Pero entonces, notó una mancha oscura en su lado de la cama, y en cuanto encendió la luz, supo que era sangre.
Corrió al baño inmediatamente, descubriendo un camino de gotas carmesí hacia él. No toco la puerta, solo entró.
Cas yacía en la bañera, acurrucado contra sí mismo, viendo la sangre escurrirse por el desagüe, temblando de terror mientras lloraba desconsoladamente. Su rostro pálido competía con el color de la bañera y sus ojos estaban aterrados de solo pensar en lo que esa sangre significaba. La blanca loza del baño estaba cubierta de charcos rojos, dándole la imagen de una escena del crimen.
Crowley se arrodillo a un lado de la bañera y abrazó al ángel, gritando el nombre de su madre. Rowena le escuchó inmediatamente, corriendo con Sam detrás.
- ¡Ay, Dios!
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Guerra 2.
FanfictionLa historia de esta pareja de enemigos continúa. Esta vez, el destino se salta todas las expectativas, poniendo un nuevo desafío para Crowley y Castiel. Crowstiel