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Jueves, 8:27.

Faltaba poco para tomar once. Mi hermana (de 13) ahora supo que estoy preñá.

-¿HUEONA? ¿CÓMO? ¿CUANDO? ¿CON QUIÉN? ¿¡Y PORQUÉ CHUCHA NO ME CONTASTE MARACA?! -me dijo la Natalia. A mi hermana le contaba de todo, ella, creo que era mi mejor amiga, es como un Javier versión mujer.

-¡Cállate mierda! -susurré/grité.

-¡Hueona pensé que había confianza! -se cruzó de brazos.

-Siéntete afortuná' hueona, erí la primera persona que lo sabe.

-¿Qué vas a hacer? -tocó mi guata- ¡voy a ser tía! -susurró.

-No sé que hacer. Aparte, no sé si el Javier lo va a querer. -me mordí el labio mas preocupá' que la chucha.

-¿QUE HUEÁ? ¿ES DEL JAVIER? ¿EL DEFORME? -asentí y se levantó de la cama paseándose de un lado al otro con las manos en la cabeza.

Hueona exagerá.

Bueno, también hablábamos de una huea súper delicada.

-Conchetumare, hueá heavy. -le salió su cuica interior.

-Hoy le voy a decir al papá. Debe estar por llegar y está la mesa puesta. Quiero dejarle mi prueba de embarazo en su plato. -dije suspirando.

-¿No crees que será un poco...cochino? -fruncí el ceño- Ya sabí po, measte esa huea y...no sé po.

-Si lo lavé oh. -dije rodando los ojos- la prueba está abajo del basurero, pegada.

-La Nati lo sacó- ¿Cuando te lo tiraste?

-El carrete del último día de clases de primero. Él estaba mas curao que la chucha, yo recuerdo todo, porque nos sacamos una foto comiéndonos.

-¿Cuantos meses tiene? -preguntó arrodillándose en frente de la cama donde estaba acostada, para destapar mi guata y verla- se nota ya, salvao' por tus poleras y polerones grandes.

-Cuatro meses y una semana. -dije, no quería ver mi vientre, hueón, por la chucha, no quería.

-Míralo, ¿no que siempre quisiste ser mamá? ¿Cuando jugábamos a la mamá y al papá con el Javier y yo era la guagua?

Ignoré su cagá de pregunta.

-Vamos, el papá ya va a llegar.

Bajé las escaleras, pero la Nati me estaba sosteniendo.

-Hueona, estoy bien.

-Te puedes caer. -rodé los ojos.

Llegamos al comedor, la cagá era una mesa gigante para doce sillas.

Nos sentamos y escuchamos que llegaba el auto de mi papá. Se escucharon las llaves, y como cerró suavemente la puerta.

Comencé a ponerme pálida, estaba sudando frío.

Me estaba cagando entera.

-¿Y si reacciona mal? ¿Qué chucha voy a hacer? -Apenas me salía la voz.

-Recuerda que el papá siempre te huebea con que quiere que tengas pololo y hueás. -dijo y tenía razón, mi papá siempre me lesea con ese tema, antes de ir a los carretes me dice "¡Quiero que vuelvas con un pololo!" O "¡Quiero nietos cabrita!"

-Ojalá hoy no deje su huebeo de lado. -dije y vi a mi papá entrar al comedor, todo ya estaba en la mesa, era cosa de poner las hueás en el plato y era.

-Hola hijitas lindas. ¿Cómo estan? -nos sonrió, mi papá es la mejor persona del mundo, tiene mas paciencia que la perra. Y solo lo e visto enojao' tres veces. Y daban ganas de salir corriendo.

Tenemos muy buena situación económica. No hay atao' pero me preocupa su reacción.

El se sentó y sonrió de nuevo.

Miré a la Nati y me sonrió y con su mirada apuntó a mi papá.

C o n c h e t u m a r e

Con cuidado deje la prueba en el plato vacío de mi papá. El la miró y la tomó.

Me miró.

Lo miré.

-¿Enserio? -habló con una preocupación, mis ojos se aguaron y empecé a llorar, asentí a su cagá de pregunta obia

Suspiró y se tocó las cienes.

-Hija...ojalá seas la mejor mamá del mundo.

Se paró y abrió los brazos, lo abracé y nos volvimos a sentar.

-Ahora come, despues hablaremos, que esa guagua debe comer bien para que sea grande y fuerte.

Encendimos el plasma y comimos mirando tele, la Nati me tomó la mano y seguimos comiendo.

Preñá de mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora