Parte IX

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Feliz domingo!

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Feliz domingo!

Thomas Shelby.

Me sorprendía lo bien que Polly se llevaba con ella, Markov había estado riéndose casi toda la cena producto de las historias que nuestra tía le contaba, seguida de las anécdotas de Ada y nuestra infancia.

– Hey Finn ¿Qué tal si pones un poco de música aquí? – Dijo Arthur reclinándose en la silla luego de que nos hartáramos de reír, John se paró de un salto quitándose la chaqueta del traje quedando en la gillete azul marino, se acercó a Caitriona estirándole la mano.

– ¿Qué?

– Baila conmigo.

– ¿Qué? – La pelirroja se inclinó sobre la mesa divertida de verlo peinar su cabello expectante a una respuesta.

– Lo prometiste en las trincheras Cai – Realmente no podía creer que John recordara algo como eso.

– No rechaces a mi sobrino, Cai, estuvo hablando de este baile los últimos dos años – Cai carcajeó dejando la servilleta sobre la mesa para tomar su mano y caminar rápidamente junto a él mientras Arthur movía los sillones para hacer espacio.

Los observé con atención, viendo a John darle un fuerte tirón para acercarla a él deslizando su mano tras su cintura para acercarla a su pecho, ambos comenzaron a moverse dando ligeros saltitos al son de la música, los demás continuaban riendo, charlando y fumando:

Aunque quería mantenerme en la conversación de Arthur y Polly los ojos se me iban con ella, la vi girar haciendo que los flecos de su vestido bailarán con ella, los vi susurrar mientras ella sonreía, a John le gustaba, lo sabía, siempre lo había sabido, Arthur se levantó acercándose a ellos.

– ¡No! – Exclamó John bajando los brazos cuando Arthur la tomó continuando con la canción para bailar junto a ella mientras el resto reía de su hazaña.

– A nadie le gustan los presumidos John – Advirtió Arthur tomando de las manos a Cai con una sonrisa victoriosa.

Miré por sobre su hombro encontrándome con la mirada de la pelirroja quien me observaba con una tenue sonrisa, asentí para con ella alejando la mirada para volver a la charla con el resto.

Subí las escaleras de la casa llevando una taza en cada mano, me acerqué a la puerta en donde Polly había preparado la habitación para Caitriona, me quedé en silencio, escuchando la suave voz que me llevó de regreso a aquellas noches de Luna llena en la que ella cantaba susurrando mientras hacía las guardias.

– I wish, I wish, but it's all in vain. I wish I was a maid again. But a maid again I never can be. Till apples grow on an orange tree – Dejó de cantar cuando toqué suavemente a la puerta de su habitación, se giró aspirando el cigarrillo para verme con una taza en cada mano, apagó rápidamente el cigarrillo en el cenicero estirando sus manos a tomar la porcelana caliente – me leíste la mente.

Fire Witch. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora