Parte IV

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Retomamos las actualizaciones normalmente, nos vemos el jueves! Buen día a todas 💕

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Thomas Shelby.

Habían muchas cosas que me cuestionaba cada noche antes de tratar de dormirme, miraba el techo buscando respuestas que en realidad no existían, entre las miles de cuestiones que se atravesaban en mi cabeza estaba ella, Caitríona Markov, y por qué no le había pedido que viniera con nosotros a Birmingham, conmigo, especialmente.

Me rasqué la frente aspirando el cigarrillo mientras escuchaba la lluvia golpeteando en la ventana, ni siquiera sabía de qué ciudad era, ella jamás lo había mencionado, Bélgica en realidad no estaba tan lejos, suspiré, ¿aCaitríona pensaría en mí de esta forma?

Habíamos compartido mucho más que la guerra en Francia ¡maldita mierda! Maldita mierda, había tenido cojones para meterme en toda la mierda de las armas perdidas, pero no para pedirle a una hermosa mujer que viniera conmigo a casa.

No podía dormir.

Me senté en la cama escuchando el sonido de la casa, del viento haciendo sonar el techo, mis ojos se cerraban y me veía a mi mismo en los túneles, con las manos repletas de arcilla, con el rostro embarrado, abría los ojos y la veía a ella, con el cabello rojo meciéndose por el viento, con el rostro pálido y unos ojos felinos de cientos de colores nebulosos, apuntando su rifle en las trincheras, corriendo con el botiquín al hombro, peleando codo a codo con otros cientos de soldados.

Cerraba los ojos de nuevo y veía la guerra, las explosiones, los compañeros muriendo, la sangre, las balas, los cadáveres.

Ojos abiertos Caitríona sonriendo.

Ojos cerrados caballos muriendo.

Abiertos el olor de su cabello.

Cerrados sangre, muerte, trincheras.

Abiertos Markov jugando con John a lanzarse ramitas.

Cerrados Arthur desangrándose.

Caitríona.

Muerte.

Su sonrisa.

Disparos.

Suspiré, iba a volverme loco.  Completamente, loco.

Demente.

Caitríona Markov.

Me abracé a mi misma observando cómo recogían escombros del centro de la ciudad, los edificios cayéndose a pedazos con la más ligera brisa. El humo del cigarrillo en mi boca hizo que mis ojos ardieran, haciéndome lagrimear, me arropé en el abrigo de guerra parpadeando largamente.

– Está fue una excelente iniciativa, Caitríona – Me felicitó Mark Fisher encendiendo un cigarro junto a mí – las familias del círculo decidieron ayudar de inmediato.

Fire Witch. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora