Parte II

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13.noviembre.1918.

Arthur me abrazó con fuerza mientras John había dejado su mano en mi hombro dándome consuelo, apreté mis manos en el uniforme de Arthur, escondiendo el rostro en la chaqueta, el informe decía que mis hermanos habían muerto en batalla y habían sido enterrados en una fosa común, puesto que sus restos no habían sido reclamados por nadie.

Yo era la única pariente con vida y estaba en la misma guerra que ellos, no era capaz de escuchar lo que Thomas decía por los brazos de Arthur rodeándome los oídos y el llanto profuso que no dejaba de salir por mi garganta, Tom movía las manos ofuscado, rojo, molesto, la vena se marcaba en su cuello mientras golpeaba el escritorio con fuerza.

– Lo arreglaremos, pequeña – Susurró Arthur besándome el cabello – Respira.

– Jodida mierda, Arthur, jodida mierda – Se quejó John apretando mi hombro para luego hacer pequeños círculos en mi espalda.


Los tres me abrazaron con fuerza, me quedé en medio para luego despedirme de cada uno, dejé mis manos en las mejillas de John para estrecharlo nuevamente.

– Espero que tus hijos no te maten – Se rió estrechándome besándome la frente.

– Cuídate, Caitríona .

– Arthur...

– Oh mierda, Caitríona  – Gimoteó atrayéndome hacia él para levantarme de un abrazo, besó sonoramente mis mejillas – cuídate por favor.

– Nadie quiere hacerla enojar Arthur – Se rió John jalando los brazos de su hermano mayor para que me soltara – nadie en su sano juicio se arriesgaría con la bruja...

– Tommy – Susurré abrazándome a su cuello, deslizó sus manos por mi cintura – gracias, sargento mayor – Dejó sus manos en mi rostro para observarme.

– Hiciste la guerra menos terrible, Caitríona  – Dijo acariciandome las mejillas y colocando mi cabello tras las orejas – si no encuentras nada allá, ven a Birmingham, el viaje es largo, pero estaremos allí para ti.

– Escribí la dirección aquí – Interrumpió Arthur estirándome el papel.

– Gracias, chicos – Sonreí bajando la mirada para no volver a lloriquear – en serio.

– Gracias a ti, Caitríona , espero te veamos – Se despidió una vez más John tomándome la mano, besé a los tres nuevamente cuando el tren anunció la salida, subí.

La guerra me había quitado a mi familia.

La guerra me había dado una nueva.


Dejé caer el bolso de mi hombro para observar la casona abandonada, el césped de los jardines era tan largo que habían vacas pastando alrededor.

– Lo siento, Caitríona  – Me consoló Mark Fisher el contador de nuestra familia bajando del automóvil – los alemanes saquearon todo el lugar luego de que escapaste, no queda nada de valor adentro, quizás un par de cuadros y objetos de valor emocional.

Fire Witch. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora