Bajé del automóvil frente a la panadería de Alfie, busque la llave en mi bolso para entrar encontrándome con los corredores vacíos, el sonido de mis zapatos rasgando la gradilla del suelo resonó en las paredes asfaltadas mientras me acercaba a la oficina en medio del galpón oscuro, la pequeña luz titilaba en el interior, abrí la puerta encontrándome a Solomons revisando unos cuantos papeles, se reclinó en el asiento quitándose los lentes para mirarme expectante.
– Creí que te tardarías más en venir a disculparte...
– No vengo a disculparme – Respondí cerrando la puerta tras de mí, la habitación estaba caliente por la pequeña estufa encendida en el rincón, me quité el abrigo lanzándolo sobre el sillón – me voy a Brujas.
– ¿Qué?
– Thomas fue a verme en la mañana quiere que haga nuevos negocios con Fisher, acepté – Asintió sirviendo más ron a su vaso para observarme – ¿arreglaron lo de Sabini?
– Arreglado – Respondió asintiendo, se levantó caminando hacia la caja fuerte instalada en la repisa a su derecha, el sonido del cerrojo inundó el silencio hasta que se abrió – dale esto a Fisher – ordenó estirándome un sobre sellado que metí de inmediato en mi bolso.
– Bien.
– ¿Cuándo regresas?
– No lo sé, pasaré directo a Birmingham de regreso – Asintió deslizando la mirada por mí falda hasta detenerse en los zapatos dorados.
– Tengo algo para ti – Se metió la mano al bolsillo sacando una alargada caja aterciopelada que estiró a mí.
– ¿Por qué es esto?
– Porque pensé en ti al verlo – Respondió encogiéndose de hombros como si estuviera molesto, abrí la caja encontrándome en su interior con una enorme drusa de amatista forjada a un anillo de oro blanco.
– Mierda Alfie.
– Si, si, es solo un detalle – Lo minimizó incómodo, saqué el anillo colocándolo en mi dedo anular para alejar la mano y observarlo.
– Me encanta.
– No es un rubí, ni zafiro.
– Dijiste que las amatistas iban más conmigo – Lo Interrumpí sintiendo la emoción de su obsequio en mis mejillas adoloridas de tanto sonreír – Gracias, me encanta – Susurré echándole una última mirada para luego acercarme a tomar sus mejillas.
No lo pensé demasiado, simplemente mi boca cayó sobre la suya de forma natural, cogió mi cuello correspondiendo el beso con una intensidad suave, pero demandante, la punta de su lengua acariciando el borde de mis labios envío electricidad hacia todas partes provocando sensaciones que tenía en el olvido, me acerqué más a él para dejarlo deslizar su mano tras mi cintura, con un solo movimiento me tomó dejándome sobre el escritorio pasando mis piernas alrededor de sus caderas, sentía como mi ropa interior se humedecía mientras su boca besaba mi cuello y una de sus manos se metía bajo mi vestido agarrandome el muslo con firmeza, desabotoné la camisa para meter la mano y tocar la piel tibia.
– Estás fría – Susurró sin alejarse del todo de mi boca, sonreí mordiendo suavemente su labio inferior sus manos abrieron la blusa blanca dejando a la vista el delicado corpiño del que bajó los breteles para besar mis hombros dando mordiscos suaves en mi cuello.
Pronto su camisa desapareció permitiéndome ver los numerosos tatuajes en tinta negra grabados sobre la piel de miel, acortó distancia subiendo completamente mi falda para restregar su erección contra mi ropa interior haciéndome gemir al tiempo en que se agarraba a mis glúteos, mis mejillas se sonrojaban y el calor subía desde mi sexo metiéndose a todas partes.
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Fire Witch.
Fanfic¡Fanfic número 7, si, número 7 de Peaky blinders! La heterocromía no era algo común y aún en una época moderna algunos lo consideraban signo de brujería o pacto con el diablo, el hecho de no conocer el origen de mis padres biológicos le daba aún más...