¡Fanfic número 7, si, número 7 de Peaky blinders!
La heterocromía no era algo común y aún en una época moderna algunos lo consideraban signo de brujería o pacto con el diablo, el hecho de no conocer el origen de mis padres biológicos le daba aún más...
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El restaurante San Marcos estaba hasta el tope, mesas y barra llenas, me sentía incómoda, hace sólo un par de horas Thomas estaba pidiéndome que le ayudara con Sabini y yo ahora almorzaba en su restaurante, le sonreí a Alfie cuando apareció entre la gente que esperaba.
– Nos reservaron una mesa – Anunció estirando su brazo a su madre para meterse por los pasillos, salimos a una lujosa terraza con vista a los excéntricos jardines que Octavio cuidaba tanto, los tres tomamos asiento.
– Al menos octavio sí cumplió con esto.
– No es necesario el comentario, Cai – Susurró Alfie quitándose el sombrero y el abrigo para entregárselo al hombre que nos esperaba únicamente para eso en la mesa, rodé los ojos reclinandome en la silla para buscar mi cigarrera.
– ¿Fuma mamá Solomoms? – La mujer me observó por un par de segundos, su mirada severa cayó sobre mí en lo que Alfie volvía a tomar asiento – ¿no?
– No, gracias – Respondió viéndome encender el cigarrillo para darle una calada crucé las piernas debajo de la mesa observando a Alfie delante de mí.
– ¿Alfie?
– Solo uno, linda – Susurró estirando su brazo para agarrar la cajetilla y prender un cigarro – ¿Le ha gustado la inauguración, madre?
– Un tanto excéntrica quizás – Habló observando alrededor mientras se quitaba delicadamente los guantes de encaje blancos – ¿Ya has volado en uno de los globos, Caitriona?
– Si, Alfie ya me llevó a pasear en uno – Respondí aspirando mi cigarrillo – aunque la verdad no prefiero estar allá arriba – le sonreí apagando el cigarrillo cuando el garzón se acercó a estirar la carta – ¿Cuál es la especialidad de hoy?
– Lasagne de berenjenas, señorita.
– ¿Qué tal el salmón?
– Con salsa de champiñones, y verduras salteadas – El solo recuerdo de aquel plato que Maritza Fisher me preparaba me hizo sentir náuseas.
– Pide el cordero primor, te prometo que no va a decepcionarte – Murmuró Alfie leyendo su carta, bajé la mía para observarlo.
– ¿Acompañado de que?
– Hay vegetales al horno, te encantan – Me respondió sin sacar la mirada de la carta – tú pide el vino.
– ¿Carmenere?
– Cabernet.
– ¿Qué tal un pinot noir?
– Suena bien – Susurró Alfie bajando la carta – ¿Entonces, el cordero?
– Si.
– Nosotros comeremos el cordero al romero, con vegetales al horno, y un pinot noir, y ¿madre qué pedirá?