Fire Witch.

Parte XXII final.

Ayer se me olvidó actualizar, ando con la cabeza en mercurio más o menos.
Hoy les traigo el capítulo final de Fire Witch, no puedo decir que es un final feliz como tal, dada la condición en la que nuestra protagonista se ha encontrado en los últimos capítulos, pero si es un final que nos deja, al menos a mí, con un poco bastante de esperanza.
Gracias a todes como siempre por leerme, comentar, y votar, aunque no lo crean, y estemos a miles de kilómetros de distancia (quizás) recibir sus votos, y comentarios ponen una sonrisa en mi boca.
Les quiero 💕
Disculpen la sensibilidad pero así están estos días desde acá.

¡Aguanten Cabrxs!

***********************

Thomas Shelby.

Estaba abrazada a sí misma, aún cuando me giré para no ver su desnudez el espejo frente a mí me mostró su espalda blanca repleta de cientos de miles de pecas, tenía rasguños en las costillas y marcas de dedos sobre las caderas, temblaba.

Caitriona estaba volviéndose loca, iba cayendo en picada hacia la demencia, podía verla encogiéndose de hombros al ritmo en que las bombas caían en alguno de los cientos de bombardeos que había vivido, susurraba, susurraba palabras que no podía escuchar, el doctor colocó una gragea en su boca acercándole un vaso para que bebiera.

– La contusión de su rostro es menor, no hay fracturas de ningún tipo – Me explicó negando con la cabeza.

– ¿Qué hay del resto de marcas en su cuerpo?

– Los rasguños que tiene en las costillas al parecer fueron hechos por su atacante, pero los moretones de las caderas no son recientes – Asentí regresando la mirada para verla deslizar el camisón por sus brazos a contraluz – físicamente está en perfectas condiciones, pero la señorita Markov fue diagnosticada en Brujas con crisis neurótica por la guerra, ella debería tomar su medicina, es importante que Alfie se ocupe de eso, o las crisis podrían ir empeorando.

– Se lo haré saber de inmediato, doctor – Respondí estrechándole la mano para acercarlo a la puerta de la habitación.

Caitriona estaba sentada sobre la cama con las manos a los costados encogida de hombros, mientras me acercaba el contoneo suave de su espalda reveló el llanto silencioso, el cabello largo y enredado cayendo por todas partes, me incliné frente a ella, buscando la mirada bicolor llena de miedo.

– Cai – La llamé deseando tocarla – Caitriona – Sus ojos se posaron sobre mí la parte azul se veía intensa fundiéndose con el verde que parecía expandirse en su ojo derecho, sonreí.

– Estoy volviéndome loca Tommy – Susurró limpiándose el rostro apretando los ojos cuando se tocó el lado amoratado – tengo miedo de no salir de la guerra.

– ¿Qué pasó?

– Quería tocarme – Susurró colocándose el cabello tras las orejas – luego todo comenzó a volverse guerra, bombardeos, lo vi en mi cabeza, sabía que era él pero...

– Tranquila – La interrumpí colocando mi mano tras su cuello para ayudarla a recostarse en la cama – necesitas descansar – asintió nuevamente dándome la espalda para acurrucarse.

Traté de tranquilizarme aspirando pausadamente el habano que hallé sobre el escritorio de Solomons. Todo perfectamente ordenado a diferencia de cómo era en el alambique, podría haber conseguido sientes de tesoros y secretos de mi socio, pero no podía pensar con claridad, la puerta se abrió y Alfie entró con un corte en el labio, se quitó el abrigo pasando junto a mí para sentarse en su bergere reclinándose, se veía terrible.