Fire Witch.

Parte XX

Dos capítulos para el final!
Aguanten cabrxs!!!!

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Caitriona Markov.
Antes.

El escuadrón de la muerte arribó a París, semanas después de que la guerra explotara conmigo al mando como capitán el mundo ardía en llamas. Las trincheras embarradas, me deslicé por el campamento con el cigarrillo en los labios mientras la lluvia caía a cántaros.

– Capitán Markov, reportándose – Anuncié poniéndome firme para observar al rubio que revisaba un mapa sobre la mesa.

– Descansa Markov – Coloqué los brazos reas la espalda para observarlo atentamente – ¿Qué noticias trae su pelotón?

– Despejamos el norte, señor, avanzamos rápido, descansaremos y nos abasteceremos esta noche para continuar.

– El escuadrón 22 las acompañará hasta Burdeos, luego podrán continuar su camino.

– Gracias señor.

– Vaya a ver al comandante Solomons para que organicen todo.

– Si, señor – Me despedí girando sobre mis talones para volver a caminar entre las tiendas para buscar al hombre.

Subí el cuello de mi abrigo cuando entré al galpón de los soldados heridos descansaban, podía oler la sangre y el sufrimiento en el aire encerrado de la tienda gigante.

– Busco al comandante Solomons – Murmuré para ver a la enfermera que estiró su mano señalando el otro extremo de la tienda que atravesé apresuradamente, justo a las afueras otra tienda de campaña estaba iluminada – Comandante Solomons – Llamé acomodándome el sombrero para contener el cabello dentro de ella, la tela de la puerta se abrió dejando salir a un alto hombre de bigote y cabello castaño cobrizo, los ojos azules me barrieron de pies a cabeza mientras se sacaba el cigarrillo de la boca, llevaba el uniforme abierto dejando ver una camisa blanca por debajo – Soy La capitán Markov.

– ¿Del escuadrón Belga? – Asentí firmemente – pasa, tenemos bastante de que hablar, llegas tarde – me quité el sombrero entrando a la tienda de campaña seguida de él.

Hoy.

Me tendí en la cama cuando el sol comenzó a meterse por los visillos, estaba sola, encontrarme sola me hizo apretar los ojos ¿funcionaría algo así entre nosotros? Alfie y yo no la pasábamos trabajando, negociando, viajando, era un puñetero caos, me levanté con una sonrisa, los dedos de Alfie habían dejado moretones en mis caderas donde se habían hundido para sostenerse a mí, todo mi cuerpo dolía, me amarré el cabello recogiendo el kimono del suelo mientras buscaba ropa interior limpia en el cajón que Alfie había apartado para mí, la casa estaba en silencio.

– Bésame fuerte antes de irte, tristeza de verano, solo quiero que sepas, que cariño eres el mejor – Canté bajando a trote las escaleras, la alegría rebosaba cada poro de mi piel – Tengo puesto mi vestido rojo esta noche, Bailando en la oscuridad, a la luz de la pálida luna, mi cabello hecho con un gran estilo de reina de belleza – Me quedé en silencio al abrir las puertas que daban al comedor encontrándome con Alfie sentado a la cabecera de mesa, un hombre junto a él me daba la espalda – Creí que estabas trabajando – Comenté acercándome lentamente cuando se levantó, estaba pálido con el rostro compungido.

– Primor este es mi hermano – Se apresuró a decir mientras el otro se colocaba de pie, se giró lentamente, al principio me costó reconocerle, se había afeitado el bigote y sus verdes ojos ahora, bien abiertos, habían perdido un tanto el brillo, de inmediato los recuerdos comenzaron a llegarme, negué con la cabeza, mi pecho se apretaba.