5. Mascotas peculiares

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En mi sueño estaba rodeada de niebla, por momentos se volvía tan densa que comenzaba a ahogarme, tosía e intentaba alejarme pero estaba en todos lados, una sombra cruzó por mi lado a tanta velocidad que me tiró al suelo, la vi alzarse sobre mí, er...

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En mi sueño estaba rodeada de niebla, por momentos se volvía tan densa que comenzaba a ahogarme, tosía e intentaba alejarme pero estaba en todos lados, una sombra cruzó por mi lado a tanta velocidad que me tiró al suelo, la vi alzarse sobre mí, era un hombre alto; no podía gritar ni moverme, tampoco podía ver del todo su rostro por la niebla, quise hacer algo pero me estaba debilitando, un brillo azul apareció iluminando su rostro, él...

—¡Anabelle!

Salté de la cama al oír el grito y casi me desnuco al enredarme con las sábanas, estaba muy sobresaltada por el sueño reciente.

Corrí al piso de abajo apenas despierta y encontré a mi abuelo en medio de la sala apretando contra si una toalla y tan rojo como mí cabello.

—¿Quieres explicarme en qué clase de brujería te has metido? —exigió.

—¿De qué hablas, abuelo?

Lo miré confundida y levemente adormecida.

—¡Hay un puto demonio negro en la ducha!

Por un momento arrugué el ceño en confusión intentando asimilar sus palabras.

Caminé detrás de él al baño y entonces lo vi.

¡El gato!

Estaba dormido dentro de la ducha enroscado en una oscura bola de pelos, me eché a reír cuando mi abuelo intento cogerlo y este casi lo arañó.

Me acerqué y el felino se echó a mis brazos con toda la confianza y ronroneó de placer cuando lo acaricié.

—Debes tener hambre ¿a que si? —le dije al minino con voz de idiota.

—Meaw.

—¡Carmen! ¡Nuestra nieta es parte de un culto adorador de felinos endemoniados!

Puse los ojos en blanco y dejé que mi abuelo se duchara, le di de comer al gato antes de hacer mi rutina mañanera. No tardé tanto en bajar, sin embargo, cuando lo hice mis abuelos estaban vestidos y listos para salir.

—Vamos al velatorio del Sr. Stuart, volveremos quizá después de medio día.

Asentí y los vi marcharse, enseguida, oí el sonido de mi móvil en el piso de arriba, corrí a buscarlo y el identificador pude ver que se trataba del dueño del gatito.

—¿Hola?

La voz al otro lado de la línea se me hacía vagamente familiar.

—Aquí Anabelle.

¿Aún posees a mi gato?

—¿Esa enorme bola de pelos que se adueño de mi cama? Creo que sí. —dije divertida.

Vale, estoy llegando por él a la dirección que me enviaste —su rasposa voz se me hacía ahora bastante conocida.

No me dio tiempo de nada antes de escuchar el timbre, mi cabello estaba hecho un desastre como de costumbre y aunque llevaba sujetador aún tenía puesta mi pijama.

Colder✅ [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora