Colder✅ [Libro 1]

14. Diques rotos

Hace unos años, tuve un horrible despertar, lleno de dolor, rabia, gritos y algo un poco más macabro. Luego de eso, nada, oscuridad.

Un segundo despertar me hizo dudar de mi misma, todos contaban una versión muy diferente de lo que me había sucedido. Poco después hablaría con mi abuela, siendo ella la única hasta el momento que ha creído en mi palabra.

Para todos aquellos que me conocían en ese entonces solo había entrado al hotel por curiosidad y una caída me causó un fuerte golpe en la cabeza.

Pero no fue así. Los recuerdos eran tan vividos en este momento que llegué a temer estar de vuelta en pasado, era como si de pronto el dique que me había esforzado por construir estuviera cediendo, de una forma desastrosa.

Más y más fragmentos de esa noche llegaban, pero aún había tantos huecos en mi memoria que solo eran trozos inconclusos.

El día se me hizo eterno, como suele suceder cuando estas dándole tantas vueltas a algo.

Y no solo era la nueva oleada de recuerdos lo que me atormentaba.

Había más, dos cosas de adolescente ridículamente tonta:

Mi posible beso con Arion.

Y el certero beso de Kate con Evan.

Ella me aseguró que él no le gustaba, pero vamos, Evan es un papucho, es tierno y cortés...a veces, cuando no está siendo un completo idiota hosco, estúpido y...

Estoy enloqueciendo, si, definitivamente estoy loca.

A la hora de la cena estoy con mi celular teniendo una agradable y normal conversación con mi antiguo grupo de amigas, hacía tanto que no me sentía tan calmada.

Chismes, chicos y universidades. Trivial, normal e impersonal.

Nada de pasado, asesinos, desapariciones, amigos bipolares, chicos estúpidos que te rescatan del bosque, o de...

Una imagen aparece como un flash y me hace soltar el teléfono.

—Ya te dije yo que ibas a fundir esa cosa —masculla mi abuelo.

Al parecer sigo aturdida, porque mi mente me está jugando malas pasadas. Me disculpo con ellos antes de subir a mi cuarto, conecto el móvil y opto por ducharme.

La calidez del agua devuelve la soltura a mis músculos agarrotados, como ya me he acostumbrado, solo salgo cuando mi cabeza esta serena y mis dedos como pasas.

Me doy cuenta de que la laptop de Kate sigue aquí, la cojo y voy a la cama, la conexión de Wi-fi es bastante lenta, así que me decanto por leer un poco en lugar de ver una película que sería lo que normalmente haría.

Una hora más tarde he vuelto inconscientemente a la historia de la fundación, he encontrado más artículos y un libro digital en la página del periódico local. Lo descargo en caso de perder la conexión y me enfrasco en la lectura.