45. Alianzas peligrosas (Parte I)

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Hacía mucho tiempo que no me preocupaba por huir de piezas de joyería

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Hacía mucho tiempo que no me preocupaba por huir de piezas de joyería. Los vampiros éramos suceptibles a piedras puras, era como kriptonita, reducía nuestra fuerza en un 85% dejándonos prácticamente como simples mortales. Ni hablar de las quemaduras que causaban; el oro y el diamante eran los peores, estar a un par de metros de distancia provocaba náuseas y que nuestros ojos se encendiesen y apagasen como luces navideñas.

—¡¿De dónde coño ha sacado una mina este tipo?! —Dick se encontraba tirado en el suelo con un brazo sobre su cabeza.

—Tiene contactos —murmuró, Agniet con los ojos cerrados—. Sus padres adquirían dinero amenazando a mortales poderos, les prometía inmortalidad si eran fieles y si no, solo les mostraba los colmillos.

—¿Y a nadie se le ocurrió delatarlo? —Elya levantaba apenas la cabeza.

—Muchos vampiros viven así, extorsionando humanos con poder, políticos en su mayoría. A los cuales obviamente no les conviene una catástrofe mundial y ese es justo el sinónimo de que el secreto se sepa. El trabajo del trono es mantener ambos mundos bajo control y separados, pero no puede echarle mano a todos los vampiros del mundo, en especial a los que no están bajo su régimen.

Como cada vez que la mujer de cabello blanco hablaba nosotros guardamos silencio.

Ocupaba la única cama de la habitación y parecía muy cómoda mientras nosotros tratábamos de no rozar cualquiera de las paredes empedradas.

La celda contaba con una pared lisa donde estaba la pequeña cama, un banquillo que ocupaba Agniet, un lavamanos y más nada. Las otras dos paredes eran de concreto con grandes piezas de oro incrustadas y los pequeños diamantes en los barrotes destellaban con la luz.

Nos separaron en dos grupos, Víctor fue llevado a una celda especial cuando sin importar el humo que salía de sus manos casi rompe los barrotes. Athan, Val, Oded, Simour y su esposa Rinna, sobrevivientes del clan, están al otro lado. Mientras que Agniet, Elya, Dick y yo estamos aquí con su casi alteza real Athea.

—¿Tu trono sabe de esto? —inquiero molesto.

—Cuida tu tono, las filas del trono están dispuestas solo para casos extremos. Estos son pequeñeces, ya encontraremos como salir, además he estado en la cabeza de su líder. Es un poco impulsivo pero muy poderoso.

—¿Y tiene sus esperanzas en Arion? —se queja la aspirante— ¡Nos vendió! Ni siquiera lo conozco pero no quiero a un líder como él y tampoco confío en que nos ayude. Usted podría llamar a los Iluminati, los Vulturis o que se yo para que nos saque y solo se queda ahí, quieta.

Los ojos de Athea brillaron con fuerza antes de apagarse de nuevo.

De un momento a otro Elya estaba siendo sometida por la miembro del consejo, su cara a centímetros de la pared y retorciéndose con una mueca de dolor.

—Incluso aquí soy más fuerte que cualquiera de ustedes, niñita. No olvides mi título y que este aquí no significa que mi lado o el del trono sea el suyo.

Colder✅ [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora