Ninguno había musitado palabra desde que impulsivamente Arion nos había hecho salir del apartamento casi a trompicones. Me quedé muda, apenas nos dio tiempo para coger algunas cosas antes de partir y ni siquiera tuvo la amabilidad de decirme hacía donde íbamos.
—Ni siquiera no has dicho a donde vamos —me quejé rompiendo el tenso silencio.
—Basta de curiosidad, Roja —seguía molesto, podía verlo, incluso oírlo en su "Roja".
Condujimos por toda la ciudad, no había podido apreciar antes lo grande que era, ni tampoco que era aparentemente zona industrial. Había muchas vallas que indicaban los nombres y dirección de los distintos complejos y distribución de lo que sugerían ser tuberías. Me quedaba viendo algunos con curiosidad al pasarlos.
—Es una ciudad gasífera —explicó Eris al verme intentar leer el tercer indicador—, uno de los yacimientos más importantes del país está aquí. Hay varias plantas, incluso una abandonada en las afueras. Hubo una explosión hace años y solo quedó la construcción vacía.
Entonces lo supe...era ahí a donde nos dirigíamos, el único lugar donde Ashton podría esconder cualquier cosa sin tener a las miradas curiosas de los humanos entrometiéndose.
Arion confirmó mis sospechas cuando al alcanzar el límite de la ciudad hizo un giro que nos hizo cambiar de la carretera de asfalto a una de tierra, seguía habiendo letreros que indicaban en cuenta regresiva los kilómetros faltantes, en el número 8 Arion sacó la camioneta del camino.
—¿Qué haces? —me tambalee mientras él intentaba pasar sobre ramas y rocas— ¡¿Estás loco?! ¡Es bosque!
—No podemos seguir en auto, el motor va a oírse, hay que seguir a pie.
—¡¡Ocho malditos kilómetros, Vriklas!! ¡Ocho! —grité.
La camioneta quedó completamente cubierta por los árboles, aunque ciertamente dejamos un camino de arbustos atropellados. Arion se echó al hombro una mochila que, a saber que contenía y bajó del auto sin ver atrás.
Eris y yo nos miramos con idénticas expresiones de estupefacción.
—Tu novio esta demente.
Gemí con frustración.
—Lo sé y no somos novios...creo.
Bajamos del vehículo para comenzar a seguir a Arion a través del bosque, sip, por lo visto era peligroso ir por la vía a paso humano.
Él iba adelante y de vez en cuando desaparecía para evaluar el área.
—No puede ser, voy a morir —se quejó Eris.
Sorprendentemente yo no estaba cansada, por el contrario la caminata me desesperaba en otro sentido, quería correr y acabar con la distancia de una vez. Algo me decía que si así lo quería podía hacerlo pero no podía dejar a Eris atrás.
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Colder✅ [Libro 1]
VampireEn mis visitas al pueblo de Atenas la alegría siempre fue predominante, hasta aquel desastroso verano que marcaría mi vida para siempre. Ahora, tres años después, tendría que volver y enfrentarme a mis traumas. Sin contar que lo que se escondía tra...