Q U I N C E

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"Citas repletas de besos"

Miró a Jungkook sacar las llaves de su bolsillo y abrir la puerta sin dificultad. En realidad lo había estado viendo durante todo el camino ¿Quién no lo haría teniendolo al lado? El menor era todo labios hinchados, mejillas rojizas y mirada brillante. Era simplemente atrayente.

Finalmente entraron en la vivienda y él simplemente tiró en cualquier lugar las mochilas que cargaban y apresó al castañito contra la puerta que acababa de ser cerrada volviendo a tomar control sobre su piel.

Jungkook pareció sorprenderse por un momento pero pronto tenía sus brazos estirados por sobre los hombros. Había notado que Jungkook ladeaba siempre su cabeza cuando besaba su cuello buscando más de él. Tan lindo.

Sus manos tomaron pronto sus muslos alzándolo del suelo, y las piernas de Jungkook se enredaron en su cintura, se encaminó a la habitación que ya conocía muy bien. Corrió la camisa de Jungkook exponiendo su hombro repartiendo besos por esa área también, sintió como tembló entre sus brazos haciéndolo sonreír contra la piel suave del menor. Al llegar a la habitación prácticamente tiró a Jungkook sobre el colchón sacándole una exclamación de sorpresa, y una mirada que claramente reclamaba que lo hubiera tirado así. En otro momento se hubiera disculpado, incluso reído. Pero estaba tan molesto.

Era tan malditamente posesivo. Se colocó sobre Jungkook y siguió marcando toda la piel expuesta de él.

Las cosas se habían descontrolado dentro de él cuando Chulseung se había topado con él la semana anterior sosteniendo el tabique de su nariz. Desde que le habló por primera vez de Jungkook, aunque fue para quejarse de que él le había roto la nariz, lo había notado. Esa mirada brillante y esa sonrisa socarrona. Chulseung no veía a Jungkook precisamente como un chico, lo veía como un maldito trozo de carne. Como el último maldito trozo de carne comestible del mundo.

Se alejó finalmente de él, tan solo unas pulgadas, las suficientes para mirarlo y para resistir la tentación de volver a pegarse a él.

Mirándolo así no podía culpar del todo a Chulseung. Jungkook era deseable, demasiado. Cualquier chico al menos bi-curioso lo notaría. Pero él no, él entendía que era jodidamente guapo, él lo entendía. Pero no quería que los demás lo hicieran, no quería que nadie viera este lado de Jeon. El desastre en que él lo había convertido.

No quería que nadie viera a Jungkook bajo él, con las pupilas dilatadas y los ojos brillosos. No quería que nadie tuviera acceso a su piel, no quería que él le echara los brazos al cuello a alguien más. No quería que nadie más pudiera sacarle la corbata a su antojo y descolocar su camisa al nivel que él lo hacía. Él no quería a Jeon Jungkook con nadie que no fuera él.

-¿T-Tae...?-Preguntó el castaño bajo él sacándolo de sus pensamientos, haciéndolo relajar sus músculos que sin notarlo habían pasado todo el rato tensos.

Él suspiró. Relajándose finalmente. Notando que su lado posesivo lo había llevado al límite otra vez.

-Lo siento-Se disculpó con la voz rasposa, sin quitarle la mirada de encima.

Jungkook pareció levemente decepcionado de que se disculpara y solo asintió.

-No tienes por qué hacerlo-Respondió retirando sus brazos de alrededor de su cuello. Jungkook iba a levantarse dando todo por terminado. Estaba seguro de que en el momento en que Jungkook dejara esa cama todo se acabaría, se volvería incómodo como el infierno y tendrían que pasar de nuevo por lo mismo de la última vez, se arreglarían y fingirían que nada había pasado, hasta que él tuviera suficiente de todo de nuevo y volviera a desencadenar la misma secuencia. Una y otra vez. Él no quería eso. Jungkook lo empujó levemente moviéndolo a un lado levantándose de la cama.

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